Simulacro de partido de f¨²tbol en Valladolid
El Real Madrid, en un partido infame, sopor¨ªfero, con la colaboraci¨®n no menos eficaz de un Valladolid s¨®lo agazapado a defender, perdi¨® a¨²n m¨¢s el tren del t¨ªtulo. Ante un rival que se conform¨® con el empate desde el principio jug¨® con tan pocas ideas y tan lentamente, sin profundidad, que pareci¨® dominar para cumplir un tr¨¢mite, nunca para ganar. Pr¨¢cticamente no tuvo ocasiones de gol, salvo un cabezazo inicial de Santillana, como tampoco el Valladolid, que, sin embargo, pudo marcar por medio de Gail en el ¨²ltimo minuto de un simulacro de encuentro.En varios campeonatos de Liga europeos hace ya unas temporadas que se premia el juego ofensivo, los goles y los triunfos. Se les punt¨²a m¨¢s. Despu¨¦s de ver el Valladolid-Real Madrid del pasado domingo, un caso m¨¢s de los muchos que se suceden cada jornada en el miedoso f¨²tbol espa?ol, siempre pendiente de amarrar los puntos y no de jugar bien, ser¨ªa bueno empezar en la Liga espa?ola a restar. No se puede hacer tan mal como ambos equipos y llevarse un punto cada uno.
El f¨²tbol espa?ol vive de los hinchas, y a ellos, a la hora de la verdad, s¨®lo les sirven los resultados positivos. De nada sirve jugar bien si no se gana. Pero s¨®lo jugando bien, a la larga, se puede mantener un buen nivel. El porvenir, despu¨¦s de ejemplos como el del domingo, es bien triste. Los hinchas quiz¨¢ volver¨¢n, pero el simple aficionado al espect¨¢culo se acabar¨¢ cansando de tanta estafa. Con entradas desde 800 pesetas la m¨¢s barata hasta 2.000 la m¨¢s cara -y de 400 a 900 los socios, por ser d¨ªa del club- ni siquiera el nombre del Madrid logr¨® llenar el nuevo Zorrilla. El Mundial y Kuwait, por muchos petrod¨®lares que traiga, ser¨¢n flor de un d¨ªa. Y luego, como ocurri¨® en Argentina, calor en verano y fr¨ªo en invierno para el cemento vac¨ªo.
Los Di St¨¦fano, Puskas y compa?¨ªa lo pasar¨ªan muy mal en el f¨²tbol del miedo y marcajes de hoy. Empezaron a sufrir ya en su ¨¦poca, pero a¨²n asombraron por su genialidad, cuando no se practicaba tan exageradamente. Ahora, aparte de ser moneda com¨²n, tampoco existen genios. La consecuencia es de pura l¨®gica: el aburrimiento por la falta de buen juego ante tanta dificultad.
Las precauciones por parte de ambos equipos se notaron inmediatamente. El Valladolid, ¨²nicamente delante con Al¨ª Navarro, un extremo vulgar que hasta pareci¨® algo dada la nula calidad del partido, y Duque, un repescado del Promesas de Tercera Divisi¨®n, al que a veces perdi¨® Sabido, dio la sensaci¨®n de jugar fuera de casa. En el centro del campo, Pep¨ªn se dedic¨® a vigilar a Stielike, que necesita ahora mucha menos atenci¨®n que hace unas semanas, como si se le hubiese esfumado la buena forma; Gail se emparej¨® con Angel, pero no dio trabajo al especialista marcador madridista, que incluso pudo Jugar m¨¢s al ataque que otras veces; Mor¨¦, el capit¨¢n, tambi¨¦n retrasado, casi oblig¨® a Del Bosque a adelantarse demasiado para su costumbre, y s¨®lo Jorge, el mediapunta m¨¢s m¨®vil, tuvo alguna ambici¨®n de apoyo ofensivo, aunque sin convicci¨®n.
El Madrid, con un rival echado atr¨¢s y con el equipo, al fin, completo, como suspiraba Boskov, no supo aprovechar la oportunidad. Un cabezazo de Santillana, que roz¨® el poste derecho al minuto de juego, fue un espejismo, y la ¨²nica ocasi¨®n de peligro del cuadro de Boskov en todo el partido. El santanderino not¨® su inactividad y el domingo ni siquiera le centraron balones -tantas veces de la impotencia-, pese a los fallos por alto de Fenoy, porque el Madrid debi¨® creer que pod¨ªa ganar con el bal¨®n jugado al ras del suelo.
Pero si la horizontalidad priva, porque para profundizar se necesita pasar bien, apoyos y desmarques de los hombres, y no los hubo; y si se sigue sin inventarotra cosa mejor para atacar que eljuego por los extremos, y se tienen extremos, pero no ejercen de tales, ni tampoco suben los laterales -s¨®lo alguna vez San Jos¨¦-, es f¨¢cil deducir que el cuadro de Boskov dif¨ªcilmente pas¨® del desastre. Gallego, seguro de libre, subi¨® a veces con su entidad, que cada d¨ªa aumenta, pero no tuvo ayuda.
Juanito y Cunningham, a los que siguieron siempre muy encima S¨¢nchez Valles y otro joven del Promesas, Eutiquio, se volvieron a apelotonar en el centro, produci¨¦ndose la rid¨ªcula situaci¨®n de que Santillana estaba colocado m¨¢s veces en el extremo que ellos. A Juanito no le salieron bien las cosas, pero Cunningham hizo menos que en La Fraternidad. Pineda, con lanzar dos tiritos y caer en dos ocasiones forzando faltas -tampoco aprovechadas por Garc¨ªa Hern¨¢ndez, sustituto de Santillana-, pareci¨® superman a su lado. El Madrid, que jug¨® con su segundo color de camisetas, se puso morado de fallar en todo, como si el t¨ªtulo ya fuese para ¨¦l un globo deshinch¨¢ndose por falta de ilusi¨®n.
Si el Valladolid tuvo miedo a perder y se conform¨® con un punto, el Madrid se excedi¨® en precauciones cuando pudo ganar. Volvi¨® al juego reiterativo e in¨²til que pareci¨® haber olvidado en Pamplona, donde no gan¨® por aut¨¦ntica mala suerte. Anteayer dificilmente pudo pasar del empate, con cuatro tiros flojos y desviados en todo el partido. Menos inal que el rival hizo lo mismo y hubiese sido el colmo que Gail llegase antes que Agust¨ªn, en el minuto 90, al centro del reci¨¦n entrado Lucas. El Madrid habr¨ªa pasado del hasta luego al adi¨®s definitivo.
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