C¨®mo perder un amigo
El nigeriano estaba triste. ?Qu¨¦ tendr¨ªa el nigeriano? El nigeriano estaba perplejo. "Es que ha venido el Papa, el se?or Wojtila, y nos ha soltado que eso de la poligamia no le gusta nada a la santa madre Iglesia", me dice un nigeriano amigo m¨ªo. Luego mira a sus ciento siete nietos y exclama: "?La hemos fastidiado!" Es que eso de tener varias mujeres (le explico con paciencia y cari?o) no est¨¢ bien; es degradante para ellas, aunque por delicadeza no te lo digan. Adem¨¢s, peor es lo nuestro, que nos ha prohibido desear sexualmente a nuestra santa esposa. El nigeriano se escama. Es verdad, hombre, insisto. Mira: una se?ora de Barcelona que despu¨¦s de tres a?os de matrimonio a¨²n le ve¨ªa algo a su marido est¨¢ hecha cisco. Y es que mucha gente aprovechaba esto del matrimonio para acostarse juntos. El Papa les ha descubierto."?Y no ser¨¢ que quiere despoblarnos?"', pregunta el nigeriano. ?Qu¨¦ va!, le digo (qu¨¦ suspicacia la de estos..., bueno, africanos).
Si tiene prohibido lo de no con cebir o echar a perder lo concebido. En M¨¦xico se le ve¨ªa feliz rodeado de ni?os debajo del sombrero. Ni?os vivos, ?eh? "?Ah! Pues ya s¨¦ lo que quiere", sonr¨ªe, malicioso, mientras junta y sepa ra deprisa el ¨ªndice y el mayor. Le afeo su vulgaridad: todo lo contrario, no s¨®lo est¨¢ a favor, sino que incluso ha dicho que los ¨¢ngeles tienen vida sexual, y no se equivoca nunca; as¨ª que... "No entiendo nada", y suspira.
Al cabo de un rato vuelve a la carga (son como ni?os). "Bueno, ?y qu¨¦ hago yo ahora con mis cinco mujeres? Est¨¢n ya un tanto viejas, y es tarde para ponerlas a estudiar". Se le ve preocupado, porque en el fondo ya comprende que lo importante es salvar el alma. Y si para salvarla hay que hacer un peque?o sacrificio, pues se hace. No habr¨¢ m¨¢s remedio (le digo) que repudiarlas. "?Eso s¨ª que no!", dice. "Es cosa de jud¨ªos. Yo ser¨¦ un mal cristiano, pero antes isl¨¢mico que jud¨ªo. Prefiero divorciarme aunque sea cinco veces". Pero eso es imposible (hay que aclar¨¢rselo todo, no se enteran de nada), est¨¢ terminantemente prohibido por la santa madre Iglesia.
Me doy cuenta de que el nigeriano com¨ªenza a ponerse nervioso. "?Pero bueno! ?Qu¨¦ quiere ese
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Viene de la p¨¢gina 11 hombre?". Procuro calmarle, hacerle ver que las cosas son m¨¢s l¨®gicas de lo que se cree. La l¨®gica es lo que ha edificado a Occidente. F¨ªjate, le digo:seguramente lo que pasa es que no te has casado tanto como t¨² te imaginas. " ?Qu¨¦ no me casado yo?", y comienza a sacar del bolsillo, con gesto ofendido, una ristra de fotos pegadas como un acorde¨®n de postales. No,insisto, porque despu¨¦s del primer matrimonio seguro que los otros no son verdaderos matrimonios. En esto las cosas est¨¢n muy claras: el primero o la primera que llega con el mejor sitio. Ahora mismo, la se?ora aquella de Barcelona que te comentaba est¨¢ tramitando la anulaci¨®n de su matrimonio, porque vivir con su marido es un pecado continuo. La pobre peca cuando le despide por la ma?ana, y cuando le sirve el caf¨¦, y despu¨¦s de la cena... Pr¨¢cticamente cada vez que le ve una peca del cuello que le gusta mucho. As¨ª que no tiene m¨¢s remedio que anular su matrimonio para salvar el alma. "Pero ?de qu¨¦ anulaci¨®n me est¨¢s hablando?", pregunta el nigeriano con el ce?o fruncido. Bueno, pues es muy f¨¢cil: por un m¨®d¨ªco precio puedes demostrar que no te has casado nunca, y ni siquiera hay que devolver los regalos.El nigeriano me mira estupefacto. No conf¨ªa en m¨ª, pobre alma de Dios. "?Y a qui¨¦n hay que pagarle esa m¨®dica cantidad?", me pregunta de reojo. Pues a la Iglesia, amigo m¨ªo, a la Iglesia. Y en Nigeria tambi¨¦n funciona, porque no hacemuche supe de unos se?ores de Madrid que se hab¨ªan anulado en Nigeria. "?Madrile?os? ?Anulados en Nigeria?". Est¨¢ l¨ªvido. De modo, prosigo impert¨¦rrito (a estos individuos hay que mostrarles mucha sangre fr¨ªa), que ahora lo m¨¢s probable es que comiencen a anularnos; y en grupo, que es m¨¢s barato. El nigeriano cree que me burlo de ¨¦l. Agita las manos y comienza a gritar: "?Basta! ?Ni una palabra m¨¢s! ?Sabes lo que te digo? ?Que soios unos salvajes! ?Unos salvajes del Africa!"
No he vuelto a verle desde entonces. Y es que, a pesar de l¨¢ propaganda, de la tolerancia, de los viajes organizados, el continente africano sigue un poco..., bueno, usted ya me entiende.
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