Garc¨ªa de Enterr¨ªa contesta a Ignacio Sotelo
Por haber estado fuera de Espa?a hasta ayer mismo, no pude leer en su momento el importante art¨ªculo de Ignacio Sotelo "La antiuniversidad", que public¨® ese peri¨®dico el d¨ªa 2 de abril. Como en ¨¦l se me alude cr¨ªticamente, y siento por el autor un gran respeto, me permitir¨¢s una peque?a r¨¦plica.Refiri¨¦ndose a mi carta anterior publicada en el EL PAIS de 18 de marzo, Sotelo me atribuye "una gran verdad mezclada con una enorme falacia". La gran verdad ser¨ªa que "una universidad es una instituci¨®n en la que se hace ciencia y se ense?a a hacerla". La enorme falacia, que los ¨²nicos que hacen o son capaces de hacer ciencia en Espa?a son los catedr¨¢ticos, como cuerpo burocr¨¢tico.
Eso ¨²ltimo no es una falacia, querido Sotelo: eso es una tonter¨ªa como un templo; dicho m¨¢s vulgarmente, una tonter¨ªa que ni he dicho ni podr¨ªa siquiera pensar sin desacreditarme ante m¨ª mismo. Lo que he intentado decir, parece que con escaso acierto, es que las pruebas selectivas se explican porque a trav¨¦s de ellas ha de demostrarse esa capacidad cient¨ªfica. S¨¦ muy bien que las oposiciones actuales tienen un valor muy relativo para llegar a esa demostraci¨®n y tambi¨¦n que son muchos los casos en que las "brillantes oposiciones" sirven precisamente para ocultar el escaso o nulo bagaje cient¨ªfico de los triunfadores. Pero, con todo, me parece evidente que las pruebas que el proyecto de la LAU nos ofrece son a¨²n infinitamente peores para ese menester, que So telo y yo convenimos que es el sus tancial, de modo que si finalmente se establecieran se producir¨ªa inmediata y fatalmente una degradaci¨®n grave de nuestro ya no brillante nivel c¨ªent¨ªfico.
Me parece profundamente desleal con sus autores citar, como se hace (por ejemplo, en la carta que ese peri¨®dico public¨® en su n¨²mero del d¨ªa 19 de marzo), la serie de opiniones de Giner, Ortega, Cajal, Mara?¨®n, etc¨¦tera, contra las oposiciones como m¨¦todo de selecci¨®n v¨¢lido del profesorado para intentar justificar luego, precisamente, la supresi¨®n de todo criterio selectivo o, lo que es pr¨¢cticamente lo mismo, las habilitaciones masivas por precepto legal, o aun las pruebas de habilitaci¨®n que la LAU pretende institucionalizar.
La t¨¦cnica de la habilitaci¨®n es precisamente la habitual en las universidades alemana e italiana y est¨¢ basada, sobre todo, en la exigencia de un "escrito de habilitaci¨®n" o supertesis doctoral (an¨¢logo es el caso de la "tesis de Estado" francesa), como testimonio definitivo de una capacidad cient¨ªfica cualificada. Yo podr¨ªa estar plenamente de acuerdo con que se implantase aqu¨ª un sistema an¨¢logo. Con lo que no puedo estar de acuerdo es con unas pruebas que tratan justamente de dispensar de ese esfuerzo o de esa cualificaci¨®n y sustituirlo por unas simples habilidades expositivas al alcance de
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