Torrente Ballester: "En 'Los gozos y las sombras', la novela era m¨¢s er¨®tica que la pel¨ªcula"
"La novela es m¨¢s er¨®tica que la pel¨ªcula, aunque lo esencial de Los gozos y las sombras se ha respetado", dijo Gonzalo Torrente Ballester despu¨¦s de ver anteayer el primero de los trece cap¨ªtulos de la adaptaci¨®n en cine para televisi¨®n de su c¨¦lebre trilog¨ªa, que comienza a emitirse ma?ana. "Soy consciente de que se trata de dos artes distintos, de que hay otros medios expresivos en la pel¨ªcula, por lo que tiene que haber diferencias entre la novela y el cine". Concretamente, respecto al erotismo, el novelista gallego dir¨ªa despu¨¦s: "Es que el lenguaje escrito cuenta el erotismo, no la pornograf¨ªa, por v¨ªa de sugerencia, que es muy dif¨ªcil de llevar al cine".
Seg¨²n el autor de Los gozos y las sombras, para esta serie hab¨ªa que elegir entre los dos componentes pasionales fundamentales en una novela que cuenta hechos ocurridos en los a?os treinta, en un pueblecito gallego. Y una mayor fidelidad les ha inclinado a preferir cierta violencia, en lo social y tambi¨¦n en lo amoroso, como pasi¨®n que diera el tono a la pel¨ªcula.Dirigida por Rafael Moreno Alba y producida por Jes¨²s de Navascu¨¦s, que tambi¨¦n realiz¨® el gui¨®n, la pel¨ªcula, que seg¨²n su propio director fue contratada para diez cap¨ªtulos, con un presupuesto de 165 millones de pesetas, ha quedado en trece cap¨ªtulos de una hora, tema que la propia Televisi¨®n Espa?ola, reacia en principio a la transgresi¨®n de los temas contractuales de espacio, ha acabado por aprobar, seg¨²n Rafael Moreno Alba, "comprendiendo que la novela de Torrente Ballester es muy larga y muy densa".
La producci¨®n de Los gozos y las sombras cuenta con un reparto esplendoroso: Amparo Rivelles hace una mujer de car¨¢cter, una cacica del pueblo, Do?a Mariana Sarmiento, y su hermano Carlos Larra?aga hace el que en la novela es su enemigo, Cayetano Salgado, el poderoso industrial de nuevo cu?o. "Es la primera vez que, en tantos a?os de profesionalidad de los dos trabajamos juntos en la misma pel¨ªcula", dijo Larra?aga. "En la ¨²nica escena en que nos encontramos, una escena especialmente extra?a y violenta, nos emocionamos los dos".
El m¨¦dico de locos, protagonista de la historia si hay alguno, en la novela Carlos Deza, lo hace Eusebio Poncela, y una mujer importante, Clara, la lleva a escena Charo L¨®pez, la ¨²nica ausente en la presentaci¨®n de anteayer. Su opuesta moral, que significa el buen parecer popular, lo que Torrente Ballester calific¨® como "el sentido com¨²n, la astucia, de la mujer gallega", el personaje de Rosario, lo hace una sensitiva y joven actriz, Rosal¨ªa Dann.
"Claro que identifico estas caras con mis personajes", dice Gonzalo Torrente Ballester. "Si hubiera escrito la novela hace dos a?os, es posible que conservara mi propia imagen de los personajes, pero las im¨¢genes pl¨¢sticas tienen una duraci¨®n limitada, y yo hace ya veinte a?os que termin¨¦ el tercer tomo. As¨ª que las figuras m¨ªas est¨¢n ya muy borrosas... Adem¨¢s, esta es una historia sin protagonistas, o mejor, con ocho o diez protagonistas que van desarrollando las historias principales. Lo que va a sorprender realmente es que entre esos ocho o diez actores de primera fila y los que van detr¨¢s, que son muchos, no hay gran diferencia de calidad. En este reparto no hay morralla. Creo que hay que felicitarles a todos".
Larra?aga, el J.R. espa?ol
En la novela, que seg¨²n muchos es la mejor de su autor, una trilog¨ªa de corte decimon¨®nico en la historia y en la estructura, se plantean constantemente conflictos que lo son aparentemente entre el bien y el mal, entre los buenos y los malos. Concretamente, entre la pesca y la industria, entre los barcos de Do?a Mariana y los astilleros de Cayetano. Cayetano se enfrenta como el malo a Carlos Deza, que es el se?or natural, el arist¨®crata de familia. El m¨¦dico viajero y humanista que vuelve a hacerse cargo de los enemigos familiares y las responsabilidades heredadas, frente al ingeniero parvenu, mucho m¨¢s rico y poderoso a estas alturas, que hace sentir su poder desde la industria moderna y saneada, y lo practica con la Administraci¨®n de su posibilidad de empleo y con su donjuanismo.Los cr¨ªticos presentes en la presentaci¨®n de la pel¨ªcula auguraban a Carlos Larra?aga, que lleva a escena el personaje de Cayetano, la misma impopularidad con que carga Larry Hagman, el actor que hace el perverso J. R. de la serie Dallas. "Cuando le¨ª la novela", dice Larra?aga, "hace ya algunos a?os, cuando era casi impensable que fuera al cine, pens¨¦ que merecer¨ªa la pena hacerla, y me vi a mi mismo exactamente en este papel, que quiz¨¢ en la pel¨ªcula aparece m¨¢s de una pieza que en el texto literario". "Cayetano no es un malo t¨ªpico", dijo su autor, rompiendo una lanza a su favor. "Siente debilidad por su madre, y es capaz de enamorarse, como lo hace. Lo que le resulta m¨¢s dif¨ªcil es librarse de la imagen fabricada, de los complejos adquiridos en un medio tan estrecho como el de su pueblo..."
Y es que la gran mentira de este pa¨ªs es que sea individualista. Es el menos individualista del mundo. Todo espa?ol est¨¢ pendiente de lo que se piense de ¨¦l. Y no hay m¨¢s que verlo en su literatura: por ejemplo, La casa de Bernarda Alba, de Lorca, no es m¨¢s que la historia de una madre que deja perder sus hijas para evitar el qu¨¦ dir¨¢n...". Para Torrente Ballester la pel¨ªcula "no va a ser un revulsivo, porque el revulsivo no existe. Somos especialistas en no aplicamos la moraleja a nosotros mismos, en volver in¨²til cualquier revulsivo".
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