El mundo como esperpento
La mirada de Valle-Incl¨¢n sigue sirviendo para acercarse al mundo de hoy, sometido tambi¨¦n a una ¡°deformaci¨®n grotesca¡±
¡°El sentido tr¨¢gico de la vida espa?ola s¨®lo puede darse con una est¨¦tica sistem¨¢ticamente deformada¡±, le dice Max Estrella a Don Latino. En la frase anterior hab¨ªa definido su mirada: ¡°Los h¨¦roes cl¨¢sicos, reflejados en los espejos c¨®ncavos, dan el Esperpento¡±. Un nuevo montaje de Luces de bohemia, de Ram¨®n Mar¨ªa del Valle-Incl¨¢n, se pudo ver en Madrid hasta diciembre en el Teatro Espa?ol. Y todav¨ªa puede visitarse la exposici¨®n Esperpento en el Reina Sof¨ªa, en la que a partir del concepto de Valle se explora la relaci¨®n que se dio entre el arte popular y la revoluci¨®n est¨¦tica en Espa?a a lo largo del primer tercio del siglo pasado. Max Estrella insist¨ªa en la deslumbrante pieza de Valle y le dec¨ªa a su amigo: ¡°Espa?a es una deformaci¨®n grotesca de la civilizaci¨®n europea¡±. A la manera de quienes pertenec¨ªan a la generaci¨®n del 98, Valle segu¨ªa d¨¢ndole vueltas a las se?as de identidad de este pa¨ªs, y de nuevo aparec¨ªa el desgarro de considerarlo distinto al resto de los pa¨ªses europeos.
Y ahora, ?qu¨¦ ocurre un siglo despu¨¦s? Viendo las chuscas maneras de los pol¨ªticos, enredados siempre en el manejo de la hip¨¦rbole para descalificar a sus adversarios, y observando las desesperadas maniobras a las que se ven obligados los j¨®venes para encontrar una casa en la que vivir es f¨¢cil pensar que Espa?a sigue siendo una grotesca deformaci¨®n de cualquier Estado que se quiera decente. En el Reina Sof¨ªa, de todas formas, se exhiben tambi¨¦n algunos dibujos que hizo George Grosz por aquellos a?os, y sus militarotes y banqueros dan una idea de la Alemania de entonces que no est¨¢ lejos del esperpento. Ser¨¢ que el esperpento no solo sirve para atrapar el sentido tr¨¢gico de la vida espa?ola, sino para pulsar tambi¨¦n lo que sucede en todas partes. Seguro que si Estados Unidos se mirara hoy en los espejos del callej¨®n del Gato, lo que iba a encontrar ah¨ª es a Donald Trump.
En la ¨¦poca de Luces de bohemia, Espa?a no era una excepci¨®n, por mucho que insistieran los del 98. En el Reina Sof¨ªa late la vitalidad de una sociedad por la que pululaban los artistas e intelectuales de tres generaciones ¡ªtambi¨¦n la del 14 y la del 27¡ª y es posible admirar la riqueza de una cultura a la que han calificado como la de la edad de plata (poco despu¨¦s lleg¨® la dictadura de Franco, con unos militarotes como los de George Grosz, para barrer aquel esplendor y empujarlo a la cuneta).
De la mano del esperpento, Valle supo iluminar las zonas sombr¨ªas y las vidas fr¨¢giles que tambi¨¦n existieron en esos tiempos de cambios vertiginosos y de exaltaci¨®n de la modernidad (a pesar de la dictadura de Primo de Rivera). El propio Valle era en s¨ª mismo un polvor¨ªn de contradicciones. En 1931, no consigui¨® el acta de diputado en las listas del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, y acept¨® ser Caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita, lo que reforzaba sus convicciones carlistas; durante un viaje a Roma dijo que el fascio no era ¡°una partida de la porra como generalmente creen en Espa?a los radical-imbeciloides, ni un r¨¦gimen de extrema derecha¡±, sino ¡°un af¨¢n imperial de universalidad en su m¨¢s vertical y horizontal sentido ecum¨¦nico¡±, y estaba encantado de presidir la Asociaci¨®n de Amigos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Al cumplir los 30 perdi¨® un brazo tras ser herido en una disputa en un caf¨¦. Cuenta que en aquella tristeza, quiso escuchar los latidos de su coraz¨®n y dejar que hablasen todos sus sentidos: ¡°Con el rumor de sus voces hice mi Est¨¦tica¡±, escribi¨® en La l¨¢mpara maravillosa. El esperpento, una v¨ªa tambi¨¦n ¨²til hoy para entender este mundo revuelto.
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