Amaina el vendaval de la huerta
Plaza de Valencia. 18 de marzo. Quinto festejo fallero:Cinco toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados, flojos, mansurrones. Sexto de Torrealia, grande, sospechoso de pitones, manso. Paquirri buena estocada (oreja). Cuatro pinchazos bajos, rueda de peones y descabello (silencio). Ni?o de la Capea: estocada (dos orejas). Tres pinchazos, rueda y tres descabellos (ovaci¨®n). El Soro: pinchazo y estocada ca¨ªda (palmas). Dos pinchazos y estocada corta (ovaci¨®n).
ENVIADO ESPECIAL
El Soro sali¨® en tromba, a repetir el triunfo de la tarde de la alternativa, pero los toros eran otros .No pudo ser, y amain¨® el vendaval de la huerta. Vicent tiene un valor tremendo, pero una cosa es pegarle pases inveros¨ªmiles al toro del Cordob¨¦s (que de tal condici¨®n eran los de la apoteosis aquella) y otra totalmente distinta, dominar las embestidas del toro de lidia con problemas.
De cualquier forma, la entrada en escena de El Soro a porta gayola, para instrumentar tres largas cambiadas de rodillas a un colorao con cuajo y respeto, fue emocionant¨ªsima. Sigui¨® a continuaci¨®n, durante el primer tercio, con el mismo entusiasmo.
Tiene El Soro mucha variaci¨®n y buena t¨¦cnica con el capote, lo que le permite. brillar en todos los quites. De esta forma, arranc¨® ovaciones muy merecidas con una serie combinada de faroles, navarras y larga afarolada; por otra de chicuelinas; por unas revoleras complicad¨ªsimas de su invenci¨®n; por gaoneras; por ver¨®nicas cargando la suerte o juntas las zapatillas.
Con la muleta estuvo valiente, que es cuanto cab¨ªa. Sus toros, de media arrancada, desarrollaban sentido. El tercero de la tarde, muy reserv¨®n, se le quedaba en el centro de la suerte, y lo porfi¨® entre los pitones. El sexto fue al principio medianamente bien por el pit¨®n derecho, y all¨ª naufrag¨® El Soro, con sus toscos muletazos, algunos mirando al tendido. Cuando la res se puso a la defensiva, surgi¨® El Soro de siempre, voluntarioso, arrojado, impasible en medio del vaiv¨¦n del p¨¦ndulo, de rodillas frente a las astas.
Sorprendentemente, la reacci¨®n del tendido no fue favorable. El d¨ªa de la alternativa, estos alardes ante toros f¨¢ciles, levantaron clamores, mientras que ayer, aunque hab¨ªa mucho mayor peligro, no se los toleraban. El p¨²blico es as¨ª de voluble y estos son datos que debe tener en cuenta El Soro, pues reivindica como incondicional no a la afici¨®n entendida, anal¨ªtica y exquisita, sino a la solanera sencilla sentimental y alborotadora.
Paquirri y El Soro se cedieron mutuamente banderillas en sus primeros toros y el valenciano tambi¨¦n protagoniz¨® el tercio en el sexto. Como estuvieron premiosos, poco variados y reun¨ªan a cabeza pasada, nos quedamos con las ganas de ver a los peones, que por lo menos son m¨¢s r¨¢pidos. De los once pares que prendieron, solo mereci¨® la pena uno de El Soro, saliendo del estribo.
La premiosidad de Paquirri en banderillas continu¨® durante sus faenas de muleta, que le salieron vulgares, torpes y desligadas. Con el capote, apenas se emple¨®. En cambio, s¨ª lo hizo en un volapi¨¦ extraordinari¨® al toro que abri¨® plaza. Conviene subrayarlo porque Paquirri, ese atleta aquejado de calambres a quien incomodan las posturas de la vestimenta, estuvo pesad¨ªsimo.
Todo lo contrario que El Ni?o de la Capea, otro torero bullidor de esos que se aceleran y acaban levantando en la arena un polvo tremendo, pero que en esta ocasi¨®n sujet¨® el cuerpo, supo sosegarse y lleg¨® a ejecutar las suertes con temple, enjundia y hasta belleza. La faena que le hizo a su primer Juan Pedro, un toro muy noble, tuvo altibajos, pero en su se gunda mitad consigui¨® llenarla de calidad y ligaz¨®n sobre todo en los cambios de mano, que engarzaba con naturales de buen temple.
El quinto toro result¨® el de m¨¢s casta de la corrida y entonces el Ni?o de la Capea volvi¨® a ser el acelerado y h¨¢bil muletero que todos conocemos, con recursos para encandilar a la galer¨ªa y reflejos para salvar situaciones comprometidas.
La corrida, con poca fuerza y tendencia a la mansedumbre, estuvo bien presentada. Hubo ejemplares de bonita estampa, entre ellos un jabonero claro y un casta?o de trap¨ªo, que parec¨ªan sacados de la a?eja tauromaquia, tan rom¨¢ntica.
La corrida de Castell¨®n, inhabilitada
El gobernador civil de Castell¨®n ha dirigido a la empresa de la plaza de toros de esta ciudad un telegrama en el que le comunica que los toros de Baltasar Iv¨¢n, anunciados para la corrida de ma?ana, no pueden ser lidiados, pues fueron sancionados con inhabilitacion por un a?o. Parece ser que algunos ganaderos pretenden promover una huelga ante esta medida.
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