Mejoran las perspectivas de cooperaci¨®n entre Espa?a y Marruecos
Entre Espa?a y Marruecos se inicia, sin lugar a dudas, un nuevo clima de trabajo y cooperaci¨®n. Las recientes visitas a Marruecos de los ministros de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, y de Agricultura, Alimentaci¨®n y Pesca, Jos¨¦ Luis Alvarez, son un indicio de la nueva situaci¨®n.Las deferencias hacia ¨¦stos del propio rey Hassan II y las alusiones a la estima de Marruecos por la cooperaci¨®n con Espa?a, recogida en el comunicado conjunto publicado al final de la visita del ministro de Agricultura, constituyen echos in¨¦ditos en las relaciones hispano-marroqu¨ªes.
Hasta el presente, la pesca ha constituido la actividad concreta m¨¢s desarrollada de Espa?a no s¨®lo en Marruecos, sino en toda Africa. Lo que Marruecos propone ahora a nuestro pa¨ªs no es s¨®lo una asociaci¨®n en la explotaci¨®n, industrializaci¨®n y comercializaci¨®n de esa riqueza, sino una vasta y amplia cooperaci¨®n de tipo econ¨®mico, pol¨ªtico e incluso estrat¨¦gico.
Quiz¨¢ por no haberse percatado de la importancia de esas posibilidades, los negociadores espa?oles que se encuentran actualmente en Rabat tienen el encargo de abordar y explorar, en el plazo de dos semanas escasas que quedan hasta la expiraci¨®n del presente convenio de pesca el pr¨®ximo primero de abril, todas las ¨¦reas de cooperaci¨®n posibles.
El rey Hassan II, m¨¢s al corriente de sus proyectos, ha ordenado la reconducci¨®n hasta fin de a?o de ese convenio de pesca, de tanta incidencia social para Esp¨¢?a, con objeto de que ambas partes dispongan del tiempo y la tranquilidad necesarias para abordar todos los temas que a una y otra parte preocupan e interesan.
Influencia del cambio de gobierno en Francia
La diversificaci¨®n de sus relaciones econ¨®micas y pol¨ªtica exterior, siempre preconizadas por Marruecos, no se le hab¨ªa presentado nunca al rey Hassan II como una opci¨®n urgente hasta la llegada al poder de un Gobierno socialista en Francia, el a?o pasado.
Esa urgencia, que se manifest¨® con car¨¢cter prioritario hacia Estados Unidos, ha incluido en segundo lugar a Espa?a. No se trata de una oferta de relaciones exclusivas, como se?al¨® el ministro P¨¦rez-Llorca el fin de samana pisado, porque, entre otras cosas, Espa?a tampoco aspira a ella, pero si constituye el primer gesto importante. Ello puede permitir que Espa?a adquiera una presencia real y verdadera con su lengua, su cultura, su industria y su comercio, del otro lado del estrecho de Gibraltar, desprovista de toda connotaci¨®n colonial.
Este proyecto de cooperaci¨®n global y a largo plazo implica, sin duda, algunas incertidumbres. Ello explica quiz¨¢ el car¨¢cter radical con que el nuevo embajador marroqu¨ª en Espa?a, Abdelhafid Kadiri, defin¨ªa para EL PAIS hace unos d¨ªas las perspectivas de las relaciones hispano-marroqu¨ªes: "Pueden conocer un verdadero salto hacia adelante, o bien "bloquearse por incomprensi¨®n por las clases pol¨ªticas respecto al tratamiento necesario de los contenciosos pendientes".
Evidentemente, este proyecto se incluye dentro de un designio regional m¨¢s amplio que, en lo que se refiere a Espa?a y Marruecos, parte de otros dos hechos nuevos: la adhesi¨®n prevista de Espa?a a la Alianza Atl¨¢ntica, y los acuerdos militares estrat¨¦gicos de Marruecos con Estados Unidos.
El viaje del secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, a Marrakech, en los primeros d¨ªas de febrero pasado, ha coincidido con el relanzamiento de los contactos entre Espa?a y Marruecos, concretado a fines de este mismo mes con el encuentro en Palma de Mallorca de los reyes Juan Carlos I y Hassan II, el posterior viaje a Rabat de los responsables espa?oles de Asuntos Exteriores y de Pesca, y el anuncio de una importante agenda de intercambios, de visitas de ministros en lo que resta de a?o. Para Marruecos, la concreci¨®n de estos objetivos conlleva la necesidad de encontrar una soluci¨®n, o al menos un principio de soluci¨®n, de todos los contenciosos pendientes, incluido el de Ceuta y Melilla. Otra debilidad es que se basa en un Gobierno que no tiene necesariamente garantizada de antemano la continuidad de su mandato. Nada de esto, sin embargo, le resta valor e inter¨¦s a una oferta que, por primera vez, desde la independencia de Marruecos hasta nuestros d¨ªas, abre las puertas a unas aut¨¦nticas relaciones entre los dos Estados, estrechas y estables, como corresponder¨ªa a la posici¨®n geogr¨¢fica y pol¨ªtica que los dos pa¨ªs comparten.
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