139 congresistas de EE UU piden una 'congelaci¨®n' de las armas nucleares
La Administraci¨®n Reagan debe hacer frente a un nuevo fen¨®meno pacifista dif¨ªcil de denunciar como una operaci¨®n de izquierdas, al proceder de sus propios miembros del Congreso. Un total de 139 congresistas, republicanos y dem¨®cratas introdujeron ante el Congreso norteamericano propuestas para una congelaci¨®n inmediata de armas nucleares entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Expresa tambi¨¦n el deseo del Congreso para que contin¨²en las negociaciones de desarme Este-Oeste.
Esta iniciativa ha sido criticada y rechazada por el secretario de Estado Alexander Haig, quien, ante un subcomit¨¦ del Senado, manifest¨® que la propuesta "es negativa no s¨®lo para la pol¨ªtica de defensa norteamericana, sino tambi¨¦n para las negociaciones tendentes a establecer un control de armamentos". Haig a?adi¨® que, de aplicarse tal medida, se consolidar¨ªa y aceptar¨ªa la actual situaci¨®n de superioridad sovi¨¦tica sobre Norteam¨¦rica, que es, seg¨²n Haig, "de seis contra uno", en t¨¦rminos de potencial militar nuclear.Aunque la iniciativa del Congreso, firmada por diecisiete senadores y 122 miembros de la C¨¢mara de Representantes, cuenta con pocas posibilidades de una r¨¢pida aceptaci¨®n, equivale a un movimiento pacifista dentro de la mec¨¢nica pol¨ªtica que preocupa profundamente a la Administraci¨®n Reagan. Es dif¨ªcil acusar a los congresistas norteamericanos de izquierdistas o manipulados por la propaganda sovi¨¦tica, como hace tradicionalmente el equipo Reagan frente al fen¨®meno pacifista en Europa occidental.
La resoluci¨®n del Congreso pide a Estados Unidos que detenga totalmente su carrera de armamentos, que decida cu¨¢ndo y c¨®mo concluye su mutua y verificable congelaci¨®n de la producci¨®n y el despliegue de cabezas, nucleares, misiles y otras armas at¨®micas.
En realidad, los congresistas no act¨²an por su cuenta. Su inter¨¦s por el tema tiene ra¨ªces m¨¢s profundas. Refleja la creciente preocupaci¨®n en EE UU ante el riesgo de tina guerra nuclear. "Hoy tenemos el equivalente a un mill¨®n de bombas como la que destruy¨® Hiroshima, con capacidad para destruir nuestra civilizaci¨®n", dijo el senador republicano del Estado de Oreg¨®n Mark Hatfield, patrocinador de la nueva pol¨ªtica de congelaci¨®n del armamento nuclear.
Hoy, la c¨²spide de la pol¨ªtica antinuclear llega al Capitolio washingtoniano despu¨¦s de arraigar entre los ciudadanos de varios Estados norteamericanos. Por vez primera en la historia moderna estadounidense, los Estados federales se mezclan en ternas de pol¨ªtica internacional, como represent¨® el reciente voto popular en el Estado de Vermont, en el Este norteamericano, que rechaz¨® la carrera de armas nucleares en 159 de los 180 pueblos y ciudades consultadas.
Entre tanto, frente a una r¨¦plica interna de dif¨ªcil calibre, la Administraci¨®n Reagan contin¨²a expresando su deseo de que las negociaciones de Ginebra para un control y reducci¨®n de armas estrat¨¦gicas en Europa lleguen a buen puerto. Pero las diferencias; entre Washington y Mosc¨², la postura de los pa¨ªses de Europa occidental y las tensiones provocadas por los conflictos regionales (Afganist¨¢n, Centroam¨¦rica u Oriente Pr¨®ximo) impiden un avance del di¨¢logo Este-Oeste.
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