El Barcelona, en un partido muy duro, empat¨® en Londres
Tottenham-Barcelona fue un partido a cara de perro, un encuentro bronco y copero, una guerra sin cuartel, a veces, una aut¨¦ntica batalla campal. El Barcelona jug¨® sucio y duro, y el Tottenham respondi¨® con las mismas armas. En el toma y daca, en la ley del Tali¨®n, el Barcelona fue m¨¢s escandaloso, porque los jugadores espa?oles anuncian la falta que van a cometer. El Tottenham dio le?a sorda, pero le?a.El ¨¢rbitro no colabor¨® eficazmente, a fin de que el encuentro pudiera terminar de buenas maneras. Afortunadamente, se lleg¨® a los noventa minutos sin m¨¢s expulsi¨®n que la de Estella. Pero hubo momentos en que se pudo pensar que la mitad de los jugadores pod¨ªan ir al vestuario. Desde el comienzo hubo excesivos nervios
El Bar?a, con tan s¨®lo diez hombres, consigui¨®, en un golpe de fortuna, ponerse en ventaja en el marcador. De ah¨ª en adelante los sufrimientos fueron todav¨ªa mayores. Los jugadores barcelonistas, al margen de los excesos, ofrecieron una pelea valiente y sacrificada. Con diez hombres aguantaron la victoria hasta cinco minutos antes del final.
Tal y como se desarrollo el encuentro no era imaginable el resultado tan esperanzador obtenido por el Barcelona. Hay que decir ya que la eliminatoria no est¨¢ ganada. El Tottenham, que no pudo obtener el triunfo en su casa, ser¨¢ dif¨ªcil de batir en el Camp Nou. El juego de los ingleses es mucho m¨¢s recio que el de los barcelonistas. El Tottenham juega sin reservas f¨ªsicas y mentales. La movilidad de sus hombres es extraordinaria. La situaci¨®n en el campo de cada uno de sus componentes es m¨¢s bien te¨®rica. Todos son capaces de relevarse, a fin de encontrar huecos por los que llegar al marco contrario. La defensa del Barcelona, ante la masa atacante que se le vino encima siempre, realiz¨® una tarea ciertamente heroica. Urruti, en su reaparici¨®n, fue uno de los hombres que contribuyeron m¨¢s decisivamente a que el marcador no fuera netamente favorable al Tottenham. Realiz¨® tres paradones extraordinarios cuando el p¨²blico, enfebrecido, ya se hab¨ªa puesto en pie para cantar el gol.Hasta el minuto quince, el Tottenham lanz¨® seis c¨®rners contra la porter¨ªa del Barcelona. Hasta el minuto veinte, el agobio sobre el marco de Urruti Fue constante. Durante algunos minutos, el partido me record¨® al drama de Kaiserslautern. El Barcelona, encerrado en su ¨¢rea, perdi¨® los nervios en algunas ocasiones y no tuvo mejor recurso que el juego marrullero para defenderse de las avalanchas de los spurs.
Los ingleses iniciaron el encuentro lanz¨¢ndose al ataque. Los jugadores del Barcelona, ante la avalancha que se les vino encima, se dedicaron casi exclusivamente a perseguir a sus pares. Hubo m¨¢s preocupaci¨®n por el marcaje que por la creaci¨®n de juego. Los primeros veinte minutos fueron casi de desconcierto entre los defensores azulgranas.
De todas formas, su defensa a ultranza fue la que le proporcion¨® al final un magn¨ªfico resultado, porque apenas contraatac¨® y en ello s¨®lo brill¨® Carrasco. El Barcelona consigui¨® deshacerse de la presi¨®n del Tottenham a base de lanzar a Carrasco, el ¨²nico jugador que tuvo capacidad suficiente para crear peligro.
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