El comisario Corrales y su reglamento privado
Plaza de Valencia. 16 de marzo. Tercer festejo falleroNovillos de Beca del Monte, muy desiguales de pre.iencia, mansurrones. El segundo, devuelto antirreglamentariamente por manso.
Pedro Castillo: media (dos orejas). Pinchazo, media y dos descabellos (aplausos). Vicenite Yesteras: pinchazo y estocada (silencio). Media (oreja). Luis Miguel Campano: pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio). Estocada atravesada que asoma (aplausos).
ENVIADO ESPECIAL
Nos dicen que el comisario Francisco Corrales, presidente de las corridas de Valencia, cumple el reglamento. Nosotros tambi¨¦n presum¨ªamos que lo cumpl¨ªa. Pero debe ser su reglamento privado. El reglamento Corrales dice as¨ª: "art¨ªculo ¨²nico.- los toros entrar¨¢n por lo menos tres veces a los ciballos, se mueran o no, haga sol o truene". De aqu¨ª se derivan chocantes aconteceres. Por ejerriplo, en la novillada de ayer:
Unas docenas de espectadores piden una orejita para Pedro Castillo y el comisario Corrales se apresura a regalar dos. Sale un novillo huido, pasan unos minutos sin que embista a los capotes y el comisario Corrales no se acuerda de sacar el pa?uelo para dar entrada a los picadores. Un rato m¨¢s tarde, se acuerda, y saca el verde, con lo que el novillo se va al corral, antirreglamentariamente ipor manso!.
Aparece otro novillo medio muerto, que se cae con solo mirarle, y el comisario Corrales lo mantiene en el ruedo, en contra de lo que dice el reglamento (el otro) y el sentido com¨²n. Eso s¨ª, obliga a que el novillo moribundo vaya tres veces al caballo. Naturalmente, el picador ni lo toca. ?Para qu¨¦?. Bastan los topetazos que se pega contra el peto para que la pobre res ruede por la arena.
Con el reglamento privado del comisario Corrales no vamos a ninguna parte, fuera de Valencia. Las tres entradas al caballo no bastan para que haya l¨ªdia ordinaria y seria, ni bastan para que el espect¨¢culo transcurra por cauces de autenticidad. Su autoridad est¨¢ llamada a intervenir ya en el reconocimiento de las reses, y da la sensaci¨®n de que no la ejerce. Algunas de las de ayer y las del lunes, pongamos por casos pr¨®ximos, se lidiaron con su benepl¨¢c¨ªto, a pesar de que no eran de recibo.
Ya puede el gobernador civil dar conferencias de prensa y prometer medidas, cualesquiera que sean, pues si a la hora de la verdad todo se reduce a simular que los toros toman las tres varas que dice el art¨ªculo ¨²nico del reglamento Corrales, m¨¢s vale que siga la verbena de si¨¦mpre.
A parte de estas pintorescas actitudes y de un aspirante a novillero apodado "El Levantino" que recorr¨ªa los tendidos vestido de luces, fum¨¢ndose un puro y arengando a las masas para que apoyen su presentaci¨®n en el coso valenciano, en la novillada hubo pocos sucesos relevantes. Lo que si hubo fue un toro, el sexto, ejemplar de trap¨ªo y fortaleza, cornal¨®n y astifino, manso por m¨¢s se?as, el cual dio importancia a la faena de Luis Miguel Campano. El problema del diestro consisti¨®, creemos, en que no siempre le daba la distancia adecuada. Cuando lo hizo, sac¨® una serie ligada de redondos, con cite de frente. El resto, a causa de la media arrancada del animal, se qued¨® en achuchones.
Tambi¨¦n tuvo cierta presencia y poder el tercero, que correspondi¨® por una confusi¨®n en chiqueros a Vicente Yesteras. Result¨® incierto ese novillo, y el espada salv¨® como pudo las sucesivas coladas. Como compensaci¨®n, el quinto, flojo y sin trap¨ªo, exhibi¨® inacabable nobleza, a la que dio respuesta Yesteras con un trasteo bonito, ajustado, pulcro, bien construido mediante series en redondo y al natural, en las que el novillo iba perfectamente toreado. La estatura de Yesteras se agrandaba con la verticalidad de su toreo e imprim¨ªa cierta majeza a la faena. Con un novillo as¨ª, cualquiera, dec¨ªan desde el tendido. Hablar por hablar.
Las dos orejas de regalo le correspondieron, como queda dicho a Castillo. Injustificadamente, pues mientras el novillo era buen¨ªsimo, el muleteo, envarado, re¨ªterat¨ªvo, y con ¨ªnsistente abuso del pico, dej¨® mucho que desear. Su otro ejemplar fue el tullido que no quiso devolver la presidencia. Castillo, que banderille¨® con facilidad -tambi¨¦n lo hizo Yestera- ha pasado por la feria sin pena ni gloria. Campano instrument¨® con gusto una serie de derechazos al cuarto y luego el novillo se vino abajo, por lo que ya no pudo lucir m¨¢s.
Por el error ya apuntado de los torileros, Castillo hubo de estoquear los dos primeros novillos de la tarde, Yesteras tercero y quinto y Campano cuarto y sexto. No tiene mayor importancia. Y, adem¨¢s, el reglamento privado del comisario Corrales no ordena nada al respecto.
Los argumentos del presidente
Terminado el festejo de ayer, el comisario Francisco Corrales, presidente de la corrida, celebr¨® conferencia de Prensa en la que manifest¨® que respetaba todas las cr¨ªticas que se pudieran hacer a su actuaci¨®n, si bien ped¨ªa que sus argumentos tambi¨¦n fueran respetados. El comisario Corrales dijo que devolvi¨® el manso al corral porque no era apto para la lidia y que si concedi¨® la segunda oreja a Castillo fue porque el reglamento taurino prev¨¦ que dicho trofeo se otorga a criterio del presidente.
A lo que no pudo responder fue por qu¨¦ hab¨ªa concedido la primera oreja, sin petici¨®n mayoritaria, y por qu¨¦ no devolvi¨® el tullido sobrero. El comisario ignora que los toros mansos tienen lidia.
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