La resistencia al r¨¦gimen militar y la represi¨®n contin¨²an en Polonia
El paso del tiempo no ha moderado la represi¨®n en Polonia, tras el establecimiento de la ley marcial el pasado mes de diciembre. Durante esta semana la justicia militar ha decidido iniciar una investigaci¨®n contra cien personas y ha remitido a los tribunales ordinarios informes relativos a otras 103, mientras los tribunales castrenses condenaban a 43 acusados.
Las autoridades parecen afrontar con gran nerviosismo la ceremonia del bautizo de la ¨²ltima hija del dirigente de Solidaridad, Lech Walesa, que se celebrar¨¢ en Gdansk ma?ana domingo. Es casi seguro que los corresponsales acreditados en Varsovia no ser¨¢n autorizados a desplazarse a la ciudad b¨¢ltica.La jefatura de los servicios jur¨ªdicos militares ha elaborado un balance de la situaci¨®n en Polonia y habla de intentos de organizaci¨®n de redes de resistencia clandestinas cuya amplitud resulta dif¨ªcil de evaluar por el momento. En la alta Silesia fueron detenidos un minero y un empleado de cooperativa por haber "seguido realizando actividades sindicales durante los meses de enero y febrero, difundiendo una publicaci¨®n ilegal llamada Bolet¨ªn de Informaciones". Dos responsables de la distribuci¨®n de este bolet¨ªn fueron tambi¨¦n arrestados.
El informe militar cita tambi¨¦n el caso de un habitante de Walbrzych, a quien se acusa de haber creado "una organizaci¨®n ilegal de neofascistas dedicada a la distribuci¨®n de panfletos", y el de un estudiante de instituto de Varsovia comprometido en una red de distribuci¨®n de "publicaciones ilegales".
Una revista especializada en temas jur¨ªdicos ha publicado, "gracias a la amibilidad del fiscal militar", un relato cre¨ªble sobre la formaci¨®n del grupo responsable del asesinato de un miliciano el 18 de febrero pasado.
Seg¨²n este relato, un grupo de j¨®venes se encuentra en un autob¨²s urbano y decide no aceptar la nueva situaci¨®n. Un estudiante de Historia de veinticuatro a?os redacta octavillas, busca quien las distribuya y encuentra tres muchachos menores de veinte a?os dipuestos a ayudarles. Luego se suma otro. Estos j¨®venes se re¨²nen una vez por semana y utilizan seud¨®nimos y palabras en clave.
"Las fuerzas armadas de la Polonia resistente" han nacido as¨ª y se fijan dos objetivos: la creaci¨®n de un tribunal clandestino y la liberaci¨®n por la fuerza de los internados en Bialoleka y Lublin. Un sacerdote de la capital es detenido por ocultar el arma utilizada en el asesinato del miliciano. Los j¨®venes del grupo le aluden en sus declaraciones. No hizo pregunta alguna cuando los muchachos escondieron en su casa la primera pistola robada. "Alentaba nuestras ideas porque nuestras convicciones eran justas" dice uno de ellos. "Vinieron a mi domicilio porque yo no ocultaba mi manera de pensar", dijo el sacerdote.
Los j¨®venes roban un segundo rev¨®lver, y cuando pretenden con seguir el tercero el miliciano que lo llevaba se resiste. Suena un disparo. La acci¨®n quiz¨¢ no fue premeditada, pero result¨® mortal. "El sacerdote", declar¨® uno de los muchachos, "no estaba contento por lo sucedido, pero no nos lo reproch¨® y dijo que la culpa deber¨ªa recaer sobre el miliciano por no habernos querido dar su arma".
Mientras tanto, el Tribunal Supremo conden¨® el jueves a seis a?os de c¨¢rcel al presidente y vicepresidente de la organizaci¨®n de Solidaridad de Lodz. Esta sentencia se produjo en proceso de apelaci¨®n solicitado por el fiscal militar y el nuevo juicio se realiz¨® sin que los condenados fuesen escuchados por el alto tribunal.
En el juicio de primera instancia estos dos dirigentes de Solidaridad fueron condenados a cuatro a?os y medio de c¨¢rcel.
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