El tren del progreso
Si la historia sirviera para avalar una tesis de forma incontrovertida carecer¨ªa de sentido cualquier planteamiento sobre la posible rivalidad entre el avance t¨¦cnico y los puestos de trabajo. Porque no puede negarse que durante siglos la introducci¨®n progresiva de nuevas tecnolog¨ªas ha perfeccionado los procesos productivos y ha sido, en general, motor de desarrollo, de bienestar y de empleo. Hace 140 a?os, Juan Bautista Say se preguntaba qu¨¦ hubiese sucedido si Francia no hubiera introducido las m¨¢quinas de hilar algod¨®n. La respuesta suya fue tan clara como l¨®gica: pues que hubiese sido necesario renunciar a esta producci¨®n y a la esperanza de poder proporcionar trabajo ni siquiera a un obrero.Este es, en mi opini¨®n, el enfoque correcto: qu¨¦ le suceder¨ªa a un pa¨ªs que no quisiera asignar recurso alguno a investigaci¨®n y desarrollo de nuevas tecnolog¨ªas. Sencillamente que perder¨ªa el tren del progreso y sus posibilidades de generar empleo se ver¨ªan muy mermadas. Habr¨ªa escogido el camino de la miseria. Por otro lado, pa¨ªses como Jap¨®n, Estados Unidos, Alemania y Suecia, que cuentan con mayor n¨²mero de robots -uno de los exponentes m¨¢s significativos del avance t¨¦cnico en nuestros d¨ªas-, son tambi¨¦n los pa¨ªses con tasas de paro m¨¢s bajas entre su poblaci¨®n activa.
Hay tambi¨¦n otros factores -como la pol¨ªtica econ¨®mica y l¨®s costes laborales- que condicionan la tasa de paro de un pa¨ªs, pero los fuertes aumentos de productividad que proporciona a una econom¨ªa la innovaci¨®n tecnol¨®gica generan ventajas relativas en precio y calidad y, por consiguiente, aumentan la cuota de mercado de sus productos, tanto tradicionales como otros nuevos, lo que significa m¨¢s posibilidades de empleo laboral.
Sin embargo, tambi¨¦n es cierto que la innovaci¨®n t¨¦cnica y su asimilaci¨®n en los procesos productivos afecta a determinados puestos de trabajo. En realidad, nos hallamos ante un fen¨®meno de efectos contrapuestos. Por un lado, se generan empleos directos e inducidos con los nuevos equipos, productos y servicios. Por otro lado, se elimina el trabajo ligado a los procesos tradicionales de producci¨®n y distribuci¨®n ahora sustituidos. Este proceso es permanente y explica la tambi¨¦n permanente controversia sobre las ventajas y desventajas para el empleo de los avances tecnol¨®gicos incorporados. Sin embargo, el efecto neto resultante de ambas fuerzas contrapuestas ha sido positivo. Nadie se acuerda ahora, por ejemplo, de los empleos que desaparecieron con la invenci¨®n y utilizaci¨®n de la m¨¢quina de vapor, verdadero hecho revolucionario que nos introdujo en la edad moderna.
La crisis econ¨®mica de los ¨²ltimos ocho a?os ha obligado a poner en marcha planes de reconversi¨®n en sectores especialmente afectados como el textil, naval, sider¨²rgico y automoci¨®n, con evidentes exigencias en cuanto a incorporar nuevas tecnolog¨ªas y eliminar puestos de trabajo. Este proceso es doloroso y prolongado, pero tambi¨¦n inevitable y, a no dudarlo, se destruir¨ªa m¨¢s empleo en esos sectores durante los pr¨®ximos a?os si no se lleva a cabo debido a la p¨¦rdida de mercados por falta de competitividad.
Espa?a, entre dos fuegos
La posici¨®n de Espa?a, con nivel de desarrollo tecnol¨®gico medio en el concierto internacional, es en la actualidad muy delicada. Se halla pr¨¢cticamente entre dos fuegos. Desventaja con los pa¨ªses altamente industrializados por su mayor nivel tecnol¨®gico, y desventaja tambi¨¦n ante los llamados nuevos pa¨ªses industrializados debido al menor coste laboral incorporado en los productos tradicionales. Ser conscientes de ello constituye el primer paso, absolutamente necesario, para poner en marcha mecanismos que permitan dar eficaz respuesta a este reto. La estrategia que debe adoptarse descansa, en mi opini¨®n, en dos pilares b¨¢sicos: flexibilidad laboral ligada a meditados planes de formaci¨®n profesional, por un lado, y aumento sustancial de los recursos asignados a investigaci¨®n y desarrollo tecnol¨®gico, por otro. La CEOE ha puesto especial ¨¦nfasis en ambos temas porque de ellos depende en gran medida las posibilidades de crecimiento y, por tanto, de crear empleo de nuestra econom¨ªa a largo plazo.
La flexible adecuaci¨®n de factores productivos le viene exigido a las empresas por la evoluci¨®n de los costes relativos y por la necesidad de adaptarse a las cambiantes orientaciones de la demanda. Y esa adecuaci¨®n de factores lleva aparejada la introducci¨®n de modalidades de contrataci¨®n que permitan aumentos de productividad. En este contexto se inscriben los recientes acuerdos firmados por CEOE y diversos ¨®rganos de la Administraci¨®n con el fin de incentivar los contratos en pr¨¢cticas.
Necesidad de adaptarse a la demanda
Los est¨ªmulos a la innovaci¨®n y asimilaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas se configuran como el otro pilar indispesable si no se quiere caer en un c¨ªrculo vicioso de pobreza. En un reciente libro de la OCDE se afirma que para hacer frente con eficacia a los desafios actuales que se les presentan a los pa¨ªses miembros de dicha organizaci¨®n, la innovaci¨®n, es decir, la creaci¨®n de nuevos bienes y servicios, as¨ª como de t¨¦cnicas de producci¨®n y de nuevos empleos es una imperiosa necesidad. Cada pa¨ªs puede dar preferencia a determinadas l¨ªneas de investigaci¨®n y desarrollo t¨¦cnico, pero se acepta de forma generalizada que las nuevas tecnolog¨ªas con mayores perspectivas se agrupan en cuatro sectores: las ahorradoras de energ¨ªa, mieroelectr¨®nica e inform¨¢tica, tecnolog¨ªas biol¨®gicas y,bioqu¨ªmicas, y, por ¨²ltimo, la industria de nuevos materiales.
Creciente sensibilidad
Existe una sensibilidad creciente por parte de la Adminiscaci¨®n en cuanto a lanecesidad de incrementar la innovaci¨®n tecnol¨®gica en nuestro pa¨ªs, sobre todo a ra¨ªz del acuerdo marco firmado por CEOE y el Ministerio de Industria el pasado mes de noviembre. Sin embargo, faltan medidas importantes orientadas en una doble direcci¨®n: por un lado, deben cambiarse los esquemas de investigaci¨®n en el sentido de financiar programas, bien dise?ados, y no centros burocratizados. Por otro lado, es imprescindible y urgente ampliar los recursos asignados a investigaci¨®n. En la actualidad no sobrepasan el 0,4% del producto interior bruto, lo que nos sit¨²a en uno de los ¨²ltimos lugares entre los pa¨ªses de la OCDE. Por tanto, si todos los Gobiernos de los pa¨ªses miembros de dicha organizaci¨®n se han puesto de acuerdo en incrementar los recursos que favorezcan el avance t¨¦cnico, incluso en estos a?os de pol¨ªticas de demandas restrictivas para reducir la inflaci¨®n, tanto mayor esfuerzo es exigible en nuestro pa¨ªs si se desea que el futuro nos sit¨²e entre los pa¨ªses din¨¢micos y desarrollados.
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