En defensa de Garcia Carres
Alguna Prensa le ha dado a la boda del se?or Garc¨ªa Carr¨¦s un tratamiento miserable. La exorbitante cantidad de espacio y de importancia que por dos d¨ªas le ha dedicado, y que en una revista del coraz¨®n s¨®lo ser¨ªa estupidez cong¨¦nita, ha de achacarse en esta otra clase de Prensa a menos irresponsables y m¨¢s censurables motivaciones: las de un aprovechamiento malintencionado del suceso con miras a desacreditar por el rid¨ªculo a los protagonistas. Pero adem¨¢s esa mala intenci¨®n se hace expl¨ªcita ya en el atributo extra?a con que en el r¨®tulo capitular del primer d¨ªa se califica tal boda y sigue trasluci¨¦ndose aqu¨ª y all¨¢ en diversos rasgos ridiculizadores que, a decir verdad, se limitan a ser, salvo groseras excepciones, de matiz y retint¨ªn. Pero es que los autores saben que pueden permitirse esa cautela por concurrir en el caso circunstanci.as exteriores que facilitan grandemente sus innobles intenciones, circunstancias cuyo t¨¢cito aprovechamiento no hace, por lo dem¨¢s, sino acrecentar la vileza del intento, y que son, principalmente, estas tres: la edad de los contrayentes, la viudez de la novia y la obesidad y poco agraciada figura de Garc¨ªa Carr¨¦s. Con lo que, en sustancia, viene a resultar al fin que esa Prensa no ha hecho sino consagrar sus p¨¢ginas por dos d¨ªas consecutivos, y como tema principal, a practicar una de las m¨¢s despreciables y bellacas tradiciones folkl¨®ricas del siempre tan delicado y entra?able pueblo espa?ol: la cencerrada.Pero si a esto se a?ade que esa cencerrada se le dedica a una boda en la que uno de los contrayentes se halla hospitalizado por enfermedad y sujeto a la expectativa inminente de un proceso sumamente grave, entonces la actitud moral de esa Prensa no puede sino recordar, en ciertos rasgos, la que adopt¨® una parte de la Prensa espa?ola respecto de Eva Forest y otros detenidos a ra¨ªz del atentado de la calle del Correo. Pero no es incongruente que quienes, por otra parte, consideran que los terroristas deber¨ªan ser cazados como tigres estimen l¨ªcita cualquier indignidad de palabra contra los sentimientos y la vida privada de los presuntos golpistas./
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