Que cumplan el ANE
A pesar de los pactos firmados entre la patronal y las organizaciones sindicales, las negociaciones de nuevos convenios colectivos provocan menos brotes de conflictividad laboral. Cada una de las partes se acusa de no cumplir los acuerdos, especialmente el Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE). Este art¨ªculo, desde la UGT, recoge las principales denuncias que los trabajadores vienen haciendo a la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE).
Iniciado 1982, comienza la hora de la verdad para el ANE, la hora de tomar medida a los esfuerzos y las voluntades de las fuerzas sociales en hacer realidad, y no cumplimientos formales, los acuerdos.El ANE nace en unos momentos cr¨ªticos para las nuevas pautas pol¨ªtico-sociales que el pueblo espa?ol ha convenido en dotarse. Es una toma de conciencia precipitada en el tiempo (la lecci¨®n del joven frente a la experiencia de la madurez) que exige no ya el abordamiento de los problemas de fondo, sino tambi¨¦n la forma en que han de serlo. Por tanto, si importante es el ANE como herramienta para la b¨²squeda de salidas a la crisis econ¨®mica, abordando su principal y m¨¢s grave lacra social, econ¨®mica y pol¨ªtica, tal cual es el paro (de ah¨ª el apelativo empleo), tan importante es como modelo de comportamiento social para crear el clima y las condiciones necesarias, lo que requiere el concierto de todos los sectores sociales implicados (acuerdo nacional). En consecuencia, no caben actitudes tibias o formales. Es mucho lo que est¨¢ en juego.
Con esta trascendencia, la lectura del ANE es sencilla. Los trabajadores con empleo se solidarizan con los parados y acceden a disminuir el valor real de sus salarios a cambio de m¨¢s y mejores prestaciones para ¨¦stos. La reducci¨®n de los costes empresariales ha de evitar que siga aumentando el paro (mantener el empleo) y una recomposici¨®n del excedente empresarial que, canalizado a la inversi¨®n, junto con la que genere el sector publico, permita la creaci¨®n de los puestos de trabajo que la sociedad demanda.
Sin embargo, en esta hora de la verdad ya tenemos elementos objetivos para afirmar- que mientras los sindicatos tienen una inequ¨ªvoca voluntad de cumplimiento y luchar¨¢n por ello; mientras el Gobierno se mueve en el dif¨ªcil alambre de los intereses que representa y el electorado que lo sustenta, y en la medida de sus incapacidades, capear¨¢ formalmente el temporal, la CEOE, que no quiere (lo ha dicho) y que no quiso (circunstancias mandan) el ANE, se limitar¨¢ a no cumplirlo, si bien formalmente no dar¨¢ esa imagen, en tanto que imputar¨¢ el fracaso a los sindicatos y a la pol¨ªtica del Gobierno, que no a ¨¦ste.
Los avatares en la gestaci¨®n del ANE, protagonizados por la CEOE y su actual actividad en la negociaci¨®n colectiva, permiten corroborar la afirmaci¨®n anterior.
- Un acuerdo paralelo, que no vinculado al ANE, de devoluciones a cuenta del patrimonio sindical, que reconoce un derecho y la necesidad y consolidaci¨®n de los sindicatos para la construcci¨®n y ejercicio de la democracia sirve a la CEOE como primer pretexto. Se quiere dar la imagen de que los sindicatos se han vendido y de paso neutralizar la operaci¨®n. La maniobra no merece. m¨¢s calificativo que de burda.
- La cuantificaci¨®n de los objetivos de empleo, c¨¢lculo siempre dif¨ªcil, en la cifra de 350.000, es mero pretexto. La CEOE crea la imagen de imposibilidad de cumplir el ANE, por serlo la creaci¨®n de tal n¨²mero de puestos de trabajo. Esto no s¨®lo lo dice despu¨¦s de firmarlo (es el compromiso que le corresponde), sino que adem¨¢s no es el objetivo del ANE. Detener el aumento del paro, situ¨¢ndolo en 1982 en igual nivel que en 1981, es, el objetivo. Cumplirlo ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil renunciando a los despidos individuales, en los que los empresarios se gastaron en 1980 la cifra de 200.000 millones de pesetas (el 25% del cap¨ªtulo de inversiones de los Presupuestos del Estado), y al paso, se reducir¨ªa el gasto p¨²blico en subsidios de desempleo y habr¨ªa m¨¢s recursos para invertir. Tambi¨¦n se contribuir¨ªa con. la sustituci¨®n de jubilaciones anticipadas.
- Un conjunto de razones de intereses apoyan un extra?o malabarismo para impedir el funcionamiento de la Comisi¨®n de Seguimiento. Dicha Comisi¨®n, imprescindible para la vigilancia y desarrollo del acuerdo, implica una presencia institucional de los sindicatos en niveles de decisi¨®n del Gobierno, en tanto que el ANE es factor determinante de la pol¨ªtica econ¨®mica. No puede aceptar esto la CEOE, que ve as¨ª a los sindicatos en un rol m¨¢s all¨¢ de meros legitimadores de la democracia.
El d¨¦ficit de los Presupuestos Generales del Estado permite argumentar a la CEOE que el Estado resta unos recursos al sector privado necesarios para las inversiones. Al margen de la discusi¨®n t¨¦cnica al respecto, las intenciones son otras. Neutralizar las exigencias sindicales a fin de forzar el papel inversor del, sector p¨²blico, para la creaci¨®n de empleo es una de ellas. Tambi¨¦n lo es condicionar la pol¨ªtica econ¨®mica, hacerla inoperante y evitar el riesgo de que el relanzamiento econ¨®mico venga por el lado del sector p¨²blico. De otro modo se pondr¨ªa de manifiesto que, efectivamente, es el sector p¨²blico la locomotora que ha de tirar del tren de la econom¨ªa para salir del t¨²nel de la crisis.
- Finalmente, tras anunciar con toda suerte de artificios que est¨¢ dispuesta a cumplir (?) el ANE, la CEOE distribuye una circular de instrucciones para la negociaci¨®n colectiva d¨®nde pone de manifiesto su intenci¨®n de que del ANE s¨®lo se aplique la banda salarial. No se negociar¨¢, o se har¨¢ inoperante, la sustituci¨®n de jubilaciones anticipadas a los 64 a?os. Argumenta que, aunque las nuevas contrataciones son menos costosas, es preferible esperar un a?o y amortizar esos puestos de trabajo. Conclusi¨®n: no s¨®lo no est¨¢ dispuesta a contribuir a evitar la ca¨ªda del paro (de 60.000 a 80.000 empleos), sino que se anuncia para 1983 la intenci¨®n de seguir amortizando puestos de trabajo.
?Por qu¨¦ esta actitud de la CEOE de cumplir el ANE s¨®lo en apariencia y cara a la opini¨®n p¨²blica? En primer lugar, por una raz¨®n formal.
Tras el Acuerdo Marco Interconfederal (AMI), que delimita unas coordenadas de negociaci¨®n colectiva adaptadas a la nueva realidad social, el ANE configura una pieza b¨¢sica de solidaridad entre los trabajadores, que tiende a superar la divisi¨®n de ¨¦stos en parados y con empleo.
La segunda raz¨®n es de fondo. El puro y duro, sin concesiones, reajuste econ¨®mico de ya cl¨¢sico corte neoliberal exigido por quienes dicen que los sindicatos son desestabilizadores por reivindicar unos salarios que generan paro. El ANE pondr¨¢ de manifiesto la falsedad de esta afirmaci¨®n; tres a?os de ajuste salarial, tres a?os de aumento- progresivo del paro. Exigido por quienes acusan a los trabajadores de falta de productividad, sin embargo ¨¦sta ha crecido a nivel global y en los convenios colectivos se niegan a negociarla. A nadie se le escapa que s¨ª los trabajadores espa?oles trabajan m¨¢s horas que los europeos y la producci¨®n es la mitad ser¨¢ que la organizaci¨®n del trabajo es deficiente, que la capacidad de gesti¨®n no est¨¢ a m¨¢s altura que la atribuida al trabajador, que la tecnolog¨ªa es obsoleta y porque, salvo excepciones, no hay criterios de empresa, s¨®lo de especulaci¨®n, donde lo! beneficios son privados y las p¨¦rdidas de todos.
En definitiva, peligra la vida del ANE. Y su muerte no ser¨¢ natural, sino provocada. Es necesaria la denuncia para que la sociedad espa?ola sepa que si, no obstante el ANE, hay conflictividad laboral, que la hay, que la est¨¢ habiendo, es porque uno de los firmantes no quiere cumplirlo. Los sindicatos lucharemos por el cumplimiento m¨¢s all¨¢ de lo puramente formal y los salarios. Que el Gobierno deje de ser un mero comparsa.
es secretario general de la Federaci¨®n de Alimentaci¨®n y Tabacos de UGT.
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