La invasi¨®n argentina del archipi¨¦lago compromete el futuro pol¨ªtico de la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher
Lord Carrington, junto con dos de sus adjuntos, dimiti¨® ayer de su cargo de ministro de Asuntos Exteriores, en lo que es s¨®lo un primer cap¨ªtulo de la crisis pol¨ªtica que ha provocado en el Reino Unido la invasi¨®n argentina de las islas Malvinas. John Nott, ministro de Defensa, sigue en su puesto, una vez que ha zarpado de Portsmouth la flota brit¨¢nica. Si la crisis no es pronto resuelta de una forma honorable para el Gobierno brit¨¢nico, el futuro pol¨ªtico de la primera ministra, Margaret Thatcher, estar¨¢ en peligro.
Margaret Thatcher nombr¨® ayer a Francis Pym, de sesenta a?os de edad, para suceder a Carrington al frente del Foreign Office. Pym, hasta entonces l¨ªder de la C¨¢mara de los Comunes -puesto en el que se ver¨¢ reemplazado por John Biffen- fue, de mayo de 1979 a septiembre de 1981, ministro de Defensa, cargo del que Thatcher le retir¨®, tras las cr¨ªticas expresadas contra la pol¨ªtica de recortes militares de la dama de hierro.
La pol¨ªtica exterior brit¨¢nica -salvo en sus l¨ªneas muy generales- era decidida casi exclusivamente desde el Foreign Office. Pym, ahora, como se?al¨® el vicel¨ªder laborista, Denis Healey, tendr¨¢ un papel muy dificil al intentar frenar los impulsos de la primera ministra, que se podr¨ªa ver tentada a una aci¨®n espectacular para recuperar el honor perdido, el suyo y el nacional.
Margaret Thatcher acept¨® "a rega?adientes", seg¨²n un portavoz de la primera ministra, la dimisi¨®n de lord Carrington, uno de sus ministros m¨¢s populares, junto a la de Humphrey Atkins, ministro adjunto de Asuntos Exteriores y lord del Sello Privado, y la de Richard Luce, ministro encargado de las Relaciones con Am¨¦rica Latina.
En su carta de dimisi¨®n, lord Carrington se?alaba que "la invasi¨®n argentina de las islas Falkland (Malvinas) ha llevado a duras cr¨ªticas de la pol¨ªtica del Gobierno en el Parlamento y en la Prensa. En mi opini¨®n, una gran parte de estas cr¨ªticas no tienen fundamento. Pero he sido responsable de la gesti¨®n de esta pol¨ªtica... Sigue siendo un hecho que la invasi¨®n de las islas Falkland ha sido una humillante afrenta a este pa¨ªs".
Uno de los ¨²ltimos actos p¨²blicos, en la noche del domingo, de lord Carrington fue un breve mensaje -de un minuto de duraci¨®n- a los habitantes de las Malvinas, radiado a trav¨¦s delservicio mundial de la BBC. Las Malvinas, afirm¨® Carrington "siguen siendo territorio brit¨¢nico, habitado por gente brit¨¢nica..., y es nuestro firme objetivo asegurar que ser¨¢n liberados de la ocupaci¨®n extranjera". El ministro de Defensa, John Nott, present¨® asimismo su dimisi¨®n como "cuesti¨®n de honor", pero Margaret Thatcher la rechaz¨® se?al¨¢ndole que "es vital que contin¨²e como secretario de Defensa cuando nuestras fuerzas se preparan para la posibilidad de una acci¨®n armada". El Gobierno brit¨¢nico parece estar echando sacos de arena por la borda para mantener el globo en el aire.. Pero ?por cu¨¢nto tiempo?
Un fracaso en los intentos de que los argentinos abandonen las islas Malvinas -a trav¨¦s de presiones diplom¨¢ticas o del uso de la fuerza militar- podr¨ªa hacer caer al Gobierno de Margaret Thatcher, llevando a un cambio en la jefatura del Gobierno o a unas elecciones generales.
Para esta ¨²ltima posibilidad es crucial la postura que adopte el Partido Laborista en el debate sobre las Malvinas que se ha convocado para ma?ana en la C¨¢mara de los Comunes. Los laboristas pidieron la dimisi¨®n de Carrington y de Nott a cambio de apoyar al Gobierno en el Parlamento hasta que la crisis haya sido superada. Pero no es probable que los laboristas se decidan el mi¨¦rcoles por un voto de censura contra el Gobierno, a pesar de que su vicel¨ªder, Denis Healey, haya pedido ayer la dimisi¨®n de Margaret Thatcher.
La diplomacia brit¨¢nica est¨¢ actuando fren¨¦ticamente para lograr una soluci¨®n. Margaret Thatcher tuvo una larga conversaci¨®n el domingo con el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, cuyo primer ministro, Pierre Mauroy, calific¨® ayer de "acto de guerra" la invasi¨®n argentina. Informes provenientes de Washington han indicado que la Administraci¨®n Reagan estar¨ªa dispuesta a apoyar pol¨ªticamente, en ¨²ltimo extremo, una intervenci¨®n militar brit¨¢nica. Los brit¨¢nicos est¨¢n intentando lograr un apoyo de sus aliados de la OTAN para aplicar sanciones econ¨®micas contra Argentina. El ministro de Comercio brit¨¢nico, John Biffen, confirm¨® ayer la congelaci¨®n de los activos argentinos en el Reino Unido -1.439 millones de d¨®lares- y de las exportaciones a aquel pa¨ªs. Sin embargo, el Reino Unido es el que m¨¢s tiene que perder con este gesto, pues dispone de unos activos de 5.841 millones de d¨®lares en Argentina. La City -el centro financiero de Londres- no estaba muy alegre con este gesto, que representa un mal precedente para su futuro como mercado libre. De hecho, mientras el precio del oro sub¨ªa ayer en Londres, la libra y el mercado de valores bajaban.
John Biffen recomend¨®, asimismo, a los empresarios brit¨¢nicos que tienen intereses en Argentina que repatrien su personal menos necesario, al tiempo que anunci¨® que el Gobierno podr¨ªa requisar nav¨ªos mercantes, comenzando, como confirm¨®, con el ferry Canberra, de la empresa P&O. Biffen confirm¨® que la reina hab¨ªa aprobado estas medidas el domingo en una reuni¨®n de emergencia de su consejo privado, en el palacio de Windsor, dando su necesario visto bueno a las ¨®rdenes para los movimientos de la flota.
Divisi¨®n en la PrensaLa Prensa brit¨¢nica est¨¢ dividida sobre las medidas a adoptar ante la crisis, con peri¨®dicos como The Guardian o The Observer pidiendo moderaci¨®n. Pero los ¨¢nimos est¨¢n caldeados. Seg¨²n una encuesta de LBC, cadena privada de radio, un 79% de la poblaci¨®n brit¨¢nica est¨¢ a favor de una intervenci¨®n militar; un 92% opina que el Gobierno tiene el deber moral de proteger sus derechos; pero la mitad de los entrevistados insiste en la necesidad de agotar la v¨ªa diplom¨¢tica antes de recurrir a la fuerza. Un 34% consider¨® vergonzosa la gesti¨®n por el Gobierno.
Estos ¨¢nimos quedaron claramente expresados ayer, cuando miles de personas se api?aron en el puerto de Portsmouth para despedir a su Armada. Una mujer grit¨® "dadles duro" cuando pas¨® el portaviones Invencible.
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