El arsenal de Erandio
EL DESCUBRIMIENTO en Erandio de un nutrido dep¨®sito de armas de ETA Pol¨ªtico-militar constituye un nuevo acierto de la polic¨ªa, tras la liberaci¨®n del doctor Iglesias. Pero este ¨¦xito no deber¨ªa llevar a conclusiones triunfalistas. Todav¨ªa queda un largo trecho por recorrer en la lucha contra el.terrorismo, y el lanzamiento de las campanas al vuelo. antes de tiempo podr¨ªa tener efectos contraproducentes. ETA Militar mantiene en su poder al industrial Lipperheide y ETA Pol¨ªtico-militar, aunque duramente castigada en la ¨²ltima semana, no ha sido todav¨ªa desarticulada. Ni siquiera cabe descartar la posibilidad de que esta banda terrorista rompiera totalmente la tregua y se lanzara a una desesperada hu¨ªda hacia adelante para recuperar su sangriento "prestigio" o intentara un acercamiento a ETA Militar al sentirse desbordada por los acontecimientos.Parece ocioso recordar que no son las armas sino los hombres y mujeres que aprietan sus gatillos los que asesinan. Aunque la espectacular operaci¨®n de Erandio ha privado a los activistas de un verdadero arsenal mort¨ªfero, el peligro de nuevos atentados y secuestros no queda conjurado. Con dinero y contactos, cualquier organizaci¨®n clandestina puede adquirir armamento en el mercado negro que alimentan los mercaderes del crimen. En el escenario internacional no faltan padrinos dispuestos a financiar, avituallar y proteger a grupos terroristas que favorezcan estrategias de la tensi¨®n y desestabilicen reg¨ªmenes democr¨¢ticos.
El secuestro del doctor Iglesias demostr¨® que ETA Pol¨ªtico-militar busca fondos para mantener en el ocio a sus liberados y conservar sus redes de infraestructura. La descabellada Cretensi¨®n de ETApm de que el secuestro de un ciudadano no debe ser interpretado como una acci¨®n armada que rompe la tregua terrorista resulta absurda en t¨¦rminos racionales, pero es congruente con el confuso magma te¨®rico y ret¨®rico que anima las voluntades de la organizaci¨®n. Convencidos de ser los motores de la historia, estiman que en ¨²ltima instancia la vida p¨²blica debe hallarse bajo su vigilancia y control, y consideran un deber ejercer su tutela sobre la sociedad entera, convertida, a pesar de los votos depositados en las urnas, en el objeto de sus desvelos. Una de las razones por las que los miembros de esta minor¨ªa inasequible al desaliento persisten en su megaloman¨ªa de considerarse salvadores del pr¨®jimo es que su curaci¨®n pol¨ªtica les forzar¨ªa a trabajar en una f¨¢brica, en una oficina o en una profesi¨®n como el resto de los mortales y les obligar¨ªa a reconciliar sus delirios de grandeza con la humilde realidad de sus personas.
En la ¨¦poca en que el marxismo-leninismo de Pek¨ªn hacia furor en la izquierda radical europea, se citaba a. menudo una premisa de Mao Zedong seg¨²n la cual la mejor medicina para prevenir desviaciones peque?o-burguesas en los partidos revolucionarios era aplicar la receta de que "la pol¨ªtica debe dirigir siempre al fusil". Parece bastante claro ya que el brazo armado, supuestamente subordinado a la direcci¨®n pol¨ªtica, de las organizaciones terroristas termina siempre o casi siempre por alzarse con el control absoluto del aparato, merced al contundente argumento -al menos en el caso de ETA, y en todos los ejemplos de golpismo- de que quienes tienen las metralletas tambi¨¦n poseen la raz¨®n. El distanciamiento, primero, y la definitiva ruptura despu¨¦s, de Euskadiko Ezkerra con ETApm invirti¨® parcialmente esa tendencia hist¨®rica a que el fusil dirija la pol¨ªtica y consigui¨® encauzar hacia las v¨ªas pac¨ªficas y democr¨¢ticas a un importante sector de la izquierda abertzale. Sin embargo, esa considerable y meritoria victoria pol¨ªtica no ha logrado desarmar por completo el doctrinarismo de los violentos. Pese a la tregua acordada por los poli-milis despu¨¦s del 23 de febrero, la violencia armada posee una l¨®gica implacable que se abre paso incluso contra la voluntad de sus practicantes. El famoso alto el fuego de hace unos meses naci¨® viciado desde su origen, ya que los terroristas, a la vez que dejaban en libertad a los cuatro c¨®nsules, retuvieron secuestrado a Luis Su?er y no lo liberaron hasta cobrar un sustancioso rescate. La persistencia de una infraestructura terrorista -armamento, refugios, contactos, dinero para vivir sin trabajar ayuda a los activistas a convencerse de su necesidad hist¨®rica. Y esa "necesidad permanente de aprovisionamiento financiero" con la que ETApm trat¨® de justificar hace unos d¨ªas el secuestro del doctor Iglesias es la expresi¨®n evidente -de que sus activistas no saben o no quieren ejercer otro oficio que no sea un gangsterismo ennoblecido ret¨®ricamente por la pol¨ªtica.
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