"Las relaciones entre la ¨¦tica y la ciencia son inevitables", afirma el fil¨®sofo argentino Mario Bunge
Mario Bunge, m¨¢ximo representante de la corriente denominada sem¨¢ntica en teor¨ªa de la ciencia (epistemolog¨ªa), considera la dial¨¦ctica como una doctrina m¨ªstica, oscura y sin importancia, y, expresa su temor por las consecuencias que pueden derivarse de la llegada al poder en Estados Unidos de Reagan, en quien ve un peligro potencial comparable al de Hitler. Bunge naci¨® en Buenos Aires en 1919. Dio clases de F¨ªsica y Filosof¨ªa de la Ciencia en Buenos Aires. Despu¨¦s de ser destituido por Per¨®n y rehabilitado a la ca¨ªda de ¨¦ste, abandon¨® Argentina en 1963, pas¨® por universidades alemanas y norteamericanas y, desde 1966, permanece en la Universidad McGill, de Montreal (Canad¨¢):Pregunta. ?C¨®mo surgi¨® en usted, un cient¨ªfico dedicado a la F¨ªsica, el inter¨¦s por los problemas filos¨®ficos?
Respuesta. En realidad, mis preocupaciones filos¨®ficas fueron anteriores a las propiamente cient¨ªficas, aunque nunca asist¨ª a un curso de Filosof¨ªa. M¨¢s tarde, cuando trabajaba en mec¨¢nica cu¨¢ntica, me encontr¨¦ con problemas filos¨®ficos que no se pueden rehuir y me d¨ª cuenta de que la interpretaci¨®n oficialista de la escuela de Copenhague sobre la F¨ªsica Cu¨¢ntica no era correcta, que la Filosofia dec¨ªa una cosa y la F¨ªsica dec¨ªa otra. Luego fui a Brasil a trabajar y de misestudios sobre mec¨¢nica cu¨¢ntica me fui extendiendo a otros problemas. Por ejemplo, ?de qu¨¦ est¨¢ hecho el mundo? (el problema ontol¨®gico tradicional.)
P. Usted es tambi¨¦n un hombre preocupado por la ¨¦tica, aunque es m¨¢s conocido como fil¨®sofo de la ciencia. Cu¨¢l es el origen de esta preocupaci¨®n?
R. En mis estudios he tenido que preguntarme si un f¨ªsico debe colaborar en proyectos nucleares dirigidos por militares. En este trance de mis meditaciones comprend¨ª la bestialidad que supusieron las bombas at¨®micas sobre el Jap¨®n y me convert¨ª en un pacifista convencido. Como ve usted, las relaciones entre la ¨¦tica y, la ciencia son inevitables. Por otra parte, yo estaba muy, descontento con la situaci¨®n de la teoria ¨¦tica, que no ten¨ªa en cuenta las consideraciones sociol¨®gicas.
Los neopositivistas
P. ?Cu¨¢l es su posici¨®n actual con respecto a los neopositivistas?
R. Yo comenc¨¦ a ser muy critico con respecto a los neopositivistas, influido entonces por el marxismo, aunque debe reconocer que los ¨²nicos escritos serios de filosof¨ªa de la ciencia, de entonces, eran los neopositivistas, que dominaban la l¨®gica matem¨¢tica. Pero, en el fondo, estaban alejados de la ciencia y no contribu¨ªan a la solucion de los problemas de ¨¦sta.
P. Es conocida su poca estimaci¨®n por la dial¨¦ctica, en contraposici¨®n con las tesis de otros autores, como Gustavo Bueno que intervendr¨¢ tambi¨¦n en el congreso de Teoria de la Ciencia que comienza ma?ana en Oviedo.
R. A la dial¨¦ctica no le doy ninguna importancia. Es una doctrina m¨ªstica, muy oscura. Tiene un n¨²eleo, "que todo cambia", que tienen todas las filosof¨ªas. Hay ejemplos que contradicen la tesis central de que todo cambio resulta de contradicciones, de oposiciones. Los fotones est¨¢n constantemente en movimiento y no son compuestos de elementos contrarios, sino simples. En el reino animal y vegetal la competencia m¨¢s feroz se da entre miembros de un mismo ¨¢mbito ecol¨®gico que disputan por consumir los mismos recursos; adem¨¢s, muchos procesos suceden no gracias a la competencia, sino a la cooperaci¨®n, que no tiene por qu¨¦ ser deliberada o consciente.
P.?Cree usted que ni siquiera es posible formular con rigor los principios de la dial¨¦ctica?
R. Con ocasi¨®n de un congreso internacional de Filosofia, celebrado en Bulgaria, ret¨¦ a un grupo de fil¨®sofos de pa¨ªses socialistas a que formularan la dial¨¦ctica con precisi¨®n, apoy¨¢ndose en el lenguaje l¨®gico matem¨¢tico. Se comprometieron a darme una respuesta. La dial¨¦ctica no es un m¨¦todo, es una ontolog¨ªa, una Filosof¨ªa. Para todos sus principios hay contraejemplos. Esos principios no son universales, son pura trivialidad. En realidad, se mantienen en la misma formulaci¨®n que les dieron los presocr¨¢ticos hace 2.500 a?os.
P. Cu¨¢l es su posici¨®n actual ante el marxismo, dada su condici¨®n de socioliberal, afiliado al partido de Trudeau?
R. En primer lugar, yo soy socialista y liberal, pero liberal no en el sentido econ¨®mico, sino en el pol¨ªtico. El liberalismo econ¨®mico es una carta blanca para la explotaci¨®n; sin embargo, el liberalismo pol¨ªtico implica una participaci¨®n efectiva en la cosa p¨²blica, que no se limita a la mera emisi¨®n del voto, aunque menos es nada y, peor es el centralismo democr¨¢tico. El socialismo debe sintetizarse con el liberalismo. En el marxismo hay elementos valiosos: una teor¨ªa del conocimiento realista, pero que est¨¢ sin desarrollar, una ontolog¨ªa materialista infectada de dial¨¦ctica y, en tercer lugar, tiene algunos elementos ¨²tiles en su sociolog¨ªa y politolog¨ªa, aunque exagera la importancia del factor econ¨®mico a expensas del pol¨ªtico y del cultural.
Locos de atar
P. ?Son equiparables, en su opini¨®n, desde el punto de vista moral, los reg¨ªmenes pol¨ªticos actuales de Argentina y de la Uni¨®n Sovi¨¦tica?
R. La situaci¨®n pol¨ªtica de ambos pa¨ªses no es equiparable. Ni bajo la junta militar argentina ni en Rusia hay libertad, pero yo creo que est¨¢n mejor los sovi¨¦ticos que los argentinos, porque en Rusia hay m¨¢s equidad social, sus universidades tienen un buen nivel y en ella se recupera, en cuanto a ciencias humanas, el tiempo perdido durante treinta a?os de estalinismo. Ahora bien, yo no podr¨ªa filosofar libremente en ninguno de los dos pa¨ªses; en un caso desaparecer¨ªa v en el otro aparecer¨ªa en Siberia.
P. ?Cree que la llegada de Reagan al poder en Estados Unidos supone un grave riesgo para la paz y, que podr¨ªa incluso provocar una nueva guerra mundial?
R. Sin duda. Podemos estar ante un peligro similar al de la aparici¨®n de Hitler. Da la impresi¨®n de que, para algunos de los dirigentes de Estados Unidos, la guerra es inevitable y tratan de tranquilizar a los norteamericanos dici¨¦ndoles que, en caso de una confrontaci¨®n nuclear, se puede salvar hasta el 80% de la poblaci¨®n norteamericana si existe un preaviso de ocho d¨ªas. Est¨¢n abandonando las medidas de protecci¨®n del medio ambiente hasta el extremo de que un miembro del Gobierno lleg¨® a justificar esta pol¨ªtica en que s¨®lo restan veinte a?os pira la destrucci¨®n del mundo. Est¨¢n locos de atar. Han fortalecido la carrera armamentista, que , por otra parte, no crea empleo, y, han puesto en marcha una pol¨ªtica econ¨®mica monetarista que yo voy a atacar en el congreso de Oviedo.
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