Bankuni¨®n fue incapaz de superar la crisis econ¨®mica y adaptarse a las nuevas estructuras bancarias
La historia de la crisis de Bankuni¨®n, segundo banco industrial tras el Urquijo, podr¨ªa enmarcarse en lo que ha sido la evoluci¨®n del sistema financiero espa?ol en el ¨²ltimo lustro, con el cambio de sus estructuras convencionales, directamente heredadas del per¨ªodo aut¨¢rquico, mediante la supresi¨®n del status quo bancario y la autorizaci¨®n para crear nuevos bancos y sucursales, la pr¨¢ctica equiparaci¨®n entre banca industrial y comercial, la regionalizaci¨®n de las inversiones de las cajas de ahorro, y la complicada absorci¨®n del antiguo Banco de Gredos, han sido las causas fundamentales que llevaron a Bankuni¨®n a ser vendido a uno de los grandes de la banca nacional como ¨²nica medida para garantizar, su futuro.
Bankuni¨®n se constituy¨® el 25 de octubre de 1963 en Barcelona, al amparo de la legislaci¨®n que proteg¨ªa la creaci¨®n de bancos industriales. En su fundaci¨®n tuvo una participaci¨®n muy destacada la gesti¨®n personal de Jos¨¦ Ferrer Bonsoms, que fue presidente de la entidad hasta 1980, en que fue relevado por Manuel Azpilicueta.Junto a Jos¨¦ Ferrer siempre figur¨® Pablo Bofill de Quadras, otro catal¨¢n avezado en el mundo financiero y reputado de pertenecer a la Obra iniciada por monse?or Escriv¨¢ de Balaguer, estando ambos bajo el amparo de la Fundaci¨®n General Mediterr¨¢nea. Entre ellos consiguieron animar a un n¨²mero importente de industriales espa?oles, m¨¢s de cuatrocientos, seg¨²n la primera memoria entidad entidad, en el proyecto de constituci¨®n de una entidad bancaria que representase la uni¨®n de industriales bancarios, de donde incluso parti¨® el nombre originario de Bankuni¨®n, Uni¨®n Industrial Bancaria.
Sobre estas bases inicia Bankuni¨®n su desarrollo. El pasivo se captaba fundamentalmente a trav¨¦s de las sucesivas emisiones de bonos de caja, la captaci¨®n de dep¨®sitos entre el p¨²blico estaba dificultada por las limitaciones de expansi¨®n a que estaba sometida la banca, en general, y la industrial, en particular. Estos bonos de caja ten¨ªan el car¨¢cter de computables para las inversiones de las cajas de ahorro que en poco tiempo se constituyeron, por esta v¨ªa, en las principales fuentes de financiaci¨®n de los bancos industriales.
El defecto de las autopistas
Con este sistema la cartera de participaciones industriales de Bankuni¨®n comenz¨® a subir como la espuma. El mecanismo funcionaba. El precio del dinero era muy barato; los plazos para devolverlo largos y en los mercados interiores exist¨ªa un fuerte proteccionismo que garantizaba la venta de los productos fabricados en nuestro pa¨ªs.
As¨ª se lleg¨® al final de los a?os sesenta y apareci¨® un negocio claro y brillante que s¨®lo ten¨ªa como defecto su largo proceso de maduraci¨®n: el negocio de las autopistas.
As¨ª se monta un enorme engranaje que podr¨ªa haber funcionado a la perfecci¨®n s¨®lo con que no se hubiese producido la gran crisis econ¨®mica mundial que origin¨® la guerra del Yom Kippur, y que tuvo su traducci¨®n inmediata en la subida en flecha de los precios de los crudos por parte de los pa¨ªses ¨¢rabes exportadores.
Los precios del dinero se dispararon, los plazos de financiaci¨®n se acortaron y los precios de las materias primas y mano de obra necesarias para la construcci¨®n de las grandes v¨ªas de comunicaci¨®n terrestre se incrementaron de forma importante.
Por si esto fuera poco, Antonio Barrera de Irimo inicia, a mediados de los setenta, desde el Ministerio de Hacienda, la primera reforma a fondo del sistema financiero espa?ol, desde los planes de estabilizaci¨®n de los tecn¨®cratas de Mariano Navarro Rubio a finales de los cincuenta. Dos son las modificaciones que afectaron de forma m¨¢s directa a la banca industrial: la p¨¦rdida del tratamiento favorable en cuanto a sus coeficientes de inversi¨®n obligatoria -y su progresiva equiparaci¨®n a los de la banca comercial pura- y la autorizaci¨®n para abrir nuevas sucursales bancarias con bastantes menos trabas que en la ¨¦poca anterior.
As¨ª, Bankuni¨®n se encuentra con que los rendimientos de su cartera de participadas son decrecientes, a la vez que ¨¦stas cada vez exigen mayores ayudas para su continuidad; la necesidad de adecuar sus inversiones obligatorias a los nuevos requisitos; y, adem¨¢s ve dificultada la captaci¨®n de nuevos dep¨®sitos de clientes por la tremenda competencia que la libertad de apertura de nuevas sucursales plantea. La soluci¨®n est¨¢ en el redoblado esfuerzo emisor de bonos de caja que las cajas de ahorro, aunque con mayor tipo de inter¨¦s y plazos de vencimiento m¨¢s breves, siguen tomando.
No obstante, estos bonos tambi¨¦n pierden su car¨¢cter de computabilidad para las inversiones obligatorias de las cajas de ahorro y, as¨ª, de esta forma, los principales destinatarios de estos t¨ªtulos pierden su inter¨¦s por ellos. Sin embargo, un nuevo suceso va a venir a aumentar las dificultades de la entidad. El Banco de Gredos, uno de los de nueva creaci¨®n, entra en crisis como consecuencia de la pol¨ªtica poco escrupulosa de sus administradores. Entre sus accionistas y consejeros y los de Bankuni¨®n hay muchos nombres en com¨²n. Fernando Larra¨ªn es presidente del Gredos Y vicepresidente de Bankuni¨®n. El Banco de Espa?a, con una Corporaci¨®n Bancaria a¨²n en mantillas, y que tiene que hacer frente a casos m¨¢s complicados que el del Gredos, aconseja en 1978 a los representantes de Bankuni¨®n que se hagan cargo de esta entidad, para lo que recibir¨¢n las ayudas que sean necesarias. Ferrer y Bofill, o¨ªda la versi¨®n de Larra¨ªn, deciden que la operaci¨®n no es exces¨ªvamente complicada y deciden asumir el control del Gredos. Para ello se realiza, en febrero de 1978, una ampliaci¨®n del Gredos en la proporci¨®n de una acci¨®n nueva por cada una antigua al 150%, lo que representa una aportaci¨®n a los fondos propios de la entidad de 1.620 millones de pesetas. La operaci¨®n est¨¢ en ¨²ltima instancia asegurada por el Banco de Espa?a.
Pero, a finales del verano de ese mismo a?o, los representantes de Bankuni¨®n tienen que volver al banco emisor a solicitar nuevas ayudas, reconociendo que sus informes sobre la situaci¨®n del Gredos eran incorrectos, y que ¨¦sta era peor de lo que esperaban. Esto provoca tensiones con los representantes del Banco de Espa?a, que llegan pr¨¢cticamente a desautorizar a los administradores de Bankuni¨®n, e incluso, posiblemente, les aconsejan que busquen a un hombre que pueda resultar interlocutor v¨¢lido entre el banco y la entidad emisora.
As¨ª surgen los contactos, en septiembre de 1979, con Manuel Azpilicueta, que ocupaba la vicepresidencia del Instituto Nacional de Industria, y quien posiblemente estaba cansado ya de sus funciones en la Administraci¨®n. Azplicueta acepta el cargo y llega a Bankuni¨®n como vicepresidente ejecutivo, en un intento de camuflar su venida como fichaje, para no despertar la inquietud entre los clientes del banco. La primera papeleta con la que se tiene que enfrentar Azpilicueta es con el Banco de Gredos, que entonces perd¨ªa del orden de 150 millones de pesetas mensuales.
En todo este tiempo se hab¨ªa pensado que la salvaci¨®n de Bankuni¨®n era posible contando con las ayudas del Banco de Espa?a. No obstante, la escasa rentabilidad de su inmobilizado hace que sus reponsables se comiencen a replantear su soluci¨®n, hasta que, en el verano de 1981, se incian los contactos entre Azpilicueta y Arist¨®bulo de Juan, presidente del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FGD), para intentar, al amparo de la nueva normativa del FGD, establecer la situaci¨®n real de Bankuni¨®n y encontrar un comprador para algunas de las partidas de su inmovilizado, m¨¢s concretamente, las autopistas. Los compradores potenciales de estas autopistas, las cajas de ahorro catalanas, detectan la situaci¨®n por la que atraviesa el banco y declinan la invitaci¨®n de compr¨¢rselas.
Al establecer que la soluci¨®n de Bankuni¨®n pasaba necesariamente por la venta de una parte de su inmovilizado, y no encontrar comprador, es cuando, en el mes de noviembre de 1981, se incian las gestiones formales del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos para encontrarle alg¨²n comprador entre los grandes bancos espa?oles. Estas gestiones culminaron el pasado martes con su adjudicaci¨®n al Banco Hispano Americano.
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