El acuerdo sobre Lem¨®niz

LAS LARGAS negociaciones entre el poder ejecutivo y el Gobierno de Vitoria sobre la central nuclear de Lem¨®niz han finalizado con un acuerdo satisfactorio. Las instituciones vascas de autogobierno se disponen a asumir, a trav¨¦s de tina sociedad de gesti¨®n, importantes responsabilidades para la puesta en marcha de la central y la vigilancia de su seguridad. De esta forma, este arduo problema deja de ser competencia exclusiva de una empresa privada y se inscribe en el marco de la pol¨ªtica energ¨¦tica general, cuya soluci¨®n corresponde a las instituciones estatales. Frente a quienes hacen demagogia barata a prop¨®sito de la participaci¨®n del Gobierno de Vitoria en la gesti¨®n de la central nuclear, calific¨¢ndola de indebida cesi¨®n de atribuciones p¨²blicas a instancias supuestamente extra?as a los poderes estatales, conviene recordar que las comunidades aut¨®nomas tambi¨¦n son Estado y que la distribuci¨®n de competencias entre la Administraci¨®n central, las entidades territoriales de autogobierno y la Administraci¨®n local tiene lugar en el ¨¢mbito com¨²n de las instituciones p¨²blicas. El acuerdo significa, en ¨²ltima instancia, la tentativa de resolver un problema pol¨ªtico con soluciones tambi¨¦n pol¨ªticas. Porque ser¨ªa insensato suponer que la brutal ofensiva terrorista contra Lem¨®niz, que se esfuerza por manipular c¨ªnica y criminalmente una honesta corriente de rechazo popular nacido inicialmente bajo los auspicios de los movimientos (ecologistas y antinucleares, pod¨ªa ser un duelo desigual entre una sociedad an¨®nima y una banda criminal. Bastantes pruebas de sentido com¨²n ha dado Iberduero al no clausurar las obras de Lem¨®niz y al facilitar la cesi¨®n de su gesti¨®n a una sociedad administrada por la comunidad aut¨®noma del Pa¨ªs Vasco.Ser¨ªa err¨®neo afirmar que la creaci¨®n de la sociedad de gesti¨®n de Lem¨®niz y de un ente para el desarrollo de la energ¨ªa en el Pa¨ªs Vasco perjudican a los planes energ¨¦ticos aprobados por las Cortes Generales. Esa imaginativa soluci¨®n es la f¨®rmula que permitir¨¢ el Gobierno vasco asurmir el riesgo de su participaci¨®n real y efectiva en una tarea tan dif¨ªcil como es la puesta en marcha de Lem¨®niz, permanentemente amenazada por el terrorismo etarra. Tal vez una consulta de democracia directa hubiera podido resolver de manera m¨¢s concluyente este litigio. Pero una vez descartada la celebraci¨®n de refer¨¦ndum consultivo, potestad que compete exclusivamente al presidente del Gobierno, por razones jur¨ªdicas y pol¨ªticas comprensibles, los mecanismos de la democracia representativa deben ser suficientes para cerrar el debate. La decisi¨®n sobre Lem¨®niz del Gobierno y del Parlamento vascos, que poseen la legitimidad democr¨¢tica otorgada por las urnas, tiene el respaldo indirecto de los cientos de miles de ciudadanos que les dieron su confianza en marzo de 1980. Aunque el rechazo de los ecologistas y las cr¨ªticas basadas en las irregularidades administrativas y la localizaci¨®n geogr¨¢fica de la central nuclear se tengan en pie por s¨ª solas y no guarden la menor relaci¨®n con el terrorismo etarra, la clave de arco de un sistema democr¨¢tico es precisamente la aceptaci¨®n de la voluntad de la mayor¨ªa, expresada en esta ocasi¨®n por el Parlamento y el Gobierno vascos.El Gobierno de Vitoria, al abandonar la situaci¨®n de ambig¨¹edad en la que se hab¨ªa refugiado por temor a la impopularidad de su alineamiento con los partidarios de Lem¨®niz, ha sido congruente con sus posiciones en favor del auto abastecimiento energ¨¦tico del Pa¨ªs Vasco mediante la energ¨ªa nuclear y con su aceptaci¨®n de los dict¨¢menes t¨¦cnicos sobre la seguridad de Lem¨®niz. Pero si los nacionalistas vascos han demostrado coraje al comprender que hay ocasiones en que la historia obliga a elegir entre soluciones igualmente inc¨®modas, la oposici¨®n democr¨¢tica dentro del Parlamento vasco deber¨ªa pens¨¢rselo dos veces antes de manipular este complejo y delicado asunto desde una perspectiva exclusivamente electoralista y encaminada a ensanchar con su acoso las contradicciones entre el PNV y la parte de su electorado m¨¢s sensible a la campa?a contra Lem¨®niz. La sociedad de gesti¨®n, que no depende del PNV, sino del Gobierno vasco, podr¨ªa ser controlada, tras las pr¨®ximas elecciones, por quienes hoy se mantienen en la oposici¨®n. La ¨²nica beneficiaria de una zarabanda organizada desde estrechos intereses partidistas ser¨ªa ETA Militar, que desenmascar¨® su indiferencia de fondo respecto a los problemas planteados por Lem¨®niz al rechazar de antemano los resultados de cualquier refer¨¦ndum. Y constituir¨ªa el m¨¢s contradictorio de los absurdos que precisamente en el momento en que el Gobierno de Vitoria y el nacionalismo vasco moderado asumen plenamente sus responsabilidades les dirigieran sus reproches quienes se han dedicado durante casi dos a?os a criticarlos por sus ambig¨¹edades o por su falta de decisi¨®n para afrontar los problemas cruciales de la sociedad y la econom¨ªa de Euskadi.