La promesa de una vivienda inexistente le cuesta al Ayuntamiento 70.000 pesetas mensuales
Un posible error burocr¨¢tico de la Junta Municipal del Distrito de Mediod¨ªa se ha convertido en un costoso enredo para la propia Junta, que se ve obligada a pagar desde hace ocho meses todos los gastos, por un total medio de 70.000 pesetas mensuales, de una familia a la que antes hab¨ªa prometido una vivienda inexistente.
Jos¨¦ Luis Parrondo y Esperanza Chamorro, que tienen una hija de cinco a?os y un hijo de siete, fueron desalojados de su vivienda en el barrio de los Polvorines, en Mediod¨ªa, con la promesa de un piso nuevo. Seg¨²n el concejal del distrito. Fernando Clavo Ruiz, que lo es desde hace poco tiempo y ha heredado el asunto de su predecesor, la vivienda era en realidad una chabola que se encontraba en unas condiciones lamentables.El pasado 4 de enero de 1981 -Parrondo dice que "se equivocaron al poner el a?o en los papeles, porque en realidad se trata de 1982"- la Junta ofreci¨® a la famil¨ªa Parrondo-Chamorro por escrito "una vivienda sita en la Avenida de Guadalajara, haci¨¦ndose constar la necesidad de ocupar la misma antes del d¨ªa 7 de enero del corriente". Seg¨²n la nota, "el compareciente acepta expresamente la mencionada vivienda".
Seg¨²n el concejal, funcionarios municipales acudieron en la fecha prevista, con las llaves, para entregar la vivienda al beneficiario, aunque Fernando Clavo no concret¨® la localizaci¨®n del piso. Parrondo asegura, por su parte, que ¨¦l mismo se lleg¨® en una coche de la Polic¨ªa Municipal, precedido por un jeep de la misma, hasta la Avenida de Guadalajara para buscar la vivienda prometida. Piensa citar a los polic¨ªas en un juicio contra la Junta iniciado el pasado 10 de febrero.
La versi¨®n de Parrondo asegura que la Junta, ante la comprobada inexistencia del piso, le envi¨® con su familia a un albergue "en el que dorm¨ªan los que no ten¨ªan casa y adem¨¢s se com¨ªa muy mal". Parrondo dice que se marcharon de este albergue por los ni?os. Entretanto sus pocos enseres quedaron recogidos en el Almac¨¦n de la Villa, pero, seg¨²n esta familia, no se les permite ni siquiera revisarlos. En cambio existe una nota de la propia Junta en la que se permite a Parrondo a que saque su ropa del almac¨¦n.
Una pensi¨®n en Atocha
Dos meses despu¨¦s del derribo de su antigua casa, la familia Parrondo-Chamorro se instalaba en una pensi¨®n de la calle Atocha, con todos los gastos pagados por el Ayuntamiento. La due?a de la pensi¨®n dice que los padres y los ni?os hacen la vida en la habitaci¨®n que se les ofreci¨®, en la que hay tres camas y un lavabo. Este mes la pensi¨®n "va a costar la tira", seg¨²n la due?a, porque los ni?os, encerrados en la casa, han roto varias cosas. Los padres no trabajan, se asegura. Viven de las setenta mil pesetas de la Junta, con las que se cubren sobradamente sus gastos de comida, alojamiento y vestido. Esta situaci¨®n se prolonga ya ocho meses y, seg¨²n la due?a de la pensi¨®n, "este l¨ªo nos va a volver locos a todos". Pero la misma se?ora dice que los Parrondo son gente tranquila, nada pendenciera, y que ni siquiera gritan a sus hijos. El concejal asegura en cambio que el cabeza de familia es propenso a las peleas callejeras y que perdi¨® la visi¨®n en un ojo como consecuencia de una reyerta.Fernando Clavo dice que la pr¨®xima ocasi¨®n que se presente para ofrecerle una vivienda al citado Parrondo lo har¨¢ con todo tipo de precauciones para evitarse un nuevo enredo por parte de ¨¦ste.
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