Carlos Rafael Rodr¨ªguez: "El anticomunismo ciega a EE UU"
Cuba vive tensa. Las constantes amenazas de la Administraci¨®n Reagan est¨¢n presentes en su vida cotidiana, aunque haya pocos signos aparentes y los turistas se tuesten en Varadero. El ¨²ltimo discurso de Ronald Reagan ante la OEA, el 24 de febrero, provoc¨® una dura respuesta en cuatro editoriales del Granma que, seg¨²n me coment¨® un alto dirigente de La Habana, fueron escritos por el propio Fidel Castro. Sin embargo, el Gobierno cubano est¨¢ dispuesto a negociar. De todo ello hablamos con Carlos Rafael Rodr¨ªguez, vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros, el hombre m¨¢s fuerte del Gobierno despu¨¦s de Fidel y Ra¨²l Castro.
Alfredo Guevara viceministro de Cultura y alma del cine cubano, nos conduce por un largo pasillo de helechos tropicales que parecen trasladados de Sierra Maestra. Carlos Rafael nos espera en un despacho sobrio y sin ventanas abiertas al exterior. El hombre que se encontr¨® con el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, en alg¨²n lugar de M¨¦xico es elegante y pulcro, con gemelos en los pu?os, guayabera bordada y una corbata algo exagerada. Su rostro, de barba y bigote canos, recuerda algo al de Lenin, y tras sus gafas se esconden unos ojos que no dejan de taladrarte mientras habla de manera pausada.Brillante analista de la crisis econ¨®mica internacional, pragm¨¢tico organizador de la econom¨ªa del pa¨ªs, de Carlos Rafael Rodr¨ªguez se dice que m¨¢s de una vez choc¨® con el fogoso idealismo del Che, el cual cre¨ªa m¨¢s en los incentivos morales que en los materiales para estimular el nivel de producci¨®n de los trabajadores. Sin embargo, detr¨¢s del sill¨®n de Carlos Rafael, hay un hermoso retrato del Che con ojos brillantes...
"Las amenazas son continuas"
Pregunta. Como vicepresidente del Consejo de Ministros, ?ha llegado a pensar seriamente que las amenazas del presidente Reagan contra Cuba pueden alg¨²n d¨ªa convertirse en realidad?
Respuesta. Desde hace alg¨²n tiempo, y muchas veces al d¨ªa, lo pienso seriamente. Las amenazas son continuas. Es verdad que desde la entrevista entre el secretario de Estado, Alexander Haig, y el ministro mexicano de Relaciones Exteriores, Jorge Casta?eda, se habla de una posibilidad de negociaci¨®n. Incluso Reagan lo ha mencionado. Pero, si se fija en el conjunto de las declaraciones de otros colaboradores, Reagan y dem¨¢s jefes del Pent¨¢gono, ver¨¢ que no se limitan a ninguna opci¨®n. Dicen que no piensan usar tropas norteamericanas, pero eso no excluye ni a la marina ni a la aviaci¨®n. Sin embargo, una cosa es decir que no piensan usar tropas y otra comprometerse a no enviarlas, y esto ¨²ltimo no lo han dicho nunca. En el propio Congreso de EE UU se ha comprobado que Reagan ha empleado diecinueve millones de d¨®lares en ayuda a la CIA con el fin de desestabilizar Nicaragua. Y se hace evidente la participaci¨®n de argentinos y otros latinoamericanos al servicio del Gobierno norteamericano en Centroam¨¦rica. Con todo ello, nadie puede estar tranquillo. Ser¨ªamos irresponsables si no hici¨¦ramos lo que hemos hecho: preparar a nuestro pueblo, incrementar su capacidad de respuesta. armada y a la vez reafirmar nuestra disposici¨®n a dialogar sobre la base de nuestros principios. Como le ha dicho Fidel a L¨®pez Portillo, cuando el presidente mexicano en Managua, Cuba prefiere la negociaci¨®n a la confrontaci¨®n. Estamos dispuestos a dar garant¨ªas a los pa¨ªses hermanos de Latinoam¨¦rica. De modo que no se preocupen, pues nuestras armas, las que tenemos y las que recibimos, son para la defensa de nuestra patria. Si Estados Unidos asume sus responsabilidades para que los pueblos que luchan en Latinoam¨¦rica tengan una posibilidad pac¨ªfica de tr¨¢nsitos democr¨¢ticos y sociales, nosotros tambi¨¦n estamos dispuestos a asumir las nuestras.
P. ?En qu¨¦ se diferencia la actual Administraci¨®n Reagan de las anteriores?
R. Yo dir¨ªa que todas las Administraciones que han coexistido con la revoluci¨®n cubana nos han sido hostiles, desde Eisenhower a Carter. Todos han tratado o de destruirla o de contenerla. Pero Reagan se distingue porque representa al grupo militante m¨¢s conservador, m¨¢s agresivo, reaccionario y peligroso. Tiene la peligrosidad de un ideologismo mal fundamentado, que reacciona mec¨¢nicamente con respuestas que parecen preparadas de antemano. El anticomunismo les ciega.
Me recuerdan una caricatura de los tiempos del maccarthismo: un ciudadano est¨¢ en el suelo mientras lo apalea un polic¨ªa. "?Yo soy anticomunista!", grita el hombre. Y el polic¨ªa, que no deja de pegarle, exclama: "?No me importa qu¨¦ clase de comunista eres t¨²!". La historia les est¨¢ dando algunas lecciones en el propio seno de EE UU, donde su pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢ fracasando, y tambi¨¦n en sus relaciones con los Gobiernos europeos, con los cuales las dificultades est¨¢n creciendo. Y tambi¨¦n Am¨¦rica Latina les dar¨¢ lecciones. En fin, que por el camino de la imposici¨®n no lograr¨¢n realizar ninguno de sus prop¨®sitos.
P. De todos modos, usted sabe muy bien que se afirma que Cuba no es otra cosa que una neocolonia sovi¨¦tica de gran importancia estrat¨¦gica en el continente americano... ?Hasta qu¨¦ punto los sovi¨¦ticos est¨¢n presentes en su pa¨ªs?
R. Yo dir¨ªa que la URSS est¨¢ muy presente ac¨¢. Si usted va a Santiago de Cuba ver¨¢ que se est¨¢ construyendo una enorme f¨¢brica textil con cr¨¦ditos y suministros sovi¨¦ticos. M¨¢s al Norte, ver¨¢ edificaciones que son unas enormes plantas de n¨ªquel, m¨¢s ac¨¢ encontrar¨¢ una moderna planta de producci¨®n de cosechadoras de ca?a, que han liberado a m¨¢s de 200.000 cortadores de ca?a, y al mismo tiempo han aliviado este trabajo inhumano. Hay una gran diferencia entre la relaci¨®n econ¨®mica que ahora tenemos con la URSS de la que antes ten¨ªamos con EE UU.
P. Bueno, pero no me negar¨¢ que hay una dependencia econ¨®mica con la URSS. Porque, si antes los norteamericanos consum¨ªan un 70% de los productos cubanos, ahora los sovi¨¦ticos consumen un 60% m¨¢s o menos.
R. No es lo mismo.
P. ?Por qu¨¦?
R. Pues porque la relaci¨®n econ¨®mica con Estados Unidos estaba dirigida a colonizar Cuba.
"En la calle no ver¨¢ tropas sovi¨¦ticas"
P. ?Hay asesores sovi¨¦ticos en todos los ministerios?
R. Como los hay latinoamericanos, franceses o alemanes de la RFA. Y en la calle no ver¨¢ usted tropas sovi¨¦ticas. Sentimos un gran amor por la URSS y, al mismo tiempo, amamos apasionadamente nuestra independencia. Algunos creen que para demostrar nuestra independencia tenemos que ser antisovi¨¦ticos. Y eso s¨ª que no. Nosotros manejamos la misma br¨²jula que ellos, el marxismo-leninismo. No vamos a complacer a los que nos acusan, pues hay un alto grado de coincidencia en lo que se refiere a pol¨ªtica internacional. Ellos han firmado el tratado contra la proliferaci¨®n de armas nucleares, cosa que nosotros no vamos a hacer mientras EE UU mantenga su base en Guant¨¢namo y su pol¨ªtica sea agresiva.
P. Sin embargo, Estados Unidos acusa a Cuba de instigar y ayudar con armas a los guerrilleros salvadore?os y guatemaltecos. Que ustedes propician la tensi¨®n y el conflicto en Centroam¨¦rica...
R. Nuestro compromiso se basa en la solidaridad. Se ha dicho falsamente que la revoluci¨®n cubana enfoca los problemas de Latinoam¨¦rica con la ¨®ptica de lucha armada como ¨²nica salida. No es as¨ª. Cuba ya dijo en la Declaraci¨®n de La Habana, en 1962, que s¨®lo all¨ª donde los pueblos no puedan lograr su soberan¨ªa de una manera democr¨¢tica y libre se hace necesario empu?ar las armas. A Nicaragua la ayudamos porque Somoza era un c¨¢ncer que hab¨ªa que extirpar. A pesar de las acusaciones de altos funcionarios de EE UU, no estamos suministrando armas a El Salvador. Es un insulto a sus luchadores el hecho de pensar de que tengan que depender de los dem¨¢s.
Naturalmente, los enemigos de El Salvador no han podido presentar pruebas de la corriente de suministros de armas desde Nicaragua por la sencilla raz¨®n de que
P.?C¨®mo se vive, pues, en la Cuba de hoy?R. Bueno, en Cuba faltan cosas, no lo vamos a negar. Aunque queremos una sociedad moderna, no de consumo. Queremos que los cubanos tengan lo b¨¢sico, pero la vivienda todav¨ªa no est¨¢ solucionada, hay menos carne de la que quisi¨¦ramos, pero procuramos ensanchar la vida espiritual, no se trata de pensar en una sociedad primitiva, rudimentaria. Nuestra econom¨ªa progresa, aqu¨ª no hay hambre. ni pobreza cr¨ªtica, como en tantos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica.
P. Y ?cu¨¢nto gana usted?
R. Gano cinco veces m¨¢s que los trabajadores que ganan menos en el pa¨ªs. Aunque debo confesar que las formas de vida aparentes son superiores al promedio. De todos modos, si en lugar de las catorce horas que me paso en mi despacho pudiera estar de profesor en la universidad, le aseguro que estar¨ªa m¨¢s tranquilo y saldr¨ªa ganando.. .
P. ?Cree que los intelectuales europeos tienen hoy una actitud positiva ante lo que ocurre en Latinoam¨¦rica y ante la revoluci¨®n cubana?
R. Hubo momentos de crisis en la conciencia de los intelectuales europeos, pero me parece que hay un reverdecimiento ante el conflicto latinoamericano. A medida que se frecuenta la realidad cubana, lo jue fue adhesi¨®n emocional se va convirtiendo en una comprensi¨®n n¨¢s profunda. No queremos una idhesi¨®n ciega, sino cr¨ªtica.
P. Usted es un viejo revolucionario. ?Cu¨¢l es su moral?
R. Pienso a menudo en aquel lema de S¨¦neca: "Iguala tu vida al pensamiento". Creo que hay que vivir la vida como se piensa y como se proclama. Una interpreaci¨®n estrecha de Lenin ser¨ªa afirmar lo de que el fin justifica los iedios. Nosotros creemos que los iedios tienen que ser cuidados en orrespondencia con los principios. En fin, mi moral es ser leal a mismo y a tu pueblo.
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