La Maragater¨ªa y el antrop¨®logo
Ante el planteamiento del asunto, el antrop¨®logo Tom¨¢s Poll¨¢n, profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y nacido precisamente en aquellas tierras, expres¨® su grave preocupaci¨®n en una serie de art¨ªculos publicados en el semanario comarcal El Faro Astorgano.
Seg¨²n sus propias declaraciones, el profesor Poll¨¢n, en lugar de utilizar medios de m¨¢s amplia difusi¨®n, prefiri¨® acudir a dicho peri¨®dico para que sus comentarios se manifestasen del modo m¨¢s cercano posible a sus paisanos. Los art¨ªculos, que llevaron el t¨ªtulo gen¨¦rico de Allanamiento de morada, se refer¨ªan a la cuesti¨®n de fondo -el llamado inter¨¦s nacional, base justificativa de las expropiaciones-, as¨ª como a la falacia de los beneficios econ¨®micos invocados, a las sibilinas peripecias del procedimiento, a la actitud de los partidos pol¨ªticos y a las perspectivas del problema, recomendando el autor a sus paisanos que superasen el miedo y llevasen a cabo algunas acciones urgentes en defensa de los intereses de la comunidad, todas ellas dentro de la ley.
Como consecuencia de la publicaci¨®n, el profesor Tom¨¢s Poll¨¢n fue procesado y se encuentra actualmente en libertad provisional, pendiente de juicio, tras el pago de una fianza de 200.000 pesetas.
Previamente a cualquier otra consideraci¨®n, conviene recordar que la decisi¨®n expropiadora se produce en el contexto hist¨®rico de sucesivas resoluciones y proyectos que, invocados como de utilidad p¨²blica e inter¨¦s nacional, han afectado gravemente a Le¨®n, una provincia que es precisamente, la m¨¢s poblada del denominado Ente Preauton¨®mico Castellano-Leon¨¦s, con una poblaci¨®n bien repartida, articulada en torno a comarcas de gran tradici¨®n hist¨®rica y perfectamente definidas. Una provincia que comenz¨® un importante avance demogr¨¢fico y econ¨®mico a finales del siglo XIX y principios del actual, y donde la pol¨ªtica desarrollista del franquismo incidi¨® con especial dureza en t¨¦rminos de emigraci¨®n y ruina.
Razones de Estado
Recordemos los sucesivos embalses que, para una producci¨®n energ¨¦tica que se ha rentabilizado lejos de aquellas tierras, han ido suprimiendo importantes zonas de la provincia, sus valles m¨¢s feraces y de especial significaci¨®n etnol¨®gica. Recordemos que algunos de estos embalses, como el del r¨ªo Porma, que aneg¨® Vegami¨¢n, contin¨²a, veintitantos a?os despu¨¦s de su construcci¨®n, sin producir ni la energ¨ªa el¨¦ctrica ni los riegos que se invocaron para justificar las expropiaciones; u otros, como el del valle de Ria?o, que se mantienen en proceso de construcci¨®n, a pesar de su dudosa rentabilidad, a trav¨¦s de una larga y lenta tramitaci¨®n, que ha convertido a las gentes de aquellos lugares en v¨ªctimas de un desesperado marasmo. Recordemos tambi¨¦n los proyectos de otras obras -como la central nuclear de Valencia de Don Juan- que han amenazado con destruir el pac¨ªfico equilibrio del Esla medio, otra de las zonas vivas de Le¨®n y de inmemorial significado.
Recordemos c¨®mo todos estos datos se sincronizan con el hundimiento de la miner¨ªa de El Bierzo, con la desertizaci¨®n de la Tierra de Campos, con el deterioro y devastaci¨®n de las viejas muestras de la cultura popular aut¨®ctona y de muchos monumentos ancestrales: h¨®rreos, pallozas y casas semicirculares que van desapareciendo sin protecci¨®n oficial de ninguna clase; muestras de arquitectura visigoda y cisterciense (San Pedro de Montes, Carracedo, Sandoval...) abandonadas a la pura perdici¨®n.
Algunas de las resoluciones que de modo tan implacable afectan a las comarcas leonesas y sus gentes -con toda esa proyecci¨®n agresora tambi¨¦n de una realidad arqueol¨®gica y humana que recorre el pasado hasta perderse en el tiempo prerromano- parten, sin duda, de un desconocimiento que parece voluntario. De otro modo no es explicable la insistencia en menoscabar de modo tan pertinaz unos asentamientos que han conseguido mantenerse a pesar de tantas circunstancias adversas. No puede extra?ar que el antrop¨®logo manifieste, ante un tema como ¨¦ste, su inquietud m¨¢s severa.
As¨ª, en el caso concreto del campo de tiro del Teleno, ?es que se ha planteado otra alternativa t¨¦cnica que fuese viable con menor costo social y cultural? No entremos en detalles tales como que, al parecer, la resoluci¨®n ni se ha consultado previamente con los afectados ni se ha contrastado suficientemente en el marco agropecuario y de comunicaciones a que afecta.
En cualquier caso, son significativas dos actuaciones: la del poder urbano, representado por Luis Gonz¨¢lez, alcalde de Astorga, que se ha enfrentado decididamente a los intereses populares de la comarca rural que rodea la vetusta ciudad, y la del partido del Gobierno, representado por Rodolfo Mart¨ªn Villa, que convoc¨® al Comit¨¦ Provincial de UCD para apoyar las expropiaciones y difundir un comunicado plet¨®rico de pretendidas razones de Estado que suponen sacrificar, una vez m¨¢s, las conveniencias de su tierra y de sus paisanos.
Hay que se?alar, por ¨²ltimo, la actitud de Angel Garc¨ªa del Vello, gobernador civil de la provincia, que habr¨ªa calificado de pedregal aquella tierra de pastos, prados y pinares, abundante en yacimientos arqueol¨®gicos, antes de optar por la represi¨®n directa de las preocupaciones y los disentimientos.
Los legados romanos, al menos, dejaron en Le¨®n el recuerdo de su paso en hermosas aras, como aquel Quinto Tulio M¨¢ximo, que ofrend¨® una a Diana agradeci¨¦ndole las afortunadas empresas cineg¨¦ticas que le propici¨®. Desgraciadamente, los modernos legados ejercen su profesi¨®n sin lugar para los escarceos l¨ªricos. As¨ª se administra la vieja Espa?a marginal, cada vez m¨¢s olvidada y decr¨¦pita.
Al grupo de estudios Gumersindo de Azc¨¢rate pertenecen, entre otros:
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