Las dosis peque?as pero continuas de pesticidas son tan graves como las intoxicaciones amidas
Los medios de comunicaci¨®n suelen hacerse eco de los casos de intoxicaciones agudas producidas por mal uso en el manejo de los pesticidas. Sin embargo, pocas veces se habla del lento envenenamiento que se est¨¢ ocasionando a toda la poblaci¨®n, obligada a ingerir los residuos de pesticidas existentes en los alimentos, al no respetarse casi nunca los plazos de seguridad desde la ¨²ltima fumigaci¨®n hasta la venta en el mercado. La utilizaci¨®n intensiva de t¨®xicos para combatir los insectos provoca, por otra parte, una peligrosa dependencia de los cultivos hacia estos productos, ya que tambi¨¦n eliminan a los enemigos naturales de las plagas.
Entre el momento de la siembra y el de la recolecci¨®n, un agricultor suele espolvorear sus cosechas varias veces con pesticidas. En todos los alimentos que ingerimos, ya sean frutas, verduras, pescado, carne, leche, huevos o cualquiera de sus derivados, tragamos una serie de productos t¨®xicos invisibles de los que pocas veces se habla.Los pesticidas son unos compuestos qu¨ªmicos venenosos que han permitido aumentar la producci¨®n de las cosechas eliminando a los insectos y otros seres que se alimentan de las mismas plantas que el hombre. Pero lo que durante las ¨²ltimas d¨¦cadas se consider¨® como la panacea capaz de librar al mundo del hambre se ha convertido en una de las amenazas m¨¢s serias para la salud. No deja de ser parad¨®jico que Suecia, el pa¨ªs que otorg¨® en 1948 el Premio Nobel al descubridor del DDT, prohibiera su uso tan s¨®lo treinta a?os despu¨¦s de que comenzara a ser utilizado. Id¨¦ntica medida han tomado todos los pa¨ªses desarrollados, incluida Espa?a.
El DDT y otros organoclorados fueron prohibidos al comprobarse sus efectos da?inos sobre la salud humana. Entre sus mayores problemas est¨¢n los que hasta ahora hab¨ªan sido sus mayores virtudes: su persistencia y su toxicidad. En el agua el DDT contin¨²a activo hasta veinte a?os despu¨¦s de su utilizaci¨®n. En este per¨ªodo, tanto el DDT como el resto de los pesticidas realizan aut¨¦nticos viajes a trav¨¦s de las cadenas alimentarias.
Los pesticidas, que en principio est¨¢n previstos para unos determinados insectos, se incorporan tambi¨¦n a las plantas de los cultivos. Al comer estas plantas el hombre ingiere una peque?a dosis de t¨®xicos. El problema se agrava cuando los ciclos son m¨¢s largos. Ello se debe a que al pasar de un eslab¨®n a otro los t¨®xicos se van concentrando. Es decir, si el hombre hace pan con trigo contaminado ingiere una cantidad peque?a de pesticidas, pero si alimenta a una vaca con ese mismo trigo, la vaca va concentrando en su organismo todos los t¨®xicos que contienen sus piensos y al final la leche que bebe el hombre tiene un alto contenido de pesticidas.
Este proceso ha sido analizado en Espa?a por un equipo de expertos de la Universidad de C¨®rdoba que dirige Rodrigo Pozo Lora. Seg¨²n el estudio que realizaron en 1977 sobre la contaminaci¨®n de la leche por plaguicidas en el sur de Espa?a, todas las muestras recogidas daban valores superiores a los l¨ªmites recomendados por los departamentos especializados de las Naciones Unidas. Curiosamente muchos campesinos toman leche despu¨¦s de haber realizado labores de fumigaci¨®n, confiando en sus cualidades desintoxicantes. Los expertos han recomendado a la Administraci¨®n que realice una campa?a aclarando que la gran solubilidad de los productos fitosanitarios en la leche convierten a este producto en no recomendable cuando el organismo est¨¢ impregnado de pesticidas.
Pero no s¨®lo la leche de las vacas est¨¢ contaminada con pesticidas. El an¨¢lisis de la leche materna ha dado resultados m¨¢s alarmantes. Ello se debe a que los seres humanos est¨¢n al final de todos los eslabones alimentarios. Es decir, en nuestros tejidos se concentran los t¨®xicos de todos los litros de leche que bebemos y de todos los dem¨¢s alimentos.
Investigaciones efectuadas en 1981 por miembros del Instituto de Qu¨ªmica del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas revelaron que la leche de las mujeres que viven en Madrid contiene niveles de dieldr¨ªn y DDT que exceden en 4,86 y 8,12 veces, respectivamente, los l¨ªmites m¨¢ximos admisibles. (V¨¦ase EL PAIS del 17 de febrero de 1982.) Estos datos son especialmente alarmantes si se tiene en cuenta que han sido tomados seis a?os despu¨¦s de que la Administraci¨®n espa?ola prohibiera el uso del DDT y sus derivados. Este decreto, que entr¨® en vigor en diciembre de 1975, establece, sin embargo, una cl¨¢usula por la cual esta proihibici¨®n es v¨¢lida "salvo en aquellas aplicaciones que sean destinadas a campa?as fitosanitarias autorizadas por el servicio de defensa contra plagas del Ministerio de Agricultura".
El Icona utiliza DDT
Las ¨²nicas pistas que se pudieron obtener de que estos productos se siguen consumiendo son los anuncios que del DDT y otros pesticidas prohibidos se hacen en algunas revistas, ofreci¨¦ndolos a la venta. Igualmente, es de suponer que el Instituto para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (leona) consume gran cantidad de estos t¨®xicos, ya que en un libro editado recientemente por el Ministerio de Agricultura sobre las plagas de insectos en las masas forestales, la f¨®rmula m¨¢s usual que se dice utilizar contra las cuarenta plagas citadas es un c¨®ctel de DDT con lindano. En 1981 el Icona espolvore¨® con avionetas un total de 509.000 hect¨¢reas de bosques. A estas campa?as de fumigaci¨®n estatales hay que a?adir otras 60.000 hect¨¢reas de bosques fumigados por particulares.
Pero el DDT y sus derivados no son los ¨²nicos productos fitosanitarios que constituyen un riesgo para la salud. Todos los pesticidas, incluso los m¨¢s d¨¦biles, no dejan de ser venenos. Su peligrosidad est¨¢ en funci¨®n de la dosis. Por otra parte, a¨²n no se saben las consecuencias que para la salud puede tener una ingesti¨®n continua de peque?as dosis de estos productos. Algunos expertos est¨¢n francamente preocupados del abuso que la agricultura moderna hace de los preparados qu¨ªmicos para acabar con insectos, malas hierbas, ¨¢caros, hongos, nem¨¢todos, caracoles, roedores, topos, repeler las aves y los mam¨ªferos, eliminar las algas, las bacterias, cicatr¨ªzar, impedir la transpiraci¨®n y abrillantar las frutas, proteger las semillas, las cosechas y las maderas y hasta para desinfectar los suelos.
En total son m¨¢s de 4.000 los productos de este tipo que se comercializan en Espa?a. La producci¨®n de los pesticidas est¨¢ con trolada por fuertes multinacionales que ejercen una intensa labor de marketing entre los campesinos para que aumenten el consumo de los productos fitosanitarios. Hasta ahora las multinacionales que dominan el sector de los pesticidas han trabajado sin ning¨²n tropiezo y cuando ha surgido alguno lo han intentado aplastar r¨¢pldamente En 1979, la filial espa?ola de la empresa norteamericana Dow Chemical interpuso una querella contra el soci¨®logo y profesor de la Universidad C omplutense de Madrid Juan Maestre Alfonso por un art¨ªculo publicado en la revista S¨¢bado Gr¨¢fico en el que Juan Maestre denunciaba la aplicaci¨®n en Espa?a del tord¨®n con el fin de convertir en pastos gran parte de los montes comunales de Asturias
La Dow Chemical Ib¨¦rica nega ba que el tord¨®n hubiera sido utilizado en Vietnam como "gas letal" y tambi¨¦n rechazaban toda relaci¨®n de este producto con la dioxina, el gas de una f¨¢brica de herbicidas de Italia que produjo la cat¨¢strofe de Seveso.
El juez desestim¨® la denuncia en la que Dow Chemical exig¨ªa una fianza de veinte millones de pesetas en concepto de posibles perjuicios. Juan Maestre, por su parte, reuni¨® decenas de documentos en los que se afirma que el tord¨®n s¨ª fue utilizado en Vietnam y que con ¨¦ste y otros herbicidas, utilizados muy por encima de su dosis normal de aplicaci¨®n, se destruyeron varios millones de hect¨¢ reas de bosques en las selvas de Indochina, donde se refugiaban los guerrilleros del Vietcong. Pero salvo peque?os incidentes, las empresas que comercializan pestici das no han tenido muchos proble mas con la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Sus actividades se desarrollan en el campo, lejos de los consumidores y de los centros de poder, y pasan desapercibidas por completo. Por otra parte, el negocio de los pesticidas es bastante f¨¢cil de introducir. Las empresas s¨®lo tienen que convencer a los agricultores para que empleen sus productos unas pocas de veces, porque despu¨¦s de impregnar una tierra de pesticidas se entra en un c¨ªrculo vicioso del que es dif¨ªcil salir.
Los pesticidas eliminan los controles naturales
En condiciones naturales los insectos que se alimentan de las plantas son controlados por otros insectos carn¨ªvoros que depredan sobre ellos. Al igual que hay muchos m¨¢s conejos que ¨¢guilas, tambi¨¦n hay muchos m¨¢s insectos que se alimentan de plantas que insectos depredadores, pero en una situaci¨®n normal ambas poblaciones est¨¢n en equilibrio. El problema surge con las grandes superficies de monocultivos. En ellas, los insectos que se alimentan de ese cultivo determinado encuentran tanta comida que se transforman en plaga, ya que su potencial reproductor es mucho mayor que el de sus depredadores. En lugar de diversificar los cultivos y favorecer el crecimiento de las poblaciones de los insectos depredadores, el campesino moderno recurre a los pesticidas, que no s¨®lo matan a los insectos que constituyen la plaga, sino tambi¨¦n a sus enemigos naturales.
El resultado es que los insectosplaga se recuperan antes que sus depredadores y al no tener ning¨²n control natural se reproducen sin l¨ªmite. La soluci¨®n que se le ofrece al campesino que ha liquidado sus aliados naturales es que vuelva a irrigar las cosechas con m¨¢s insecticidas. Se desencadena as¨ª un ciclo infernal que acaba bastante mal para el que lo ha iniciado: al cabo de unas cuantas generaciones los insectos-plaga se hacen inmunes a los pesticidas y s¨®lo es posible combatirles inventando productos m¨¢s potentes o aumentando la dosis. Esto significa a su vez el gran negocio de las casas comerciales.
Otro grave problema de los pesticidas es su gran capacidad de dispersi¨®n. El cient¨ªfico franc¨¦s Fran?ois Ramade afirma en su obra Elementos de Ecolog¨ªa aplicada que "incluso en el caso de los pesticidas menos vol¨¢tiles, se ha podido constatar que m¨¢s de un 50% de sus materias activas pasan a la atm¨®sfera en el momento del tratamiento. Estas cantidades que no alcanzan los cultivos son arrastradas por el viento y van a parar a lugares muy lejanos del punto de partida. As¨ª, en 1968 se detectaron 41 partes por bill¨®n de DDT en los aerosoles que ca¨ªan sobre las islas Barbados. Cuando se investig¨® el origen de esta contaminaci¨®n se comprob¨® que aquel polvo contaminado proced¨ªa de part¨ªculas de suelo erosionadas por el viento en regiones marroqu¨ª que hab¨ªan estado sometidas a tratamientos contra los saltamontes. El insecticida hab¨ªa recorrido unos 4.000 kil¨®metros sobre el oceano Atl¨¢ntico antes de caer en las islas.
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