Lafuente Ferrari prepara la quinta edici¨®n, ampliada con los contempor¨¢neos, de su 'Historia de la pintura espa?ola'
Presentaci¨®n de 'El Libro de Santillana' en el Museo del Prado, con nuevas aportaciones gr¨¢ficas y literarias
El director general de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, Javier Tusell, anunci¨® anteayer, durante el acto de presentaci¨®n de El libro de Santillana, de Enrique Lafuente Ferrari, la pr¨®xima creaci¨®n de un premio para impulsar "este tipo de libros de gran calidad, con destacada significaci¨®n sobre nuestro patrimonio art¨ªstico". Tusell se refer¨ªa a la reedici¨®n realizada por Ediciones de Librer¨ªa Estudio, de Santander, sobre un texto publicado por primera vez en 1955 y que ha sido actualizado por su autor y enriquecido con abundantes fotograf¨ªas de Angel de la Hoz y con una valios¨ªsima colecci¨®n de dibujos del arquitecto Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Fern¨¢ndez.
La presentaci¨®n de El libro de Santillana la realiz¨®, en el Museo del Prado, Luis Cervera Vera, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, interviniendo tambi¨¦n Federico Sope?a, director del Museo del Prado, que present¨® el acto como un homenaje a Enrique Lafuente Ferrari, actual presidente de la Asociaci¨®n de Amigos del Museo del Prado, que prepara la quinta edici¨®n de su Historia de la pintura espa?ola, donde incorpora los artistas y tendencias de las ¨²ltimas d¨¦cadas.Enrique Lafuente Ferrari va a cumplir el pr¨®ximo mes de febrero 84 a?os y expresa con orgullo los 53 que lleva "al servicio del Estado espa?ol", del que ha visto "todas las tragedias de este siglo", desde la guerra de Filipinas, en la que es tuvo su padre, hasta la contienda civil de 1936, que le impidi¨® suceder en la c¨¢tedra a su maestro Elias Tormo. Con energ¨ªa en la voz y muy buena memoria, lament¨¢ndose porque la vista no le permite trabajar tanto como quisiera, Lafuente Ferrari recuerda las gratuitas concesiones de c¨¢tedras a los compa?eros de viaje en aquellos a?os, y c¨®mo, despu¨¦s de alg¨²n intento, hubo de conformarse con las oposiciones a la de la Escuela de Bellas Artes.
Antes hab¨ªa trabajado para estudiar, fue auxiliar de G¨®mez Moreno y de Tormo, oposit¨® al cuerpo de museos, trabaj¨® en la secci¨®n de estampas y grabados de la Biblioteca Nacional y fue haciendo acopio de toda la informaci¨®n necesaria para realizar su ya cl¨¢sica Historia de la pintura espa?ola que, agotada, va a aparecer pr¨®ximamente en su quinta edici¨®n aumentada y corregida. "Si Dios me da vida para terminarla".
Lafuente Ferrari no ha hecho acopio de cuadros, contra lo que se suele pensar de los cr¨ªticos de arte. Tiene, s¨ª, un Berruete, dos Zuloaga, un relieve de Julio Antonio, un retrato de Echevarr¨ªa, en total una docena de cuadros porque, dice, "no soy coleccionista, ni tuve dinero ni casa para haberlo sido". Sin embargo, habla con emoci¨®n de una sala dedicada a los grabados de Goya, su pintor preferido junto a Vel¨¢zquez y Picasso.
Los contempor¨¢neos
Precisamente sobre Picasso est¨¢ trabajando ahora para esa ampliaci¨®n "de sesenta o cincuenta p¨¢ginas, m¨¢s no porque se trata de un manual de historia que ya tiene 600", dice-, que va a introducir en su Historia de la pintura espa?ola. "Las corrientes actuales est¨¢n m¨¢s lejos de mi formaci¨®n", reconoce. Pero se admira de la cantidad de pintores j¨®venes que le saludan cuando interviene en alg¨²n acto o en alg¨²n tribunal de oposiciones. Muchos de ellos fueron alumnos suyos y, entre los mejores o los m¨¢s famosos, recuerda al canario C¨¦sar Manrique, a Antonio L¨®pez, "Anto?ito le llamamos, un ultrarrealista de ¨¦xito, y un chico que acaba de morir en Murcia, Mariano Ballester, que con el tiempo se revalorizar¨¢".Pero ¨¦stos no entrar¨¢n todav¨ªa en su historia. S¨®lo Picasso, con un cap¨ªtulo completo, "desde luego, hay que introducirlo" dice, y adem¨¢s V¨¢zquez D¨ªaz, "un capit¨¢n de j¨®venes, toda una personalidad humana, de brillant¨ªsimo ingenio", y Mar¨ªa Blanchard, por citar tres ejemplos.
Santillana viva
Enrique Lafuente Ferrari, acad¨¦mico, "cr¨ªtico jubilado" seg¨²n sus propias palabras, e historiador, es tambien un escritor "aunque no haya publicado nunca libros de creaci¨®n". Lo demuestra en El libro de Santillana, que naci¨®, con brillante estilo y meticuloso acopio de datos, de sus viajes, en los a?os cuarenta, a las cuevas de Altamira para participar en aquellas conferencia que m¨¢s tarde dieron paso a la famosa Escuela de Altamira. "Hasta di, lo que es un r¨¦cord original", recuerda, "una conferencia en el vest¨ªbulo de la cueva sobre el significado de sus pinturas".El libro, enriquecido en su nueva edici¨®n, es un paseo por la Santillana de todos los tiempos, casa por casa, con todas las piedras de una villa que es, m¨¢s que ninguna otra en Espa?a, "arquitectura museal y viva". Una Santillana del Mar que Lafuente Ferrari recuerda con vacas recorriendo las callejuelas por donde ahora circulan autom¨®viles aunque "la salvan, d¨¢ndola vida cultural", dice, "personas como el editor barcelon¨¦s Gustavo Gili o como los promotores de la Fundaci¨®n Santillana que compran casas y las restauran, marcando el mejor porvenir de la villa".
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