La diplomacia protagonizar¨¢ los 15 d¨ªas que la flota brit¨¢nica tardar¨¢ en llegar a las islas
La flota m¨¢s poderosa nunca reunida en el Reino Unido desde la crisis de Suez, en 1956, parti¨® ayer de Portsmouth hacia las islas Malvinas con las palabras del ministro de Defensa, John Nott, en la mente. Este se?al¨® la v¨ªspera que no dudar¨ªa, si fuera necesario, en dar ¨®rdenes de atacar, hundiendo barcos argentinos o desembarcando en las islas. La cuesti¨®n del poder¨ªo mar¨ªtimo y de la relaci¨®n entre fuerza militar y diplomacia est¨¢ a la orden del d¨ªa; las dificultades brit¨¢nicas, tambi¨¦n.
Una vez que se re¨²nan cerca de las islas Azores con otros buques provenientes de Gibraltar, donde la semana pasada llevaron a cabo unas maniobras militares, este "formidable destacamento naval" -palabras de John Nott- se dirigir¨¢ a las Malvinas. En un ambiente muy emotivo la flota, que ayer zarp¨® de Portsmouth, iba encabezada por los portaviones Invincible y Hermes, seguida por buques armados hasta los dientes, incluidos destructores y fragatas y un n¨²mero indeterminado de submarinos a propulsi¨®n nuclear.Las ¨®rdenes y los detalles sobre este destacamento son secretos. El ¨²ltimo punto donde podr¨ªan hacer escala antes de llegar a las Malvinas es la isla de la Ascensi¨®n, a unos 6.000 kil¨®metros de las islas. Seg¨²n informaciones no confirmadas, varios aviones H¨¦rcules han comenzado ya a llevar hombres y equipo a la Ascensi¨®n.
Una semana despu¨¦s de zarpar del Reino Unido y una semana antes de llegar a las Malvinas, el ¨²ltimo punto en el que el Gobierno brit¨¢nico podr¨¢ reflexionar con cierta calma sobre su futura actuaci¨®n en Londres, se barajan tres posibilidades, mientras se intenta encontrar una soluci¨®n diplom¨¢tica a la crisis.
El Gobierno brit¨¢nico podr¨ªa dar ¨®rdenes a su flota de hundir a los buques argentinos, podr¨ªa decidirse por un bloqueo naval o podr¨ªa proyectar su poder¨ªo naval sobre las islas para recuperarlas. El atacar a los buques argentinos llevar¨ªa a un n¨²mero elevado de muertos en ambos campos y la p¨¦rdida de un costoso equipo militar. La operaci¨®n no garantizar¨ªa la recuperaci¨®n de las islas Malvinas.
El bloqueo naval de las islas, si no viene acompa?ado de un eficaz bloqueo a¨¦reo, no supondr¨ªa una presi¨®n excesiva sobre el Gobierno argentino y afectar¨ªa asimismo a los 1.800 habitantes de las islas. Analistas militares han observado, asimismo, que el destacamento brit¨¢nico est¨¢ mal preparado para llevar a cabo un bloqueo, estando, sin embargo, mejor organizado para un ataque. La tercera opci¨®n brit¨¢nica, el desembarco, es la m¨¢s dificultosa. Es un hecho aceptado que para recuperar las islas, los atacantes -es decir, los brit¨¢nicos- necesitar¨ªan una superioridad num¨¦rica en hombres de cuatro a uno, a pesar de que, como es lo m¨¢s probable, hayan enviado los comandos de operaciones especiales Special Boat Squadron (SBS). Se supone que los brit¨¢nicos dispondr¨¢n de unos 5.000 hombres a lo sumo. Los argentinos podr¨ªan f¨¢cilmente situar a m¨¢s de 10.000 soldados en las islas.
Los desarrollos tecnol¨®gicos navales, ya probados cuando la guerra de 1973 entre Israel y los pa¨ªses ¨¢rabes, muestran que para defenderse es suficiente una peque?a fuerza naval equipada con los ¨²ltimos misiles tierra-mar o mar-mar. Los argentinos disponen de estas armas a bordo de dos de sus destructores, comprados el a?o pasado al Reino Unido, que les vendi¨® asimismo el portaviones 25 de Mayo. Tampoco hay que descontar una superioridad a¨¦rea local de los argentinos.
Aunque los brit¨¢nicos recuperaran militarmente las islas m¨¢s deshabitadas del archipi¨¦lago, el ataque a Port Stanley -y hasta que no se recuperara esta ciudad no habr¨ªa tregua- ser¨ªa pr¨¢cticamente imposible, a no ser que se aceptara la inevitable muerte: de buen n¨²mero de los isle?os y, de los soldados brit¨¢nicos. Faltan dos semanas para que la flota. brit¨¢nica llegue a las Malvinas, y, ¨¦ste es un per¨ªodo de tiempo suficiente para intentar presionar por la v¨ªa diplom¨¢tica -una v¨ªa mayormente amenazada con la dimisi¨®n de lord Carrington-.-, pero la decisi¨®n mayoritaria el s¨¢bado del Consejo de Seguridad de la ONU, en apoyo de las tesis brit¨¢nicas, ha reforzado la postura de Londres, que estos d¨ªas se mueve fren¨¦ticamente para lograr el apoyo de sus aliados y de los pa¨ªses no alineados. El env¨ªo de la flota brit¨¢nica hacia las Malvinas indica claramente que, al intentar avanzar por el estrecho sendero diplorn¨¢tico, Londres quiere negociar desde una posici¨®n de fuerza.
Est¨¢ ya claro que la pol¨ªtica defensiva brit¨¢nica -obra de John Nott- saldr¨¢ malparada de esta crisis. Sus recciftes navales, destinados a compensar la nueva disuasi¨®n nuclear independientemente en los a?os a venir, han sido duramente criticados, y resulta curioso se?alar que buen n¨²mero de los marinos que ayer zarparon de Portsmouth se, llevaban cartas de despido en sus bolsillos. Con su obsesi¨®n con los conflictos Este-Oeste y su dimensi¨®n nuclear, el Gobierno brit¨¢nico hab¨ªa olvidado la posibilidad de incidentes de menor orden. Aunque el Reino Unido consiguiera reconquistar las Malvinas, dif¨ªcilmente podr¨ªa conservarlas, a no ser que estuviera dispuesta a mantener una costosa fuerza naval en la zona de una forma permanente.
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