La asamblea extraordinaria del PNV
AL IGUAL que sucedi¨® tras el asesinato de Jos¨¦ Mar¨ªa Ryan, la muerte de Angel Pascual M¨²gica, el segundo ingeniero de Lem¨®niz abatido por ETA Militar, ha suscitado un poderoso movimiento de rechazo, dentro de Euskadi, contra los que pretenden imponer la ley de la sangre, la intimidaci¨®n, y el silencio en el Pa¨ªs Vasco. La Asamblea Nacional del PNV, reunida en el d¨ªa de ayer en sesi¨®n extraordinaria, ha respaldado las declaraciones de condena del Gobierno de Vitoria contra quienes, sin m¨¢s t¨ªtulo que la arrogancia doctrinaria y m¨¢s argumento que los explosivos y las metralletas, pretenden romper las urnas, secuestrar mediante el terror la representaci¨®n del pueblo vasco y dictar sus enloquecidos designios no s¨®lo a Euskadi sino tambi¨¦n al resto de los espa?oles.Asesinatos como el de Angel Pascual ponen al descubierto que toda persona que no se alinee al lado de los terroristas puede pagar con su vida la discrepancia. Quien no est¨¢ con ETA est¨¢ contra ETA y corre peligro de muerte. Los miembros de las Fuerzas Armadas y de los cuerpos de seguridad han sido perseguidos con especial sa?a por estos asesinos pero ninguna otra categor¨ªa del cuerpo social -tampoco los periodistas, como mostraron dram¨¢ticamente los atentados contra Portell y Uranga- se halla a salvo de sus amenazas. El crimen del pasado mi¨¦rcoles, con su car¨¢cter de reto expl¨ªcito al Gobierno de Vitoria y al PNV, cubre ya hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la superficie de la convivencia democr¨¢tica en el Pa¨ªs Vasco.
La marea de las ideas y de los sentimientos respecto a la violencia comenz¨® a cambiar de signo en Euskadi desde que las soluciones pol¨ªticas abrieron un horizonte de esperanza al pueblo vasco y mostraron la capacidad de las v¨ªas pac¨ªficas y democr¨¢ticas, cristalizadas en el r¨¦gimen constitucional y los estatutos de autonom¨ªa, para hacer compatible la satisfacci¨®n de antiguas reivindicaciones, enconadas por la oleada represiva desencadenada durante los dos ¨²ltimos lustros del franquismo sobre Guip¨²zcoa y Vizcaya, y el mantenimiento de la unidad espa?ola. La aprobaci¨®n por las Cortes Generales del Estatuto de Guernica, refrendado en las urnas el 25 de octubre de 1979, fue la expresi¨®n jur¨ªdica de un aut¨¦ntico pacto hist¨®rico y figura, junto a la Constituci¨®n, como uno de los grandes logros de la transici¨®n. La ¨²nica cr¨ªtica que cabr¨ªa formular a los art¨ªfices de esa pol¨ªtica auton¨®mica es que tardaran demasiado tiempo en ponerla en pr¨¢ctica, ya que no es insensato aventurar que la pesadilla de ETA tal vez hoy no existiera si los ritmos de creaci¨®n de las instituciones de autogobierno en el Pa¨ªs Vasco hubieran sido m¨¢s r¨¢pidos. En cualquier caso, s¨®lo la mala fe o la torpeza pueden negar que ese marco pol¨ªtico, que concede legitimidad y poder a las autoridades elegidas por los propios vascos, es una condici¨®n necesaria para terminar con los cr¨ªmenes terroristas y para privar de apoyo a quienes los perpetran. El partido del Gobierno y el PSOE, a quienes correspondi¨® un destacado papel en la devoluci¨®n de la autonom¨ªa a Euskadi, no deber¨ªan olvidar este hecho decisivo a la hora de negociar con las minor¨ªas el proyecto de la LOAPA. Porque en el supuesto de que la nueva norma pretendiera modificar unilateralmente las competencias del Estatuto de Guernica, para cuya reforma ser¨ªan legalmente necesarias la intervenci¨®n del Parlamento vasco y una consulta popular de ratificaci¨®n, habr¨ªa que recordar a los dos partidos mayoritarios en las Cortes Generales que ese texto auton¨®mico no es una simple ley parlamentaria e incluso sobrepasa el rango de las leyes org¨¢nicas por la exigencia de referendum para su aprobaci¨®n o modificaci¨®n.
En cualquier caso, han sido las soluciones pol¨ªticas las que han disipado las ambig¨¹edades del nacionalismo vasco moderado y democr¨¢tico respecto al papel hist¨®rico desempe?ado por la violencia en Euskadi a lo largo de los ¨²ltimos quince a?os. Porque esas ambig¨¹edades no eran consecuencia de una doble moral o de una hipocres¨ªa t¨¢ctica, sino el reflejo de las encrucijadas y las complejidades de la sociedad vasca y de su historia m¨¢s reciente. Si hace algunos a?os dirigentes o afiliados del PNV pod¨ªan decir que sus discrepancias con el nacionalismo violento versaban sobre los medios pero no sobre los fines, las recientes resoluciones de los ¨®rganos del nacionalismo moderado no dejan espacio a equ¨ªvocos y privan de representatividad a los casos aislados donde esa ambig¨¹edad todav¨ªa pueda manifestarse espor¨¢dicamente. El comunicado de la Asamblea Extraordinaria no ha hecho sino ratificar una l¨ªnea sostenida con firmeza por el PNV en los ¨²ltimos a?os al recordar a sus militantes que ser¨¢n expulsados de la organizaci¨®n si pagan los mafiosos impuestos revolucionarios. No en vano la infernal di¨¢lectica del terrorismo, por un lado, y la construcci¨®n del marco auton¨®mico, por otro, han ense?ado, una vez m¨¢s, que los fines no existen como una entidad abstracta, sino que se van construyendo o descomponiendo en funci¨®n de los medios aplicados a su consecuci¨®n. La democracia es un medio que permite alcanzar metas, aunque no sean todas las imaginadas o deseadas por grupos con demandas contrapuestas, pero la violencia est¨¢ irremisiblemente condenada a perder su condici¨®n de instrumento al servicio de otros objetivos y a transformarse en un fin en s¨ª misma.
Las recientes declaraciones de algunos dirigentes de Herri Batasuna en pro de una negociaci¨®n para acabar con la violencia pueden ser una mera argucia t¨¢ctica destinada a relanzar la desprestigiada imagen de ETA Militar. El insensato planteamiento de los t¨¦rminos y de las formas de esa negociaci¨®n abonar¨ªan tal hip¨®tesis. El propio Xavier Arzallus se?al¨® ayer que todos los intentos anteriores fracasaron y que ETA "es una organizaci¨®n con la que no se pude dialogar". No cabe descartar, sin embargo, que las actitudes de esos l¨ªderes de Herri Batasuna reflejen parcialmente el cansancio de las bases del populismo nacionalista y el desaliento producido por la falta de correspondencia entre los enloquecidos pron¨®sticos del abertzalismo radical y el curso seguido por nuestra vida p¨²blica tras la implantaci¨®n del sistema constitucional y de las instituciones de autogobierno. En tal caso, las soluciones pol¨ªticas no har¨ªan sino confirmar su capacidad de recuperar para la democracia a sectores sociales conducidos al callej¨®n sin salida de la violencia.
Por muchas que sean las brutalidades cometidas por esas bandas asesinas, los ciudadanos que condenan sin desmay¨® la barbarie de ETA y se arriesgan a ser v¨ªctimas de sus represalias deber¨¢n seguir defendiendo la necesidad de no abdicar de los principios de una sociedad civilizada y de no degradar el sistema democr¨¢tico, basado en los derechos humanos y las libertades, al nivel de quienes pretenden destruirla. El caso Arregui, hace poco m¨¢s de un a?o, ech¨® por tierra los enormes progresos realizados por las fuerzas democr¨¢ticas para persuadir a los vacilantes de la completa miseria pol¨ªtica y moral de los terroristas. La muerte de Angel Pascual M¨²gica no debe ser manipulada como pretexto o atenuante pasional para quebrantar las leyes y las normas procesales de un Estado de derecho, y menos a¨²n, para tratar de justificar m¨¦todos de guerra sucia o ajustes de cuentas en el combate contra los terroristas. En este sentido, cabe resaltar la petici¨®n de serenidad de la Asamblea del PNV a sus afiliados para que no se dejen arrastrar por "la impaciencia y deseo de acci¨®n"
Queda, finalmente, el complejo y delicado tema del futuro de Lem¨®niz. En la actual situaci¨®n emocional es compresible la primera reacci¨®n de la empresa, t¨¦cnicos y trabajadores y el distanciamieno generar¨¢ las posturas racionales de soluci¨®n. En cualquier caso, las declaraciones del presidente Garaicoetxea y de Xavier Arzallus dan pie para suponer que las instituciones vascas de autogobierno estar¨¢n a la altura de las responsabilidades que acaban de asumir con la creaci¨®n de la sociedad gestora dependiente del Gobierno de Vitoria y que el chantaje de ETA en torno a Lem¨®niz no producir¨¢ como resultado final la capitulaci¨®n ante los terroristas, que en su plan de actuaci¨®n est¨¢n dispuestos a dejar sin energ¨ªa al propio Esukadi.
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