El sistema de protecci¨®n espa?ol, lejos de la media europea
En Francia ha dicho el diario Le Monde que la Seguridad Social es esa instituci¨®n p¨²blica de la que todo el mundo habla, pero muy poca gente conoce. En Espa?a deber¨ªamos decir que es algo de lo que s¨®lo hablamos mal y desconocemos totalmente. No se explica en otro caso, salvo por inconfesados intereses electorales, que unos y otros hayan querido agarrarse a la comparaci¨®n con Europa para hacer triunfar sus posiciones. Despu¨¦s de los vanos intentos de reforma registrados desde 1966, incluido el ya democr¨¢tico de los Pactos de la Moncloa, a cuyo fracaso no es ajena la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE), ha sido esta organizaci¨®n la primera en urgir la necesidad de cambios.
A finales de 1980, la patronal culmin¨® un "amplio per¨ªodo" de debate interno, con su documento Ideas b¨¢sicas para un programa y posici¨®n empresarial sobre la Seguridad Social en Espa?a. A mediados del pasado, a?o consigui¨® introducir el ya conocido compromiso del Acuerdo Nacional sobre Empleo, con el objetivo de reducir costes salariales, culpados del mayor porcentaje de paro.Los objetivos centrales del documento de la CEOE, que sigue siendo su posici¨®n, eran tres: desacelerar los gastos de la Seguridad Social; posibilitar el acceso del sector privado a determinadas actividades, en pro de la eficacia; y trasvasar progresivamente al Estado el coste del sistema. En poco m¨¢s se concret¨® dicho debate interno, salvo en pedir como instrumento de la reforma una ley B¨¢sica de la Seguridad Social que determinara los tres pilares del sistema: el b¨¢sico, que alcance a toda la poblaci¨®n y sea pagado por el Estado; el profesional, a cargo de cotizaciones; y el "libre". Quer¨ªa y quiere la mayor presencia privada en los dos primeros y la exclusiva del tercero.
Todo deb¨ªa pasar por la mayor aportaci¨®n de los beneficiarlos, "hasta alcanzar los niveles medios de los pa¨ªses de nuestro entorno". En pro de este argumento, la CEOE no ha dejado de insistir en comparaciones con Europa, y especialmente en que en Espa?a las cotizaciones sobre salarlos significan m¨¢s del 80% de los recursos totales de la Seguridad Social, y las empresariales duplican o triplican porcentualmente las de la Comunidad Econ¨®mica Europea, a cuya integraci¨®n aspiramos. Luego ha preferido la comparaci¨®n con la veintena de pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), donde, debido al menor peso de la Seguridad Social y el sector p¨²blico de pa¨ªses como Jap¨®n, Estados Unidos y Canad¨¢, los t¨¦rminos son m¨¢s favorables (v¨¦ase cuadro n¨²mero 1).
Los sindicatos, que admiten, no obstante, la necesidad de trasladar costes por la v¨ªa fiscal, pues ¨¦stos son desgravables en las exportaciones y as¨ª no se perdjudica la competitividad, pusieron de manifiesto que los datos no resisten coniparaciones. Aunque entienden el agobio porcentual de las cotizaciones, observaron que en Espa?a su peso sobre la renta disponible es muy inferior al de Europa (16% sobre PIB, frente al 24% o 25% de media europea), pero debido a que aqu¨ª la representaci¨®n del sector p¨²blico es muy inferior.
En efecto, incluso los datos de la OCDE reflejan que hay siete pa¨ªses con mayores cotizaciones sobre PIB. De otra parte, los ingresos fiscales, incluyendo las cotizaciones a la Seguridad Social, dejan a Espa?a en ?ltimo lugar, despu¨¦s de Turqu¨ªa.
Puede discutirse la opini¨®n patronal de que "a nivel mundial se observa una clara relaci¨®n entre el nivel de desarrollo de cada pa¨ªs y el volumen negativo de gastos sociales" (ah¨ª est¨¢n los casos de Alemania Federal o el Benelux)
El propio Libro Rojo para la reforma de la Seguridad Social, elaborado por expertos del extinto Instituto de Sanidad y Seguridad Social, al confrontar el "modelo europeo" con el espa?ol, concluye que, a¨²n cuando el espa?ol est¨¢ pr¨®ximo a la hip¨®tesis media, sobre todo en acci¨®n protectora, "en determinados aspectos evidencia un gran desequilibrio, por carencia o insuficiencia, respecto a las pautas generales".
Las normas m¨ªnimas
Seg¨²n dicho estudio, no existe el citado modelo europeo, pues los propios pa¨ªses comunitarios comparan sus sistemas a trav¨¦s del convenio 102 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT), norma m¨ªnima desde 1952, que Espa?a no ha ratificado, a pesar de que en 1978 firmaba la Carta Social Europea y que ¨¦sta se remite b¨¢sicamente en materia de SS al citado convenio.
El cotejo realizado entre Espa?a y las normas del convenio 102 indica que nuestra Seguridad Social alcanza, e incluso supera ampliamente, la mayor¨ªa de las prescripciones. Sin embargo, los principales desajustes son: exclusi¨®n de la protecci¨®n de enfermedades mentales y de la asistencia odontol¨®gica completa, limitaciones normativas para la hospitalizaci¨®n no quir¨²rgica, participaci¨®n de los beneficiarios en los gastos de farmacia durante el embarazo y parto, elevada tasa general de participaci¨®n de los beneficios en los gastos de farmacia (40%), limitaci¨®n del subsidio de desempleo (en determinadas situaciones de paro prolongado puede pugnar con los principios expresados en el convenio), exigencia de alta en el aseguramiento en el momento de producirse el hecho causante de pensiones, exigencia de que todo o parte del per¨ªodo de carencia requerido para tener derecho a pensi¨®n est¨¦ comprendido en un per¨ªodo de tiempo inmediatamente anterior a la fecha del hecho causante, insuficiencia del importe global que se destina al abono de las prestaciones de protecci¨®n a la familia, establecimiento de efectos suspensivos o extintivos en las pensiones cuando media "conducta deshonesta o inmoral" de la viuda o de los hu¨¦rfanos, inexistencia de reglas predeterminadas para la actualizaci¨®n autom¨¢tica de pensiones.
El cuadro situado arriba recoge los desequilibrios entre Espa?a y los pa¨ªses comunitarios en las diversas prestaciones. Seg¨²n el Libro Rojo, la estructura del gasto entre Espa?a y CEE es muy similar en sus rasgos principales, pero con una importancia muy inferior de la protecci¨®n familiar y superior, en cambio, de las de las prestaciones por desempleo, debido al mayor porcentaje de empleo espa?ol y su financiaci¨®n.
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