Los jesuitas reunidos en Roma desconocen las intenciones de Juan Pablo II
El centenar de provinciales, asistentes y consejeros de la Compa?¨ªa de Jes¨²s que el octogenario Paolo Dezza ha mandado venir a la sede central van llegando sin prisas a Villa Cavalletti, una mansi¨®n aristocr¨¢tica en la campi?a romana, donde se debe resolver en buena parte la crisis de gobierno que se abri¨® hace un a?o, cuando Pedro Arrupe habl¨® a Juan Pablo II de que se quer¨ªa ir del generalato.Un comunicado de la curia generalicia del Papa negro precisa del objetivo de esta convocatoria extraordinaria y que no es otro que "comunicar a la Compa?¨ªa de Jes¨²s, por medio de los provinciales, los deseos del Papa respecto a ella, as¨ª como estudiar la manera de responder a tales deseos". Parece, pues, claro que los jesuitas han venido a Roma a escuchar la voz del Papa.
Horas antes de que comenzara el c¨®nclave eran muchos los que no ten¨ªan una idea clara de lo que el Papa les pudiera decir, ni c¨®mo se lo iba a comunicar. En efecto, el orden del d¨ªa adelantado por Jos¨¦ Pittau m¨¢s se parece a unos ejercicios espirituales que a una discusi¨®n sobre la pol¨ªtica de la Compa?¨ªa, "con la diferencia", comentaba un provincial, "de que estos ejercicios no est¨¢n tan bien programados como los de san Ignacio". Tampoco se imaginan lo que el Papa quiere decirles, ya que despu¨¦s de la espectacularidad de las medidas tomadas, algo serio tiene que ocurrir, de lo contrario no tiene sentido, piensan algunos, que se ponga en el dique seco a Arrupe y al vicario por ¨¦l nombrado, O'Keefe, se imponga autoritariamente al d¨²o Dezza-Pittau, y todo para que al final se haga un leve correctivo doctrinal o disciplinar.
Fuentes pr¨®ximas al Vaticano informan que el Papa -se lo dijo a Dezza comiendo- est¨¢ contento con la capacidad de encaje de los jesuitas, quienes, salvo la nota cr¨ªtica de los quince alemanes y poco m¨¢s, no han rechistado p¨²blicamente.
Paolo Dezza habl¨® anoche a los superiores reunidos en Villa Cavalletti. El pr¨®ximo s¨¢bado el Papa recibir¨¢ a los congregados. Las palabras de Dezza y Juan Pablo II desvelar¨¢n el sentido de toda esta crisis. Aunque en el orden del d¨ªa no figure la convocatoria de la congregaci¨®n general que nombrar¨¢ al sucesor de Arrupe, todo parece indicar que ser¨¢ el procedimiento estatutario para nombrar al sucesor donde se van a reflejar de momento los designios de Karol Wojtyla sobre la orden de San Ignacio de Loyola.
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