La vacuna contra la hepatitis B costar¨¢ 10.000 pesetas y ser¨¢ eficaz durante cinco a?os
Cerca de 175 millones de personas padecen actualmente de hepatitis B, enfermedad originada por un peligroso y contagioso virus, muy dif¨ªcil de combatir. Gracias a una reciente vacuna, cuya comercializaci¨®n en nuestro pa¨ªs es inminente, se espera conseguir al menos un gran aumento en la prevenci¨®n contra esta enfermedad. No obstante, las 65 semanas precisas para su elaboraci¨®n, as¨ª como la escasez de la materia prima (suero sangu¨ªneo espec¨ªfico) hacen que el precio de la vacuna vaya a superar las 10.000 pesetas. Por ello se han iniciado nuevas investigaciones, esta vez en el campo de la ingenier¨ªa gen¨¦tica, para reducir tan elevado coste.
La hepatitis es una dolencia conocida desde hace siglos. No se trata, sin embargo, de una ¨²nica enfermedad, ya que las causas de su aparici¨®n, as¨ª como la sintomatolog¨ªa manifiesta, son muchas y variadas: desde problemas puramente Fisiol¨®gicos (alteraciones en el sistema inmunol¨®gico, deficiencia hep¨¢tica ... ) hasta factores ex¨®genos, como el alcohol, las drogas, la alimentaci¨®n y, sobre todo, la infecci¨®n v¨ªrica. En nuestro medio parece ser que la gran mayor¨ªa de las hepatitis son producidas por tres tipos de virus: el A, el B y el no A no B. Y fue precisamente el descubrimiento, en 1968, de la existencia del virus B (causante del tipo de hepatitis que recibe su nombre) lo que permiti¨® comenzar los trabajos de investigaci¨®n sobre la vacuna recientemente puesta a punto.El responsable de la hepatitis B, es un virus grande que presenta en su interior una doble espiral de DNA y una enzima espec¨ªfica, la DNA-polimerasa. Sus componentes m¨¢s importantes son, sin embargo, determinadas sustancias proteicas que, por estar relacionadas con los procesos inmunol¨®gicos de los enfermos de hepatitis, constituyen los factores indispensables para la detecci¨®n, diagn¨®stico y consideraciones epidemiol¨®gicas y cl¨ªnicas de la enfermedad, en caso de ser encontrados en la sangre o l¨ªquidos org¨¢nicos.
Estos marcadores serol¨®gicos son el llamado ant¨ªgeno de superficie, que constituye la envuelta externa del virus; el ant¨ªgeno core, situado en la parte central del virus, y, por ¨²ltimo, un fragmento de dicho ant¨ªgeno core, el ant¨ªgeno e. Lo curioso de la hepatitis es que se trata de una enfermedad que puede ser padecida o simplemente portada. Esto quiere decir que no todas las personas en cuya sangre se detecta la presencia de los marcadores serol¨®gicos son enfermos de hepatitis. Se ha comprobado que la mitad de los casos no desarrollan sintomatolog¨ªa cl¨ªnica aparente ni alteraciones bloqu¨ªmicas ni histomorfol¨®gicas. Estos portadores sanos son capaces de transmitir la enfermedad, pero no la padecen, hecho que puede deberse a una hepatitis sobrepasada y curada. Son precisamente ellos los donantes del material indispensable para la producci¨®n de la vacuna: su suero sangu¨ªneo. Sin embargo, no todos los portadores corren la misma suerte, ya que un porcentaje elevado de ellos evoluciona hacia la hepatitis cr¨®nica, tanto leve como persistente, con evoluci¨®n r¨¢pida a la cirrosis o al c¨¢ncer de h¨ªgado.
Hace a?os, investigadores ingleses emplearon prote¨ªnas similares a virus, extra¨ªdas de las c¨¦lulas de tumores hep¨¢ticos, a fin de simular la resistencia a la enfermedad. Fue en la superficie de los cultivos de dichas c¨¦lulas donde se descubrieron ant¨ªgenos proteicos similares a los de las part¨ªculas del virus en la sangre. Los cultivos de c¨¦lulas de c¨¢ncer de h¨ªgado se pueden mantener, multiplicar y almacenar en congeladores, produciendo ant¨ªgenos del virus en esas condiciones, que constituyen una importante fuente de suministro para la elaboraci¨®n de la vacuna. Sin embargo, con esta t¨¦cnica tan s¨®lo podr¨ªa producirse una vacuna a peque?a escala. Este obst¨¢culo, junto con el hecho de que, hasta el momento, el virus B de la hepatitis no ha podido desarrollarse en ning¨²n tipo de cultivo de tejidos, pues no hay c¨¦lulas que permitan su multiplicaci¨®n, dirigi¨® las investigaciones hacia los descubrimientos del doctor Baruch Blumberg, que le supusieron el Premio Nobel en el a?o 1976.
Una vacuna muy tolerada
As¨ª, unos laboratorios de Pensilvania y en el Instituto Pasteur, de Par¨ªs, siguiendo la l¨ªnea de investigaci¨®n de este cient¨ªfico, han puesto a punto una vacuna fabricada a partir del plasma o suero de los portadores sanos de hepatitis B, el cual contiene cantidades ingentes de virus. La heptavax-7, nombre con que la han bautizado los norteamericanos, contiene esencialmente el ant¨ªgeno de superficie o Australia, puro y concentrado. Es necesario que el virus B est¨¦ muerto, pues si no podr¨ªa desencadenar la propia enfermedad, as¨ª como eliminar del plasma todos sus componentes y las sustancias procedentes de las c¨¦lulas hep¨¢ticas destruidas por el virus, lo cual originar¨ªa reaccIones de autoinmunidad.Miles de personas han sido vacunadas hasta el momento, aunque existen ciertos grupos que ofrecen una respuesta no del todo satisfactoria. Entre ellos se encuentran personas afectadas de determinadas enfermedades, como las renales, c¨¢ncer o bien de tipo cr¨®nico. Tambi¨¦n los trasplantados presentan problemas en su respuesta a esta vacuna, que en personas sanas garantiza una protecci¨®n de m¨¢s del 90%, al menos durante cinco a?os. La dosis necesaria para su acci¨®n se distribuye en tres per¨ªodos: dos inyecciones en el intervalo de un mes y una tercera de refuerzo a los seis meses.
Hay que resaltar que la mitad de las hepatitis detectadas en todo el mundo son debidas al virus B. En Am¨¦rica Central y Suram¨¦rica, en los pa¨ªses mediterr¨¢neos, as¨ª como en algunas zonas de Africa, Asia y Ocean¨ªa, se encuentra muy extendida. El porcentaje de portadores es del 1% al 2% y produce una mortalidad de uno de cada cien afectados.
La sangre, la saliva, la leche materna, la orina y el semen son los principales veh¨ªculos de transmisi¨®n de esta enfermedad, por lo que los grupos m¨¢s expuestos a contraerla son: personal hospitalario y sanitario, homosexuales, personas con funciones inmunol¨®gicas deficientes, sujetos a los que se haya transfundido sangre (pues hay ocasiones en que los donantes son portadores sin saberlo, lactantes y, por supuesto, personas en contacto con enfermos de hepatitis aguda o portadores cr¨®nicos.
Hasta ahora se utilizaban a t¨ªtulo de prevenci¨®n las inmuno y gammaglobulinas. Estas sustancias podr¨¢n seguir emple¨¢ndose, pero fundamentalmente como refuerzo de la acci¨®n de la vacuna. Aunque la hepatitis ha sido siempre considera como una enfermedad conflictiva, ya que se desconoce, por ejemplo, por qu¨¦ s¨®lo un porcentaje de las hepatitis agudas se hacen cr¨®nicas e incluso se habla de que se trate de una enfermedad autoinmune, esta vacuna de la hepatitis B ofrece grandes esperanzas para su prevenci¨®n y posible erradicaci¨®n futura.
No obstante, las investigaciones prosiguen: si se determina qu¨¦ parte de las prote¨ªnas del virus estimula la formaci¨®n de anticuerpos ser¨ªa posible sintetizar dichas prote¨ªnas, que no son sino la esencia de la vacuna. La ingenier¨ªa gen¨¦tica puede ser el art¨ªfice de este trascendental paso hacia la elaboraci¨®n de una nueva vacuna menos costosa y m¨¢s r¨¢pida. Bastar¨ªa con introducir el material gen¨¦tico del virus en una bacteria y esperar a que se transmita durante varias generaciones. Recoger, pues, las caracter¨ªsticas proteicas del virus B de esta sencilla forma no es m¨¢s que cuesti¨®n de tiempo y de puesta a punto de las t¨¦cnicas apropiadas.
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