Unos noviIlos que admit¨ªan el di¨¢logo
Plaza de Las Ventas. 28 de marzo.Cuatro novillos de Francisco Rubio, muy bien presentados, armados y astifinos, encastados en general, con poca fuerza, aunque el quinto derrib¨®. Primero y cuarto, sobreros de Manuel Santos Gafache, que dieron juego. Fernando Galindo: estocada baja, rueda de peones y nueve descabellos (silencio). Estocada corta y descabello (oreja). Fernando Rirera: cinco pinchazos, descabello, aviso y dos descabellos (silencio). Tres pinchazos y tres descabellos (silencio). Abelardo Granada: dos pinchazos, aviso con retraso y estocada delantera (silencio). Estocada utilizando como enga?o una zapatilla y cinco descabellos (divisi¨®n de opiniones).
Con unos toros te entiendes, con otros no te entiendes, y de ah¨ª depende el resultado de la corrida. Para que sea buena se trata de que admitan el di¨¢logo. Los novillos del domingo lo admit¨ªan., Principalmente con tres de ellos daba gusto hablar.
Esos tres, como un solo hombre, dec¨ªan: "Tenga la bondad de torearme usted". Y los toreros les toreaban. Qu¨¦ importa ahora si aquello era torear o hablar. De ambas cosas habr¨ªa. En cualquier caso era di¨¢logo: a la embestida pastue?a respond¨ªan los lidiadores con su t¨¦cnica, con su valor y con su arte.
No es que todos los lidiadores estuvieran sobrados de estas cualidades, pero el que ten¨ªa algo de ellas, las pudo ense?ar. Cuando el lidiador fue desma?ado, reiterativo y codillero, caso de Abelardo Granada, el novillo dialogante met¨ªa la cabeza con tanta entrega como cuando fue t¨¦cnico, hondo y garboso, caso de Fernando Galindo.
Por sus fallos, Granada se llev¨® algunos pitos mezclados con no pocos denuestos, mientras el joven Galindo recibi¨® una bien ganada oreja. Eran justos los veredictos el domingo. El segundo sobrero de la tarde, cuarto de la lidia ordinaria, de Santos Galache, ¨²nico astigordo y cornicorto del festejo, ten¨ªa sangre de superlujo, king-size, ¨®ptima para transfusiones, que se trasluc¨ªa en una embestida de c¨¢lida suavidad y largo recorrido.
Esa embestida necesitaba un torero y Galindo lo fue en su inteligente faena, que tuvo uniformidad, ligaz¨®n y medida, hasta ajustarla en el tiempo y en el n¨²mero y repertorio de suertes a las condiciones del excepcional ejemplar. Galindo tore¨® muy bien en redondo y al natural, cerr¨® perfectamente las series con bellos pases de pecho, se adorn¨® espont¨¢neamente con el afarolado, y cuando el novillo "le ped¨ªa" la muerte, se la dio, entregado, eficaz y certero.
El que abri¨® plaza -otro sobrero, que sustitu¨ªa a un cojo devuelto al corral- tambi¨¦n admit¨ªa el di¨¢logo, aunque era de talante pu?etero. Es decir, que s¨ª, met¨ªa la cabeza, humillado como si aceptara tragarse enterita la suerte, pero al final del recorrido se revolv¨ªa furioso y tiraba un derrote. ?En qu¨¦ quedamos, se?or corn¨²peta?, cab¨ªa preguntarle. ?Se deja usted torear, o no? A pesar de que Galindo estuvo valent¨®n y le porfi¨®, fue imposible obtener respuesta.
El lote tartamudo
Casi lo mismo ocurr¨ªa con el lote que correspondi¨® a Femando Rivera, el cual se emple¨® con el percal, y con la franela expuso el fisico, aguant¨® arrancadas descompuestas, porfi¨¦ por ambos pitones y varios terrenos, a ver si, de alguna forma, el lote tartamudo aquel ten¨ªa algo que decir. Tampoco se sabr¨¢ nunca. Uno se le quedaba y cabeceaba. Otro a veces se paraba, a veces segu¨ªa el enga?o, y tan incierto comportamiento no permit¨ªa ni confiarse ni pegar la espant¨¢.
Los toros, dicen algunos toreros, que me salgan o malos-malos o buenos-buenos. Con aqu¨¦llos, echas a correr o te justificas; con ¨¦stos, te entregas y sanseacab¨®. Lo descorazonador es cuando salen ¨¦stos y ni te entregas ni te justificas. Los dos de Abelardo Granada eran as¨ª de buenos: temperamento, el justo; embestida, la que sue?a todo el escalaf¨®n. Tan exquisita nobleza exhib¨ªa el tercero de la tarde, que la terna en pleno aprovech¨® sus turnos en quites para lancear por lo fino. A Galindo el suyo por chicuelinas le sali¨® bordadito.
En realidad, ¨¦ste selecto ganado acentuaba los defectos de Granada que, en el ruedo, es mon¨®tono e ins¨ªpido Y de temple no anda muy all¨¢, lo mismo en el manejo de la muleta que en el dominio de los nervios. Se le ocurri¨® pegarle a Galindo un grito porque le hac¨ªa un quite a su novillo, y despu¨¦s de la sorprendente estocada al sexto, se puso de rodillas delante de la res en extempor¨¢neo alarde y le mordi¨® un cuerno, ?que ya son ganas de morder'
Pero hablemos de la estocada. Esa estocada caus¨® asombro, porque, para, ejecutarla, Abelardo despreci¨® la muleta, se quit¨® una zapatilla y utilizando ¨¦sta como enga?o (no es verdad que fuera como anestesi¨¢, seg¨²n opinaba uno en el tendido) se volc¨® sobre el morrillo. Sali¨® limpiamente de la suerte, sin que la astifina res le rozara un alamar, aunque parezca incre¨ªble.
Preciosa de trap¨ªo adem¨¢s de dialogante, la novillada sali¨® impresionantemente astifina. Nunca en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªan visto tantos toros astifinos. Nunca, antes de la inhabilitaci¨®n de ganaderos por "afeitado". Se entiende, ?no?
Los afeitados
Al margen de esta ¨²ltima novillada de Las Ventas, ayer la agencia Efe ofreci¨® la informaci¨®n de que un total de 105 toros de de Juan Mari P¨¦rez Tabernero se ver¨¢n afectados por la inhabilitaci¨®n de su aganader¨ªa como consecuencia de la resoluci¨®n del Ministerio del Interior sobre el afeitado de las reses de lidia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.