La Federaci¨®n Internacional de Traductores aborda la defensa del traductor y del idioma
Hoy se re¨²ne en Madrid, invitada por la asociaci¨®n espa?ola de traductores (APETI), el comit¨¦ ejecutivo de la FIT, Federaci¨®n Internacional de Traductores, del que es vicepresidente el espa?ol Emilio-Germ¨¢n Mu?iz, quien nos ha hablado de los m¨¢s acuciantes problemas profesionales, jur¨ªdicos y laborales que acosan al traductor espa?ol. Esta reuni¨®n del m¨¢ximo organismo de la FIT, que preside la b¨²lgara Anna Lilova, se prolongar¨¢ hasta el pr¨®ximo lunes d¨ªa 8, y es el resultado de las gestiones de la asociaci¨®n espa?ola ante este organismo internacional, asociado a la Unesco con car¨¢cter consultivo.
La Federaci¨®n Internacional de Traductores fue fundada en Par¨ªs en 1953. En 1954 celebr¨® su primer congreso, en el que Espa?a se asoci¨®, siendo miembro de pleno derecho a partir de entonces. No obstante, y tras diez a?os de intensa actividad, la secci¨®n espa?ola entr¨® en un per¨ªodo de letargo, del que no sali¨® hasta 1972, por iniciativa de Consuelo Berges y un grupo de traductores que se propusieron sacar a la luz los problemas de estos profesionales en Espa?a.Uno de estos traductores es Emilio-Germ¨¢n Mu?iz, actual vicepresidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Traductores, para quien, "el mayor problema que tiene el traductor en Espa?a es no estar reconocido como tal profesional, ya que no hay ninguna reglamentaci¨®n que regule y normalice su actividad. En Espa?a, el traductor existe de hecho, pero no de derecho"
"Esta situaci¨®n", a juicio de Mu?iz, "acarrea al traductor multitud de problemas laborales. El primero de ellos es su ausencia de la Seguridad Social, al que siguen la falta de un contratotipo ¨²nico, el no reconocimiento por las casas editoriales de tarifas o salarios m¨ªnimos, y otros muchos. Esto pone al traductor a merced de la buena voluntad del editor, ya que le hace depender de una empresa, no de una ley."
Por otro lado, esta falta de normativa legal y profesional influye en localidad de las traducciones, "y esto", a?ade Mu?iz, "tiene consecuencias graves. Al depender de tarifas que no alcanzan a veces a cubrir sus m¨ªnimos vitales, el traductor ha de prodigarse en exceso y trabajar con m¨¢s rapidez de la debida, sin tiempo para cuidar la calidad de su trabajo., En Espa?a hay muchas traducciones, pero tambi¨¦n hay muchas malas, precisamente por este motivo".
"Adem¨¢s, los editores no se han ocupado de formar y mantener equipos de traductores permanentes y de competencia demostrada, lo que facilita que cualquiera que se ofrezca como traductor sea tomado como tal, cosa que no siempre es cierta. Es, a su manera, un fen¨®meno de intrusismo encubierto, que estimula el amateurismo y el juego, por parte de los editores, a la baja, sin pensar que esto da?a seriamente no s¨®lo a la estabilidad de un grupo profesional, sino a la estabilidad del propio idioma".
"El primer interesado en hacer buenas traducciones es el propio traductor. El segundo interesado es el lector. Lo que ocurre es que este ¨²ltimo no es consciente de que se le est¨¢n dando productos adulterados, de que se le ofrece una obra que no es tal obra, desde el momento en que no est¨¢ bien traducida. Habr¨ªa que considerar, por ello, las posibles maneras de hacer consciente al lector de este fraude. El primer paso para conseguirlo ser¨ªa establecer una cr¨ªtica de traducciones, que se encargara de poner los puntos sobre las ¨ªes. Hay un proyecto de creaci¨®n de un Centro Espa?ol de Estudios sobre la Traducci¨®n, que podr¨ªa servir de embri¨®n para esta tarea cr¨ªtica, que es fundamental para evitar el deterioro de nuestro idioma".
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