El camino de las vacaciones
LOS USUARIOS de los transportes p¨²blicos de larga distancia han podido finalmente utilizarlos sin sobresaltos durante estas fiestas de Semana Santa. La huelga de pilotos no ha tenido lugar y quienes han preferido el avi¨®n o el ferrocarril al coche particular se han acogido a estas opciones, que el Estado subvenciona con generosidad y explota con cludosa eficacia. El otro tipo de transporte p¨²blico, el mir¨ªtimo de cabotaje, por ejemplo, pr¨¢cticamente no exis;te, a pesar de que una gran parte de la poblaci¨®n espa?ola vive en el litoral y se desplaza a lo largo del mismo durante las vacaciones. El hecho es, en cierto modo, sorprendente, cuando abundan los puertos, aunque su explotaci¨®n en manos de la AdmInistracl¨®n no suscita el entusiasmo de quienes pensaron utilizarlos para la arribada de barcos transbordadores o ferrys. Adem¨¢s, la propia ley de Navegaci¨®n, con una extraordinaria protecci¨®n a nuestra marina mercante y una regulacion minuciosa de los trayectos, puede acabar dej¨¢ndonos sin transporte mar¨ªtimo.El transporte a¨¦reo cuenta, por supuesto, con una ley de Navegaci¨®n A¨¦rea, promulgada al comienzo de los a?os cuarentt para proteger al sector. Los pilotos espa?oles, por ejemplo, est¨¢n tan magn¨ªficamente amparados que no se pueden contratar pilotos extranjeros, incluidos los iberoamericanos, es decir, ciudadanos de pa¨ªses con quienes tenemos suscritos acuerdos de doble nacionalidad. El resultado es un monopolio omn¨ªmodo, con sueldos anuales entre cinco y diez millones de pesetas. Los aeropuertos, por otro lado, abundant¨ªsimos y con una utilizaci¨®n escasa, est¨¢n tambi¨¦n gestionados por la Administraci¨®n, en este caso la militar, con tan escasa eficacia como los puertos y las estaciones. Naturalmente el servicio de Iberia es deficitario y el Estado tiene que subvencionarla a pesar de disfrutar del privilegio del monopolio del transporte a¨¦reo. El viajero paga como tal y como contribuyente. Iberia se queja de que los precios de los billetes son bajos, sobre todo en algunos trayectos, y de ah¨ª el escaso resultado de la explotaci¨®n del servicio. Pero el usuario contribuyente se pregunta c¨®mo es posible que con tarifas internacionales unificadas y con un nivel de salarlos en Espa?a l¨®gicamente inferior al de otros pa¨ªses industriales no se obtengan unos beneficios razonables. En la cuenta de gastos de explotaci¨®n de Iberia, el cap¨ªtulo de personal representa m¨¢s del 40%, y mientras, los gastos de amortizaci¨®n se limitan al 6%. Estas cifras desmienten por s¨ª solas el eslogan de donde s¨®lo "el avi¨®n recibe un mejor trato que el viajero", y ofrece el negativo de que el mejor trato a quien corresponde es al propio personal de la compa?¨ªa.
Renfe ha mejorado su servicio en los ¨²ltimos a?os en una serie de trayectos, pero en otros ha empeorado. Muchos vagones son todav¨ªa los mismos que los de hace muchos a?os. Pero deteriorados y sucios como los viejos cachivaches del desv¨¢n, en el que entra el polvo, pero jam¨¢s el plumero. Como el trazado de las v¨ªas es el mismo que el de hace cien a?os, la lentitud sigue siendo la norma, en detrimento de la competencia de la carretera. La organizaci¨®n de las estaciones tampoco ha seguido la marcha de los tiempos; ah¨ª est¨¢, por ejemplo, el caso de los trenes hacia Andaluc¨ªa en la estaci¨®n de Atocha. Los viajeros tienen que recorrer a pie una buena parte del trayecto antes de subir a unos vagones que no son piezas de museo, sino aut¨¦nticos ejemplos de suciedad y dejadez. Naturalmente, las cuentas de la compa?¨ªa son brillantemente deficitarias: 64,4 mil millones de pesetas en el ejercicio de 1980, seg¨²n se lee en la reciente memoria de Renfe. Los gastos de personal representan el 58,5%, y los de amortizaci¨®n, el 8% de los gastos totales. Tambi¨¦n en este caso existe la sospecha de que el d¨¦ficit es m¨¢s un problema de administraci¨®n que el resultado de un esfuerzo por ofrecer un servicio confortable y eficaz al viajero.
Las carreteras ofrecen, asimismo, una oferta irregular. Los madrile?os han de soportar un peque?o calvario si se dirigen hacia el Sur o hacia Levante. En cuanto a la organizaci¨®n del tr¨¢fico, las famosas operaciones retorno son un p¨¢lido reflejo de lo que ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos o en muchos pa¨ªses europeos. Aqu¨ª la organizaci¨®n de las salidas o entradas, utilizando la totalidad de la calzada y desviando el tr¨¢fico contrario menos denso por otras rutas, consigue una fluidez casi total.
De cualquier manera, estas vacaciones de Pascua ponen a prueba normalmente la paciencia del sufrido contribuyente, que antes y despu¨¦s de llegar a su lugar de descanso ha de someterse en buen n¨²mero de casos a una extremada prueba de nervios y soportar atascos e incomodidades de un sistema de transportes poco el¨¢stico, caro y que no parece precisamente orientado a buscar la comodidad del viajero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.