Esperanzas de soluci¨®n para la aportaci¨®n brit¨¢nica al presupuesto de la CEE
![Soledad Gallego-D¨ªaz](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F59d0121e-34c2-42ae-9720-96991394acc9.png?auth=9618d8510e6d38fb4af0fc3320ebbd584c15c5aa49a79f467985675046e6d666&width=100&height=100&smart=true)
Una peque?a puerta a la esperanza se abri¨® ayer en Bruselas cuando los ministros de Asuntos Exteriores de los diez declararon que una nueva propuesta, presentada por B¨¦lgica, para resolver el problema brit¨¢nico merec¨ªa un juicio inicialmente favorable.El problema brit¨¢nico, es decir, la aportaci¨®n del Reino Unido al presupuesto de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE), ha mantenido bloqueada la CEE desde hace meses y amenazaba con provocar una brecha de grandes proporciones en el futuro del Mercado Com¨²n, que cumple, precisamente esta semana, su veinticinco aniversario.
Nadie, sin embargo, ha echado todav¨ªa las campanas al vuelo. Los ministros volver¨¢n a reunirse, en sesi¨®n extraordinaria, el pr¨®ximo 3 de abril, en Luxemburgo, y como afirm¨® el titular brit¨¢nico de Asuntos Exteriores, lord Carrington, "queda un largo camino por recorrer y un duro trabajo por hacer".
En todo caso, y pese a las renacidas esperanzas, los precios agr¨ªcolas no podr¨¢n aumentarse el 1 de abril, como te¨®ricamente estaba previsto, porque Londres sigue insistiendo en que no dar¨¢ su aprobaci¨®n hasta tener en la mano su propio acuerdo. Francia, el gran enemigo del Reino Unido tampoco ha desvelado completamente sus cartas. La propuesta es "interesante y la estudiaremos con cuidado". Algo es algo, afirman los expertos.
Una tenacidad encomiable
Si el pr¨®ximo d¨ªa 3 se aceptara la f¨®rmula belga -con modificaciones, muy probablemente- los diez podr¨ªan felicitarse y felicitar tambi¨¦n a Leo Tindemans, ministro de Asuntos Exteriores belga que ocupa la presidencia de turno del Consejo y que con una tenacidad encomiable no ha cesado de buscar f¨®rmulas de acuerdo en todas las capitales europeas.
Su ¨²ltimo hallazgo presentado en la mesa de negociaciones despu¨¦s del almuerzo de ayer y de largas horas de debates infructuosos, es el siguiente: los diez se comprometen a dar una compensaci¨®n al Reino Unido, a partir de 1982 y durante cinco a?os. Es decir, a devolverle una parte del dinero que Londres ingresa en las arcas comunitarias.
El per¨ªodo es m¨¢s corto que el solicitado inicialmente por la dama de hierro, Margaret Thatcher, para quien siete a?os hubiera sido lo indicado, pero tambi¨¦n algo mayor del que pretend¨ªan imponer los franceses, solo tres a?os.
Esa cantidad ser¨¢ fija para 1982, 1983 y 1984, pero existir¨¢ una correcci¨®n si el indicador objetivo utilizado para fijar la compensaci¨®n en 1981 experimenta una variaci¨®n de m¨¢s o menos el 10%.
Lo que quiere decirse que no existe una degresividad por principio, como reclamaba Par¨ªs, pero que puede haberla (la habr¨¢) si var¨ªan las condiciones econ¨®micas del Reino Unido.
En este caso la correcci¨®n se aprobar¨ªa por mayor¨ªa de dos tercios en una votaci¨®n ponderada en la que los cuatro grandes tienen m¨¢s peso que los pa¨ªses peque?os como B¨¦lgica, Irlanda, Grecia, Dinamarca o Luxemburgo. Por primera vez desde 1966 se romper¨ªa el principio de unanimidad.
Otra correcci¨®n suplementaria se efectuar¨ªa si la cuota brit¨¢nica por el concepto de impuesto sobre valor a?adido fuera mayor que su cuota por raz¨®n del producto nacional bruto. Estas correcciones, adoptadas por mayor¨ªa, funcionar¨ªan durante los tres a?os mencionados.
A fines de 1984, la comisi¨®n propondr¨ªa compensaciones para 1985 y 1986 y en esta ocasi¨®n se volver¨ªa a la unanimidad. En la pr¨¢ctica, Francia s¨®lo perder¨ªa su capacidad de control durante tres a?os.
El principio de acuerdo permitir¨ªa, al menos, y pase lo que pase posteriormente, que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 29 en Bruselas dedique prioritariamente su tiempo a cuestiones tan urgentes como la posici¨®n europea conjunta frente a la pol¨ªtica monetaria de Estados Unidos y a la exacervada producci¨®n industrial japonesa.
Pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses prefieren que la cumbre pase sobre ascuas por el problema brit¨¢nico, pero lord Carrington anunci¨® ayer que Margaret Thatcher no piensa dejar pasar la ocasi¨®n de explicarse una vez m¨¢s.
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