En dos minutos, Iturriaga y Delibasic emocionaron
El pabell¨®n madridista era una fiesta. El p¨²blico vibr¨® con fuerza. El delirio. Los dos ¨²ltimos minutos fueron la apoteosis. El no va m¨¢s. Los inenarrables pases de Delibasic culminaron la labor de un equipo que jug¨® en campe¨®n. Al final, el p¨²blico en pie, y los jugadores en el centro de la pista, aplaudieron a sus incondicionales. El Madrid alcanzaba invicto y de forma brillante la final de la Recopa, competici¨®n que jugaba por primera vez. La alegr¨ªa de jugadores y aficionados fue indescriptible.Pese a lo que diga el marcador, el partido estuvo complicado. A veces, muy dif¨ªcil. No hubo trece puntos de diferencia entre el juego de unos y otros. Si los blancos merecieron, adem¨¢s de llegar a la final, el premio que supuso este festival, fue por su genio, su esp¨ªritu de lucha, su fe y sus ganas de salir victoriosos, virtudes estas que caracterizan desde hace tiempo al Madrid.
Nicoli, el t¨¦cnico del Sinudyne, vino dispuesto a que las ca?as se tornaran lanzas. En contra de lo que hizo en Bolonia, sali¨® a atacar con Fredrick como base. Esta vez el marcador Cantamessi no tuvo opci¨®n. El yugoslavo se aprendi¨® la lecci¨®n, despu¨¦s de lo que pas¨® hace siete d¨ªas. A¨²n as¨ª dej¨® a Generali en el banquillo. Le fue bien. A los seis minutos el Sinudyne venc¨ªa por 12-19. Iturriaga no pod¨ªa con Bonamico, que tuvo un d¨ªa feliz, plet¨®rico de aciertos. El Madrid no estaba dispuesto a consentir aquello y puso toda la carne en el asador. Fernando Mart¨ªn fue un coloso bajo los dos aros, aunque era sometido a una estrecha vigilancia. Corbal¨¢n, un motor en perfecta puesta a Punto, y Delibasic, aun fallando m¨¢s de lo habitual, creaba problemas en ataque, pero no defend¨ªa lo suficiente. Fue al banquillo, y es un acierto que hay que apuntarle a Lolo S¨¢inz, quien resolvi¨®.
A los 13 minutos el conjunto blanco puso el marcador a su favor con un 37-31, pero tres minutos m¨¢s tarde ya perd¨ªa por 43-44. El encuentro cobr¨® emoci¨®n, a veces calidad. Las alternativas eran constantes. Una lucha a muerte. Cada segundo se empezaba de cero. El Madrid s¨®lo tra¨ªa un punto de renta de Bolonia. Esta obligado a ganar de nuevo. El empate no vale. En los banquillos s¨®lo faltaba una enciclopedia para estudiar minuciosamente la estrategia del partido. Nicoli se jug¨® la baza de llevar al banquillo a Fant¨ªn y dejar en la cancha al negrito Fredrick con los cuatro gigantes, todos por encima de los dos metros. Esto indudablemente cre¨® serios problemas a Lolo S¨¢inz a la hora de plantear su defensa. Al final el t¨¦cnico madridista, una vez que lleg¨® al descanso con el marcador en contra, se decidi¨® por dar entrada a Romay, que tuvo sobre todo en los instantes finales, una felic¨ªsima y decisiva actuaci¨®n, tanto en defensa, poniendo tapones, como en ataque, palmeando. Evidentemente hay que aplaudir la actuaci¨®n del joven pivot pese a que, t¨¢cticamente, quien ten¨ªa que estar all¨ª era Rull¨¢n, que con el chandal puesto sufr¨ªa mucho. Romay no pod¨ªa te¨®ricamente defender a Rolle que, afortunadamente para el Madrid, se autooscureci¨®.
Una vez m¨¢s el Madrid rompi¨® con todos los moldes, merced a esa garra y esa madera de campe¨®n que lleva dentro. Super¨® los problemas defensivos, los cent¨ªmetros que ten¨ªa en contra y la inconmensurable actuaci¨®n de Bonamico y Villalta, verdaderos verdugos del equipo blanco.
Ahora el Madrid, que llegar¨¢ invicto a la final de Bruselas el pr¨®ximo d¨ªa 16, tendr¨¢ enfrente al Cibona de Zagreb que super¨® los 16 puntos que tra¨ªa de desventaja del partido de ?da en Kiev ante el Stroitel.
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