La fe en las estrellas
El amanecer de las diversas civilizaciones de nuestro planeta comienza cuando el coraz¨®n del hombre se siente atra¨ªdo por ese cielo estrellado y descubre que esos puntos salpicados en el inmenso espacio no son indiferentes al devenir de la vida humana. Nuestro antepasado remoto va observando, curioso, primero las diferentes fases que la Luna, tan cercana, le presenta, y poco a poco se percata de c¨®mo determinados aspectos alteran su vida cotidiana, influyen en su estado an¨ªmico, etc¨¦tera. Su mente vibra al un¨ªsono con este fen¨®meno v las observaciones se van sucediendo con mayor inter¨¦s a medida que se ampl¨ªan y abarcan otros cuerpos celestes.Mesopotamia, la cuna
Todo parece indicar que es Mesopotamia el lugar donde se prest¨® mayor atenci¨®n a lo que luego se llamar¨ªa astrolog¨ªa, la madre de todas las ciencias, la que abre la puerta del m¨¢s profundo secreto del hombre al interpretar los aspectos astrales que presiden su nacimiento. Nosotros, los occidentales, encontramos su completo desarrollo dentro de la ¨®rbita griega. Seguimos a Berose, ese sacerdote nacido en Babilonia hacia el a?o 330 a.C. y que abandon¨® su patria para instalarse en la isla de Cos, donde se entreg¨® en cuerpo y alma a la astrolog¨ªa. M¨¢s tarde, sus disc¨ªpulos, establecidos en distintos puntos de la geograf¨ªa de Grecia, fueron sus m¨¢s fieles seguidores en su manera de propagar este conocimiento.
As¨ª como en Mesopotamia la astrolog¨ªa se transform¨® en instituci¨®n real para interpretar los cielos y vaticinar el futuro de la naci¨®n y de su rey, en Grecia se democratiz¨® para quedar al alcance de cualquier ciudadano ansioso de conocer los acontecimientos que iban a jalonar su vida. Roma, al conquistar Grecia, comenz¨® a absorber la cultura helena y con ella sus m¨¦todos adivinatorios; los epic¨²reos lucharon contra la astrolog¨ªa, pero los estoicos -influyentes en los c¨ªrculos gubernativos- la aceptaron.
En la antig¨¹edad pagana, astronom¨ªa y astrolog¨ªa eran conceptos sin¨®nimos. La diferencia entre ellas hizo su aparici¨®n en los primeros siglos de la era cristiana. Astronom¨ªa o ciencia de las estrellas; astrolog¨ªa o arte de adivinar por medio de las estrellas. En la Edad Media lleg¨® a afirmarse, con seriedad, que los ¨¢ngeles rebeldes hab¨ªan ense?ado a Cam la astrolog¨ªa, y los ¨¢ngeles leales, la astronom¨ªa, a Seth, Enoch y Abraham.
Contra la omnipotencia de las estrellas, los cristianos opusieron la de su Creador contra el determinismo de la astrolog¨ªa, el libre albedr¨ªo. No se rechaz¨® la astrolog¨ªa, ya que tal rechazo habr¨ªa implicado desterrar toda la herencia de cultura cl¨¢sica, y en las obras de Dante y de santo Tom¨¢s de Aquino, el concepto astrol¨®gico de causalidad aparece, aunque adaptado a la mentalidad cristiana. La ca¨ªda del imperio de Occidente fue un gran contratiempo para esta ciencia, que luego revivi¨® bajo Carlomagno, adquiriendo a¨²n m¨¢s auge al extenderse por Occidente el islamismo. Muchas fueron las universidades que pose¨ªan c¨¢tedras de astrolog¨ªa, entre ellas Par¨ªs, Padua, Bolonia, Florencia..., en una palabra, lo m¨¢s selecto de la Europa de entonces. En Castilla, Toledo fue foco de magia, hasta el punto de ser llamada ¨¦sta scientia toletana. El rey castellano Alfonso X -por algo llamado El Sabio- fue tan gran admirador de la astrolog¨ªa que la cultiv¨® y alent¨® con entusiasmo, al igual que lo har¨ªa m¨¢s tarde el tan llevado y tra¨ªdo marqu¨¦s de Villena (1384-1434). Signos del Zod¨ªaco aparecen en catedrales e iglesias, en libros de horas como en el del duque de Berry (hijo del rey franc¨¦s Juan II), que se conserva en Chantilly, o en el de la reina de Francia Ana de Breta?a.
Entre los papas amantes de la astrolog¨ªa cabe destacar al enigm¨¢tico Silvestre II, iniciado en la musulmana C¨®rdoba, que ocup¨® el solio de san Pedro entre los a?os 999 y 1003; al portugu¨¦s Juan XXI, papa de 1276 a 1277, cuyo entusiasmo por estudiar las estrellas fue la causa de su muerte, al desplomarse sobre ¨¦l las grandes vigas del techo del observatorio que, con tanto entusiasmo, hab¨ªa mandado construir en el palacio pontificio de Viterbo. ?Y qu¨¦ decir de Alberto el Grande, y de tantos y tantos a quienes servir a la Iglesia no quer¨ªa decir enemistarse con la astrolog¨ªa! Al contrario, encontraron compatibles las ense?anzas de ambas. En Francia, Pierre d'Ailly (1350-1420), te¨®logo, obispo, cardenal y... astr¨®logo, escribi¨® varios tratados de astrolog¨ªa, presinti¨® la rotaci¨®n de la Tierra sobre su eje y predijo, por el movimiento de los astros, la Revoluci¨®n Francesa de 1789. Para predecir semejante convulsi¨®n no tuvo que recurrir a la videncia -como es el caso del c¨¦lebre Nostradamus- ni bajar a nivel entrando en Alfa ligero o profundo a fin de penetrar en el subconsciente colectivo. No, nada de eso, le: bast¨® sencillamente hacer los c¨¢lculos necesarios para conocer las posiciones astrales que iban a hacer temblar los cimientos dei su patria.
La antig¨¹edad conoci¨® muchos m¨¦dicos astr¨®logos, especialmente entre ¨¢rabes y hebreos. En el siglo XVI dos franceses, J. Fernel y J. Cardan, no les fueron a la zaga y dedicaron muchas horas de su tiempo a la astronom¨ªa y a la astrolog¨ªa. J. Fernel fue el primero que midi¨® un grado de meridiano contando las vueltas de una rueda en el carruaje que le llevaba de Par¨ªs a Amiens. Cient¨ªficos como Newton se han. apasionado por la influencia de los astros sobre el hombre. William Herschell, que debut¨® en su vida como m¨²sico para luego, entregarse a las matem¨¢ticas y a la astronom¨ªa, conoci¨® muy a fondo la astrolog¨ªa, pero, hijo de su siglo, el descre¨ªdo XVIII, cultiv¨® m¨¢s la astronom¨ªa, y en marzo de 1781 descubri¨® el planeta Urano, que en su honor se llam¨® Herschell -como a¨²n lo siguen llamando muchos ingleses-, el planeta que domina el reino de la materia sin plasmar y Ias cat¨¢strofes, ese planeta prominente en los terremotos de 1904 - 1906, en el terremoto de Tokio en 1923, en el de Assam en 1950, en los de Agadir y Chile en 1960.Locos de Marte y Neptuno
?Por qu¨¦ tantas y tantas personas han puesto su fe en la astrolog¨ªa? Seres muy cultivados la han aceptado, y Balzac dice: "?La astrolog¨ªa es una ciencia inmensa que ha reinado sobre las mayores inteligencias". Cierto es que f¨¢cilmente se puede enga?ar al vulgo durante un tiempo, porque el cerebro humano es una esponja que absorbe las m¨¢s atroces memeces, pero hacerlo por milenios requiere alguna base y que se compruebe lo que se va observando durante generaciones. A la astrolog¨ªa le han dado carta de naturaleza muchas averiguaciones, una b¨²squeda paciente de quienes le han consagrado los mejores a?os de su vida. Kepler, el gran astr¨®nomo alem¨¢n, cuya madre muri¨® encerrada en una c¨¢rcel acusada de brujer¨ªa, aseguraba que su esp¨ªritu rebelde hab¨ªa quedado convencido de la realidad de la astrolog¨ªa despu¨¦s de veinte a?os de estudios pr¨¢cticos. Revisar miles de temas nos conduce a conclusiones que dif¨ªcilmente fallan: ?Por qu¨¦ Urano, muy positivo en la casa octava, salva a la persona en caso de accidentes que tendr¨ªan que ser mortales o deja a los m¨¦dicos perplejos al ver que un proceso que consideran irreversible permite al paciente seguir viviendo en condiciones casi normales?, ?por qu¨¦ Neptuno, negativo en la casa cuarta, aconseja tanta prudencia con somn¨ªferos y anestesias, y, ese mismo planeta, mal aspectado en la poco agraciada casa octava, amenaza con estados let¨¢rgicos, trance, catalepsia, pudiendo conducir a experiencias espeluznantes que todos conocemos de o¨ªdas o por la Prensa? Tambi¨¦n la amenaza de ser v¨ªctima de explosiones mineras, derrumbamientos, terremotos, naufragios, pesa como la espada de Damocles sobre la persona que tiene as¨ª colocado este planeta en su tema natal.
?Por qu¨¦ los grandes locos de la historia, los que han cambiado el destino de los pueblos con su crueldad, est¨¢n siempre aspectados por el contacto de Marte con Neptuno (ning¨²n contacto entre estos dos planetas es recomendable, ni tampoco la permanencia de Marte en Piscis), contacto que hoy muchos psiquiatras, que consideran la astrolog¨ªa como ciencia auxiliar de la medicina, ya estudian como s¨ªntoma alarmante que anuncia que algo funciona mal en la mente? En el tema de Napole¨®n I, en el de Robespierre, en el de Saint-Just encontramos la conjunci¨®n Marte/ Neptuno, y no se puede negar que estos hombres -geniales en muchos aspectos, como todos los locos- no hayan sido un buen azote que la humanidad hubo de soportar. El kaiser Guillermo II de Alemania, cuyo papel en la primera guerra mundial no se puede despreciar, tenla esta conjunci¨®n nada menos que coronando su tema en pleno Medio-Cielo. Si pasamos a los aspectos negativos Luna/Saturno, aspectos que la astrolog¨ªa denomina "Saturno cazando a la Luna", observamos c¨®mo en tema femenino esta caza destruye lo mejor que los astros puedan ofrecer. Muy al contrario que Saturno act¨²a J¨²piter, "El Mecenas del Zod¨ªaco", cuando aspecta a la Luna o al Sol. Dif¨ªcil es que una persona no vea colmada su ambici¨®n, no logre lo que desee, cuando el Mecenas tiene un contacto con el Sol o con la Luna.
Para la mujer es tambi¨¦n muy importante conocer bajo qu¨¦ fase lunar ha nacido. Cuando el per¨ªodo de ovulaci¨®n coincide con esa fase, su fecundidad es a¨²n m¨¢s fuerte, y si entonces la Luna atraviesa signos de agua o de tierra, la posibilidad de que se conciba una hembra es mucho mayor que cuando la Luna atraviesa signos de aire o de fuego, ideales para concebir varones. Muchos son los cirujanos que han observado ya que una operaci¨®n quir¨²rgica realizada en el momento exacto de la Luna llena o de la Luna nueva tiene el peliqro de una fuerte hemorragia. Esta influencia lunar se refleja tambi¨¦n en los partos seg¨²n el sexo del que va a nacer: Luna llena exacta puede afectar la vida de una hembra; Luna nueva exacta afecta la vida de un var¨®n. Nuestro peque?o sat¨¦lite influye en las mareas, en el corte de ¨¢rboles, en las labores agr¨ªcolas...
Por ¨²ltimo, aquellos que estudian parapsicolog¨ªa y buscan paragnomos, tendr¨ªan que prestar muy especial atenci¨®n al paso del Sol entre 25?23'51" de Tauro y 23?4'37" de G¨¦minis, zona que se denomina la Ara?a y anuncia la posesi¨®n de poderes ps¨ªquicos. Los que tienen el Sol en esta zona ya tienen mucho adelantado. Saber d¨®nde tenemos el Sol en el momento de nacer es f¨¢cil, pero no s¨®lo el Sol anuncia tales poderes, hay otros factores tambi¨¦n, y esto ya es m¨¢s dif¨ªcil de conocer. He aqu¨ª otras influencias: el Ascendente, la Luna, los nodos lunares, o una fuerte agrupaci¨®n de planetas en estos grados es algo muy prometedor para quien desee despertar lo sobrenatural. Los druidas, que divid¨ªan el a?o en trece meses, a los que daban nombres de ¨¢rboles, ten¨ªan una predilecci¨®n por el mes llamado Espino, que iba de nuestro 13 de mayo a nuestro 10 de junio. Curioso que tales fechas casi coincidan con la zona de la Ara?a, mas no hay que olvidar que los druidas eran celtas, pueblo tan intuitivo.
Victoria de Covadonga Iruretagoyena es astr¨®loga.
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