C¨¦sar Luis Menotti: "Debemos ser campeones desde el primer minuto de juego"
C¨¦sar Luis Menotti es el alto, delgado y serio director t¨¦cnico del seleccionado argentino de f¨²tbol. De hablar grave y modales pausados, tom¨® una tiza blanca y con trazo firme escribi¨®: "Faltan 118 d¨ªas para ser campeones del mundo". Alguien de entre los presentes apunt¨® que esa era la fecha que coincid¨ªa con la iniciaci¨®n del Mundial de F¨²tbol en Espa?a y no con el momento cuando sobre el c¨¦sped del Santiago Bernab¨¦u se dirimir¨¢ la supremac¨ªa en el dominio del bal¨®n. Menotti -siempre la r¨¦plica a flor de labios- remach¨®: "Campeones debemos ser desde el primer minuto de juego".
La an¨¦cdota ocurri¨® el lunes pasado, cuando los integrantes del equipo que defender¨¢ el t¨ªtulo conseguido en el estadio Monumental en Argentina-78 iniciaron su concentraci¨®n para la trascendental ocasi¨®n.Pero sobre todo ilustra el objetivo del trabajo de este plantel que inici¨® la cuenta atr¨¢s entre los ¨¢rboles de las catorce hect¨¢reas de la Villa Marista, donde estar¨¢ concentrada hasta marzo cuando se enfrente a su similar de Alemania Occidental.
No obstante, en esta ciudad balnearia ubicada sobre la costa atl¨¢ntica -a cuatrocientos kil¨®metros al sur de Buenos Aires- se asegura que, con todas las comodidades que puede asegurarle un presupuesto que ronda los 30 millones de pesetas para esta etapa de la preparaci¨®n, la vela de las armas est¨¢ caracterizada por la intranquilidad.
No en vano apenas nos encontramos frente al entrenador del elenco blanquiceleste y le espetamos cu¨¢l era su mayor preocupaci¨®n, replic¨®: "Trabajar con tranquilidad".
Luego, m¨¢s distendido, y sacando por en¨¦sima vez uno de sus interminables cigarros, agreg¨®: "Me impacientan muchas cosas. Pero, m¨¢s que todo, el ataque. Faltan goles, y sin ellos no se ganan partidos. Venimos de un a?o futbol¨ªstico muy malo, pobre. Habr¨¢ que comenzar de cero y encontrar la f¨®rmula para desequilibrar en los ¨²ltimos veinte metros del campo de juego, que es donde se definen los partidos".
Regresaban de la pr¨¢ctica matutina poco despu¨¦s de las once de la ma?ana. Ejercicios f¨ªsicos y con balones, buscando sobre todo el cambio de frente, la velocidad en el traslado y la precisi¨®n. Los rostros, mostrando signos de la transpiraci¨®n producto de la actividad y de los 28 grados de temperatura ambiente.
Unos pasos m¨¢s adelante, llegando al complejo hotelero de 32 habitaciones -cada una con ba?o privado- donde se alojan, el entrenador asever¨® a modo de confesi¨®n: "Si tuviera junto a Diego (Maradona) el Kempes de 1978, todo ser¨ªa diferente. Pero no es as¨ª. Mario Kempes no est¨¢ todav¨ªa dentro de lo que necesito. Deber¨¢ mostrar cu¨¢l es su verdadero nivel antes que yo elabore la lista definitiva de quienes viajar¨¢n a Alicante.
Maradona es muy ¨²til
-?Maradona? -fue la pregunta siguiente.
-Es muy ¨²til. Pero debe tener continuidad. No me sirve que haga una jugada por partido. Lo necesito para que se mueva por los lugares m¨¢s d¨¦biles del conjunto.
El conflicto suscitado el a?o pasado entre la actual estrella, Diego Maradona, y el preparador, Menotti, fue el primer eslab¨®n de la cadena de problemas del plantel, aunque parece ya superado.
Todo se inici¨® con una negativa de Maradona a integrarse en el equipo. El h¨¢bil volante goleador adujo inconvenientes de ¨ªndole animica, y no se concentr¨® frente a Polonia y Checoslovaquia. "Estoy cansado de que no me dejen tranquilo", expres¨® en cierto momento. La Prensa critic¨® su conducta, que no era la de un profesional bien pagado que ronda los cinco millones de pesetas de ingresos mensuales. Pero la mayor tirantez fue provocada porque su abandono de la selecci¨®n no la comunic¨® personalmente, sino apel¨® a su manager y director de la Maradona Producciones, Jorge Cysterpiller, que regenta la empresa, que en 1981 arroj¨® una tasa de beneficios de m¨¢s de mil millones de pesetas.
En el mundillo del f¨²tbol profesional se habl¨® de problemas de cartel entre el entrenador y el crack, e inclusive se consider¨® el acto como una venganza de Maradona porque Menotti no lo hab¨ªa incluido en el equipo que jug¨® el Mundial-78. Despu¨¦s lleg¨® la reconciliaci¨®n.
Ahora, Maradona se concentr¨® formalmente. Aunque asegur¨® a los cronistas presentes: "Si necesito unos d¨ªas, no voy a dudar en exigiros. La diferencia estar¨¢ en que los pedir¨¦ personalmente y no a trav¨¦s de mi manager y amigo".
Menotti dijo por lo bajo, casi como un gru?ido: "Las pautas de trabajo deber¨¢n ser acatadas por todos; de lo contrario, no integrar¨¢n el equipo". A modo de remate record¨®: "En 1978 ganamos el campeonato, y no jugaba Maradona". No obstante, ambos se necesitan mutuamente y, por tanto, es previsible esperar que no reflote el tema hasta el Mundial".
Pol¨ªtica y balones
Todav¨ªa no fue acallado por estos lares el eco causado por la pol¨¦mica p¨²blica que provocaron las declaraciones del entrenador Menotti a un semanario. En esta ocasi¨®n dijo cosas como: "El pueblo exigir¨¢ respiiestas a sus dirigentes tarde o temprano. Se agotan las instancias y hay un reclamo popular que necesita respuestas inmediatas".
Tambi¨¦n se?al¨®: "Alguien, desde la sombra, me acusa de hombre de izquierda. Bien al estilo nazi, con la bajeza que tienen los ultras de cualquier fracci¨®n". Remat¨® su alegato recordando que "todav¨ªa quedan grandes hombres que siguen produciendo y peleando en este pa¨ªs. Poetas que cuentan la realidad, pol¨ªticos que buscan puntos de coincidencia, dirigentes gremiales. Inclusive debe haber hasta militares con ganas de que este pa¨ªs encuentre su rumbo, aunque a lo mejor son minor¨ªa y no tienen el poder".
Fue una bomba que estall¨® en el silencio. Pocos pol¨ªticos populares hab¨ªan hablado con tanta claridad. El esc¨¢ndalo fue inmediato. De hecho, la revista que public¨® el reportaje agot¨® su tirada, superior a la normal.
Gran culpa de la pol¨¦mica se debi¨® a un cable noticioso de la agencia T¨¦lam, que recordaba que Menotti se hab¨ªa hecho famoso durante este proceso militar, lo que le hab¨ªa permitido salir del anonimato a la fama, ganar siete millones de pesetas por a?o, adem¨¢s de regentar una agencia de publicidad y una inmobiliaria, poseer dos autom¨®viles BMW, etc¨¦tera. El segiando despacho noticioso del debate estuvo destinado a difundir el hecho de que la Junta Militar hab¨ªa destinado parte de una reuni¨®n para analizar esas declaraciones, y se especulaba con su destituci¨®n.
Allegados al comandante en jefe del Ej¨¦rcito -molestos por ese rumor, que calificaron de falso e infundado- acusaron al ministro de Acci¨®n Social, vicealmirante Carlos Alberto Lacoste -tambi¨¦n directivo de la Federaci¨®n Internacional de F¨²tbol Asociado (FIFA)-, de perge?ar la maniobra.
Lacoste fue acusado de diversos episodios. Por ejemplo, cierta vez el periodista deportivo Carlos Ares divulg¨® documentaci¨®n de que Lacoste hab¨ªa sido el principal beneficiar¨ªo de los derechos de televisi¨®n del llamado Mundialito, realizado en Montevideo (Uruguay). Carlos Ares fue extra?amente despedido de la Editorial Crea, propiedad del grupo italiano Rizzoli y de Celulosa Argentina, empresa casi en quiebra, relacionada con el Gobierno.
Esta vez, si bien no fue publicado en los medios locales, los voceros del Ej¨¦rcito se?alaron que habr¨ªa sido el periodista Gustavo Land¨ªvar quien redact¨® el cable segundo. Allegado a las l¨ªneas m¨¢s duras de la derecha militar, Land¨ªvar se relacion¨® con Lacoste a trav¨¦s de Recova Producciones, empresa organizadora de espect¨¢culos de todo tipo, cuyo principal accionista es la Editorial Alt¨¢ntica, editora del semanario deportivo El Gr¨¢fico.
Lacoste estar¨ªa enfrentado con Menotti desde tiempo atr¨¢s. De hecho, lo habr¨ªa acusado de estar a su cargo desde el apogeo del Gobierno peronista en 1974. Tambi¨¦n habr¨ªa asegurado que hay antecedentes de que el entrenador tuvo amigos en el Partido Comunista, lo que para algunos sectores es pecado mortal en la Argentina 1982.
Se agrega al entuerto la relaci¨®n que Lacoste tiene con la marca de indumentaria deportiva Le Coq Sportif. Moviendo influencias, Le Coq consigui¨® desplazar a Adidas y dejar en el camino a Puma, como la ropa que el seleccionado utiliza en exclusividad.
Otro hombre de Le Coq es Alfredo Di St¨¦fano. En los corrillos futbol¨ªsticos locales se dice que Lacoste trajo a Di St¨¦fano al River Plate -el equipo campe¨®n y base del seleccionado- para catapultarlo al elenco nacional en lugar de Menotti.
Las portadas de los mensuarios de actualidad todav¨ªa muestran signos del esc¨¢ndalo. Es m¨¢s, ayer Osvaldo Ardiles -estrella del Tottenham, de Inglaterra, y de la selecci¨®n- dijo p¨²blicamente que "Argentina est¨¢ corrupta", critic¨® "el triunfo del liberalismo sobre el nacionalismo en la Constituci¨®n Nacional" y se solidariz¨® en un todo con Menotti.
Habr¨¢ que ver qu¨¦ piensa el coronel Antonio Domingo Navarro, suegro de Ardiles, que alguna vez dio un pustch contra un gobernador provincial elegido democr¨¢tcamente, musitaron ir¨®nicamente algunos.
Huelgas
Menotti ahora sonr¨ªe. Dice que todo quedo atr¨¢s, que no se retracta de nada, y que el miedo "lo perd¨ª cuando nac¨ª". Se muestra atento a las noticias que llegan desde Buenos Aires sobre la suerte que correr¨¢n los jugadores de River Plate que hicieron una huelga y no se presentaron a jugar contra el Pe?arol de Montevideo. Si los dirigentes consiguen sancionarlos, significar¨ªa perder a la columna vertebral del seleccionado: Fillol -arquero-, Passarella -capit¨¢n y zaguero-, Gallego -medio-, Kempes y D¨ªaz -delanteros-, Bulleri -medio suplente-, y si hace causa com¨²n con sus compa?eros, Tarantini, defensa lateral. "Se supone que se arbitrar¨¢n los medios para que todo quede en el olvido. Ya veremos qu¨¦ pasa", dice con nerviosismo el t¨¦cnico. "La concentraci¨®n llevar¨¢ m¨¢s de cien d¨ªas, y trataremos de conseguir la manera de superar las duras defensas europeas", es la consigna inicial dada a los jugadores. "Para eso necesitamos tranquilidad", agrega.
Por ahora, el mayor escollo que quedar¨¢ es ver qu¨¦ sucede cuando pasen los d¨ªas de tanto encierro. Alberto Tarantini se mostr¨® disconforme p¨²blicamente con esto. Menotti dijo: "Nadie es forzado a permanecer en el equipo". Me disgustaron sus declaraciones. ?Problemas sexuales en los jugadores? Nada de eso, no siempre lo m¨¢s importante son las relaciones sexuales, sino que el jugador cargue sus pilas con el afecto de su familia durante los d¨ªas de licencia que le otorgaremos.
El otro tropez¨®n estar¨ªa en los honorarios a cobrar por el Mundial. La base son 130.000 pesetas por partido, pero no est¨¢ nada definido. Passarella dijo que en 1978 ganaron 2.700.000 pesetas en total, "y fue muy inferior a lo que percibi¨® cualquier jugador italiano por conquistar el quinto lugar".
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