La participaci¨®n estudiantil no ha superado el nivel de la 'democracia formal'
El desinter¨¦s de los j¨®venes por la vida pol¨ªtica es el fruto l¨®gico de una inexperiencia absoluta en la pr¨¢ctica democr¨¢tica dentro de la comunidad escolar o, en el mejor de los casos, de una experiencia de participaci¨®n que no ha superado casi nunca los niveles de la democracia formal. Esta podr¨ªa ser la s¨ªntesis del tercer coloquio de las Jornadas de Educaci¨®n para la Democracia, que se est¨¢n celebrando en el Centro Cultural de la Villa, organizadas por la Liga Madrile?a de la Ense?anza.
El debate del pasado martes, sobre La democracia en el centro escolar, depar¨® al centenar largo de personas que asisten puntualmente a estas jornadas una nueva oportunidad para la reflexi¨®n sobre el aparente desinter¨¦s de los j¨®venes por la participaci¨®n activa en la vida pol¨ªtica. Mercedes Mu?oz Repiso, que ha estudiado las experiencias de democracia escolar en varios pa¨ªses de la Europa Meridional, convenci¨® al auditorio de lo in¨²til que resulta hablar de educaci¨®n para la democracia cuando no se educa en democracia.La conferenciante volvi¨® a colocar en el primer plano de la reflexi¨®n la trascendencia del clima de la escuela, que otros ponentes hab¨ªan suscitado en d¨ªas anteriores, pero advirti¨® sobre el peligro de que, a fuerza de hablar constantemente de ello, acabemos por trivializarlo. No obstante, la conferenciante piensa que hay que afrontar ese riesgo y decir, sin circunloquios de ninguna clase que "el ni?o no puede aprender a a escuchar y a respetar, si ¨¦l mismo no es escuchado y respetado", que ese y no otro es e verdadero sentido de la constante referencia actual a la atm¨®sfera o el clima de los centros educativos.
Criticas de Mercedes Mu?oz
Desde esta perspectiva, Mercedes Mu?oz critic¨® la pr¨¢ctica de una democracia escolar vac¨ªa e insustancial. Una democracia que no ha pasado del terreno de la declaraci¨®n de intenciones y que se traduce, todo lo m¨¢s, en una elecci¨®n m¨¢s o menos peri¨®dica de delegados estudiantiles de aula, cuya funci¨®n carece de contenido sustancial o deviene en un grave deterioro de las relaciones interpersonales de los alumnos dentro del aula, al convertirse el delegado en un aliado del maestro frente al resto de sus compa?eros. En otro plano de esta deformaci¨®n de la idea de la democracia y cuyo corolario l¨®gico es la posterior pasividad pol¨ªtica, se encuentra otra experiencia caracter¨ªstica de los ¨²ltimos a?os del franquismo, durante los cuales los profesores m¨¢s l¨²cidos se limitaron a educar el sentido cr¨ªtico de sus alumnos, pero que no supieron o no pudieron ense?arles el paso subsiguiente, que es el sentido de la responsabiliad y de la acci¨®n para intervenir en la correci¨®n de lo que se critica. Eloy Terr¨®n, presidente del Consejo General de Colegios de Licenciados coincidi¨® con Mercedes Mu?oz en la idea de que la democracia se aprende practic¨¢ndola y que la escuela es un ¨¢mbito ideal para esta pr¨¢ctica, y Mario Rodr¨ªguez, miembro de la directiva de la Federaci¨®n Giner de los R¨ªos, critic¨® el desarrollo reglamentario de la ley de Centros en materia de constituci¨®n de ¨®rganos colegiados de los centros.
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