Dos millones de nigerianos escucharon a Juan Pablo II en la ciudad de Onitsha
Dos millones de personas de las tribus nigerianas ibo y effik se reunieron para ver al Papa ayer en una gran explanada de un kil¨®metro y medio cuadrado, arrancada materialmente a la selva, en la tradicional ciudad de Onitsha, a las orillas del r¨ªo N¨ªger.
All¨ª no hab¨ªa nada. La gente estaba sentada en el suelo. Era un hormiguero humano en busca de esperanza, pero al mismo tiempo crucificado por una pobreza que para nosotros, los occidentales, resulta incre¨ªble e insoportable. Pero, eso s¨ª, con una capacidad de aguante y de resignaci¨®n sorprendente. Viven para sobrevivir. Todo lo dem¨¢s viene despu¨¦s. El Papa les habl¨® del sentido de la familia, del respeto a cada uno de los miembros de esta familia, del sentido de la fidelidad conyugal. Le escuchaban at¨®nitos."Musulma", dec¨ªa un joven que chapurreaba el ingl¨¦s. El Papa es para estos africanos como el gran jefe de tribu venido de otro mundo, "con palabras de bendici¨®n para todos", com.o titulaba el diario de orientanci¨®m musulmana Daily Times.
Juan Pablo II lanz¨® un emocionado llamamiento a los j¨®venes cristianos de Nigeria: "cuando seais mayores votad y haced que os voten". Estas palabras fueron interpretadas como el deseo de la Iglesia de participar activamente en la vida pol¨ªtica y social de este pa¨ªs. Precisamente, en este momento el Parlamento est¨¢ debatiendo una ley que legalizar¨ªa el aborto. Los cat¨®licos se oponen, pero son minor¨ªa.
El Papa, despu¨¦s de haberles dicho a estos j¨®venes "sed castos, resistid a todas las tentaciones contra la santidad de vuestro cuerpo", les anim¨® a luchar contra "los males de vuestra sociedad", que Juan Pablo II resumi¨® en estas palabras: "La corrupci¨®n, los gastos improductivos, la exhibici¨®n de la riqueza, el nepotismo, el tribalismo, el antagonismo pol¨ªtico, el aborto, la contracepci¨®n". Un buen cristiano, les dijo el Paga, "es un burn ciudadano y un buen ciudadano", a?adi¨®, "obedece las leyes, respeta a sus jefes, paga la contribuci¨®n al Estado y huye del alcohol y de la droga".
Juan Pablo II acab¨® dici¨¦ndoles que la juventud "es la edad de la esperanza, del entusiasmo y de los proyectos ideales", y tambi¨¦n que la juventud "no se declara vencida ante las dificultades y se distingue siempre por su esp¨ªritu de sacrificio".
El Papa no pierde la ocasi¨®n para demostrar con palabras de afecto su solidaridad con los "hermanos musulmanes", record¨¢ndoles que entre ellos y los cristianos existe una ra¨ªz com¨²n, que es "el Dios de Abraham, un dios monote¨ªsta".
En realidad, uno de los problemas que la Iglesia se plantea en el futuro de este pa¨ªs es la competici¨®n entre cristianos y musulmanes. "Entre Wojtyla y Jomeini", como titulaba period¨ªsticamente un diario.
Aqu¨ª los musulmanes se muestran con el carisma de la religi¨®n que "libera la africanidad" y presentan el catolicismo como la religi¨®n de "!os colonizadores".
Con mucho esp¨ªritu nacionalista, lo que s¨ª destacan los peri¨®d¨ªcos son las palabras dirigidas por el Papa a toda Africa, y que aqu¨ª se presentaron como dichas s¨®lo para Nigeria. Por ejemplo, cuando afirm¨®: "Estoy seguro que toda Africa, cuando se le permita gestionar sus propios problemas internos, sin presiones o interferencias por parte de potencias y grupos externos, no s¨®lo maravillar¨¢ al mundo con sus conquistas, sino que podr¨¢ dividir su sabidur¨ªa, su sentido de la vida, su respeto por Dios, con otros continentes y naciones".
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