Empresas que producen c¨¢ncer
Seg¨²n la OMS, el 80% de las enfermedades cancer¨ªgenas tienen un origen ambiental, de las que el 40% se deben al medio laboral. La misma fuente nos dice que m¨¢s de cuatro millones de sustancias inundan el medio ambiente, provocando envenenamientos a m¨¢s de medio mill¨®n de personas. Cada a?o salen al mercado cerca de 10.000 nuevos productos qu¨ªmicos, de los que en su casi totalidad se desconocen los efectos que producen en el medio ambiente y en las personas. La propia OIT tiene identificados cuarenta agentes cancer¨ªgenos en el medio ambiente laboral.De Espa?a se ha dicho en repetidas ocasiones que es el para¨ªso de las multinacionales de la industria qu¨ªmico-farmac¨¦utica, pues permite la instalaci¨®n en su territorio de firmas que han sido prohibidas en pa¨ªses con legislaciones m¨¢s estrictas. Ah¨ª est¨¢n los ejemplos de Tarragona, Puertollano, Huelva, Avil¨¦s, etc¨¦tera.
Seg¨²n datos de la Federaci¨®n Empresarial de la Industria Qu¨ªmica Espa?ola (Feique), el n¨²mero total de instalaciones que producen cancer¨ªgenos qu¨ªmicos en Espa?a es de 76, concentr¨¢ndose fundamentalmente en Catalu?a (27 instalaciones), el Pa¨ªs Vasco (14), Asturias (15), Santander (9), etc¨¦tera, alcanzando una producci¨®n total en 1979 de 1.251.663 toneladas de dichos compuestos cancer¨ªgenos.
A esto habr¨ªa que a?adir las importaciones, los usos, poblaci¨®n laboral expuesta, poblaci¨®n afectada, mapa epidemiol¨®gico, etc¨¦tera, trabajo que esperamos realice el mencionado Instituto Nacional de Oncolog¨ªa.
Veamos algunos otros ejemplos que ilustran esa relaci¨®n c¨¢ncer-trabajo. En Italia, en la reparaci¨®n de ferrocarriles estatales de la provincia de Peruggia, m¨¢s de la mitad de los trabajadores muertos durante el trabajo o poco despu¨¦s de jubilarse (31 sobre 50) han tenido como causa de su fallecimiento, el c¨¢ncer, provocado, seg¨²n datos oficiales, por productos nocivos que utilizaban en el puesto de trabajo.
Seg¨²n la OSHA (Occupational Safety and Health Administration), del Departamento de Trabajo de EE UU, "2500 productos potencialmente cancer¨ªgenos se usan en la industria americana. De las 400.000 personas que mueren al a?o en EE UU de c¨¢ncer, un 40% se debe a sustancias usadas en la industria. Y hay que tener en cuenta que de gran parte de los tumores cancer¨ªgenos se desconocen sus causas".
De los datos expuestos, y de otros muchos que omitimos para no cansarles, se pueden sacar algunas consideraciones:
- El fen¨®meno del c¨¢ncer no se puede entender sin hacer referencia al mundo de la producci¨®n.
- La poblaci¨®n m¨¢s afectada es la clase obrera y sus familias.
- El c¨¢ncer no se distribuye al azar. No todas las personas tienen las mismas posibilidades de contraer c¨¢ncer. Estudios realizados en Baltimore (EE UU) demuestran que en los n¨²cleos de poblaci¨®n que rodean los cinturones industriales se daba una tasa muy superior al resto de la poblaci¨®n. Est¨¢ claro qu¨¦ clase social vive en las zonas industriales.
- Los riesgos para la Salud existentes en los centros de trabajo salen al exterior, afectando a grandes colectivos de poblaci¨®n bien como contaminaci¨®n ambiental, bien como parte de la unidad de consumo.
- No existe ning¨²n inventario exhaustivo de sustancias t¨®xicas, lo que deja a la sola experiencia humana el cuidado de probarlas.
- Espa?a, junto con Brasil, Chile,Taiwan, Corea del Sur y otros, forma parte de los pa¨ªses con los que la Administraci¨®n norteamericana tiene establecido un "r¨¦gimen de importaci¨®n preferencial", que premia a las naciones que acogen a filiales estadounidenses, con el ¨²nico criterio de crear puestos de trabajo, sin pensar en el coste humano y deterioro del medio ambiente.
Legislaci¨®n arcaica, ambigua y mercantilista
Esta situaci¨®n se ve agravada por una carencia absoluta de programas preventivos de salud en el medio industrial. La salud laboral no forma parte de la salud p¨²blica. La medicina del trabajo es competencia exclusiva del empresario, no de un sistema de salud. Al m¨¦dico que ejerce su profesi¨®n en este medio se le denomina legalmente "m¨¦dico de empresa" y no m¨¦dico del trabajo o de los trabajadores. Se puede pensar que su funci¨®n es la de conservar la salud de las m¨¢quinas y la del empresario.
Decimos que nuestra legislaci¨®n es arcaica y decimos poco. La normativa que regula la medicina en la empresa data de 1959. Por otra parte, el Reglamento de Actividades Molestas, Nocivas, Insalubres y Peligrosas es de 1961. Los avances de la medicina, de la ciencia y de la t¨¦cnica habidos en los ¨²ltimos veinte a?os son ignorados en nuestro pa¨ªs. Y esto tiene una im portancia decisiva, ya que si en un centro de trabajo en que se manipule amianto (producto cancer¨ªgeno) se aplica la norma espa?ola, los trabajadores tendr¨ªan que soportar unas concentraciones de 175 millones de part¨ªculas por metro c¨²bico de aire para que su puesto de trabajo fuese considerado t¨®xico, mientras que en la CEE la norma establece dos fibras/cent¨ªmetro c¨²bico.
A su vez, esta legislaci¨®n viene regida por un criterio mercantilista y monetarista de la salud, basado en el principio de que el riesgo es inevitable, s¨®lo compensable, o de que el que contamina paga, lo que no es m¨¢s que un invento del que contamina para no pagar.
Nuestro criterio es que hay que conseguir legislaciones donde la prevenci¨®n primaria sea garantizada por leyes o normas que la pongan en pr¨¢ctica, que proh¨ªban la importaci¨®n de cancer¨ªgenos y se controle los ya existentes. Es necesaria una unificaci¨®n de criterios a nivel internacional, ya que se da la paradoja de prohibici¨®n de sustancias cancer¨ªgenas en legislaciones de determinados pa¨ªses totalmente permisibles en otros, y viceversa. No nos podemos contentar con legislaciones que se limitan a la compensaci¨®n econ¨®mica de los c¨¢nceres laborales, como ¨²nica medida.
Como ejemplo de lo dicho anteriormente, cabe citar, entre otros, el de la firma Arsaco, en Estados Unidos, dedicada a la producci¨®n de ars¨¦nico (productor de c¨¢ncer de pulm¨®n). Esta f¨¢brica prefiere cerrar antes que desembolsar los quince millones de d¨®lares que le cuestan las normas antipoluci¨®n y trasladarla a Am¨¦rica Latina, donde incluso le cuesta ocho c¨¦ntimos lo que en Estados Unidos le costaba ocho pesetas. Igualmente ocurre con el mercurio: de 109 minas en 1976, hoy d¨ªa no quedan abiertas m¨¢s que cuatro. Es m¨¢s f¨¢cil y barato importarlo de Espa?a, Italia, Argelia, etc¨¦tera. Las f¨¢bricas de amianto, prohibidas en Estados Unidos, las han trasladado a la frontera de M¨¦xico. Los ejemplos son numerosos. Estados Unidos convierte a una serie de pa¨ªses, entre ellos Espa?a, en el vertedero y cloaca de sus desechos. Ante una legislaci¨®n cada vez m¨¢s restrictiva en EE UU, el capital industrial ha encontrado una manera de seguir aumentando sus beneficios sin necesidad de invertir en cambios tecnol¨®gicos ni preventivos: instalarse en las provincias que el imperio tiene por todo el mundo, quienes le agradecer¨¢n tanta generosidad.
El capital internacional no descansa, y rebate los resultados de las investiggaciones negando la posible peligrosidad de sus productos, acusando al trabajador de ser demasiado sensible, utilizando investigaciones que carecen de rigor espec¨ªfico, aunque cuente con el apoyo de parte del estamento m¨¦dico.
En el siglo pasado, cuando un obrero escup¨ªa sangre se dec¨ªa que en su familia eran d¨¦biles de pecho; hoy, la Dupont (petroqu¨ªmica que se ha instalado en Tarragona) afirma que los negros suelen tener una deficiencia de enzimas que produce anemia y les hace m¨¢s vulnerables. La American Cyrramid exig¨ªa a sus empleados que se esterilizasen si quer¨ªan trabajar con sustancias nocivas. Otras empresas contratan ancianos para tareas susceptibles de producir c¨¢ncer. Argumentos m¨²ltiples, con un componente fuertemente ideol¨®gico, donde la v¨ªctima pasa a ser culpable, ya que no se ducha, bebe, fuma, tiene alteraciones gen¨¦ticas y raciales...
Asociaci¨®n cient¨ªficamente demostrada
Dice Lorenzo Tomatis (director del departamento cancer¨ªgeno,del IARC): "Una vez obtenidos los datos que demuestran la cancerogenicidad de una sustancia, esto autom¨¢ticamente habr¨ªa de significar un descenso de la producci¨®n. Pero si vamos a mirar la lista de las sustancias qu¨ªmicas de mayor producci¨®n en el mundo, la denominada lista de los top chemicals, vemos que de 1978 a 1979 ha habido un aumento de la producci¨®n para las cincuenta principales sustancias". Est¨¢, pues, m¨¢s que demostrada cient¨ªficamente la asociaci¨®n entre c¨¢ncer y trabajo.
Es mucho lo que se sabe y poco lo que se hace. Es hora ya de conjuntar los conocimientos cient¨ªficos con una legislaci¨®n adecuada. Basta ya de silenciar una realidad y socialicemos los conocimientos, requisito para una participaci¨®n popular en el cambio de esta situaci¨®n.
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