Un confuso proceso

(...) A medida que el proceso avanza nos perdemos en sus vericuetos. Los problemas esenciales no han tenido respuestas: ?qui¨¦n dirig¨ªa, pues, la operaci¨®n? ?Y si sus jefes no estaban de acuerdo sobre la t¨¢ctica ni en el objetivo final, c¨®mo se explica que haya sido desencadenada?La confusi¨®n es tan grande que muchos se preguntan si no es intencionada ( ... ). La lectura de varios miles de f¨®lios desde la apertura del proceso, a petici¨®n de los abogados, ha aburrido a la opini¨®n p¨²blica (...).

Pese a todo, los ultras del Ej¨¦rcito pueden estar satisfechos: han logrado propagar la idea de que una espada de Damocles pend¨ªa sobre la cabeza de la democracia. El humorista de EL PA?S, Per¨ªdis, no deja nunca de dibujarla desde hace algunas semanas por encima de sus peque?os personajes.

Espa?a vive con esta idea. As¨ª, la Prensa, que respeta un pacto de no agresi¨®n con el Ej¨¦rcito, ha sido un¨¢nime al censurar a Alfonso Guerra, el n¨²mero dos del PSOE, perseguido por un tribunal militar por haber declarado que el proceso podr¨ªa ser una farsa.

9 de marzo.