Desmitificaci¨®n del registro sanitario
Cuando creamos el registro sanitario y pretendimos que fuera el registro alimentario a que hace referencia el art¨ªculo 1.03, 08 del C¨®digo Alimentario Espa?ol pens¨¢bamos realmente en establecer un instrumento de trabajo eminentemente pr¨¢ctico y ¨²til para los servicios de inspecci¨®n y en disponer de una fuente de datos important¨ªsima para estudios alimentarios, nutritivos, sanitarios, tecnol¨®gicos y comerciales. Nunca pensamos que el n¨²mero de registro sanitario fuera una garant¨ªa de la sanidad, ni de la conformidad a la norma, ni de la calidad de los productos sobre los que figurara. Era simplemente un dato informativo para conocer que la industria o el propio producto, en los casos espec¨ªficos, estaban sometidos a una vigilancia peri¨®dica por los servicios de inspecci¨®n y control de la Administraci¨®n; as¨ª se sab¨ªa p¨²blicamente que las condiciones de las industrias, sus sistemas de trabajo, sus procesos, la composici¨®n (le los productos que elaboraban eran conocidos por los distintos organismos de competencia alimentaria, cada uno en sus actividades espec¨ªficas.M¨¢s tarde intent¨¢bamos establecer, complementando los datos del registro con las encuestas y estad¨ªsticas alimentarias y nutritivas y los estudios anal¨ªticos realizados, los mapas nacionales de producci¨®n, de distribuci¨®n industrial, de consumos fundamentales y complementarios, e incluso los mapas nacionales de niveles de contaminaci¨®n.
Conseguir¨ªamos tambi¨¦n establecer un poco de orden y armonizaci¨®n en relaci¨®n con los textos de las etiquetas y rotulaci¨®n por la Facilidad que nos prestaba para ello el estudio comparativo, y con la totalidad de los informes recibidos podr¨ªamos disponer de un fondo documental para la revisi¨®n, y actualizaci¨®n de las disposiciones legislativas hoy en vigor y la redacci¨®n de las que faltan, facilit¨¢ndosenos adem¨¢s la posibilidad de selecci¨®n de los m¨¦todos de an¨¢lisis Y la redacci¨®n de normas espec¨ªficas de los distintos productos.
Todo esto, hoy no es m¨¢s que la ilusi¨®n que fue.
La burocratizaci¨®n, el corporativismo, las transferencias de competencias mal estudiadas, la p¨¦sima organizaci¨®n administrativa, la multiplicidad de criterios a aplicar a una misma actividad surgiendo de distintos organismos, el mantenimiento en alg¨²n funcionario de aptitudes de poder mal concebidas y peor controladas, y de deseo de "sentirse importantes" en base al n¨²mero de dificultades que son capaces de crear para la viabilidad de un expediente, son algunas de las razones por las que se han ido al traste todas las ventajas que se pensaban obtener del registro sanitario.
No es una garant¨ªa
Como consecuencia de este andar rutinario y confuso, existen industrias de actividad semejante registradas en distintas claves; hay productos id¨¦nticos que han recibido clasificaciones completamente encontradas; hay otros registrados y autorizados que nunca lo deb¨ªan haber conseguido, e incluso se da el caso parad¨®jico de que hay ayuntamientos o municipios que exigen el registro sanitario propio para la obtenci¨®n de la licencia municipal, cuando ¨¦sta es preceptiva para el registro sanitario.
No debe olvidar el empresario (fabricante, envasador, distribuidor o importador) que el registro sanitario ha de hacerse con la industria ya montada y que, previamente a esta ¨²ltima fase, los pasos administrativos y materiales del montaje de un establecimiento alimentario pasan fundamentalmente por los departamentos (estatales, auton¨®micos y municipales) de Sanidad, Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n, Industria y Energ¨ªa y Trabajo y Seguridad Social, volviendo, una vez ultimada la instalaci¨®n, a por la autorizaci¨®n de puesta en marcha total a Sanidad, que es lo que significa la concesi¨®n del n¨²mero de registro. Todo este camino que se hace desde la fase de proyecto t¨¦cnico hasta la prueba de las instalaciones ya completadas se presta, en las distintas intervenciones, a interferencias, a errores, a trabas, a aceleramientos, a bloqueos, a esquivamientos, a favores, a ayudas y, como consecuencia, a aburrimientos, a desconfianzas y a falta de credibilidad y valor de las medidas ordenado ras de la Administraci¨®n.
Para el consumidor debe quedar bien claro que el n¨²mero de registro sanitario no es ninguna garant¨ªa sanitaria ni de pureza del producto individualizado que adquiere, sino que es simplemente un dato informativo que le demuestra que la Administraci¨®n se est¨¢ ocupando de controlar, peri¨®dicamente, a la industria de que procede para que se mantengan, en la misma, y en sus elaboraciones, las condiciones higi¨¦nicas sanitarias y de idoneidad precisas en cada caso.
El consumidor, autom¨¢ticamente, por ello, quiere saber qu¨¦ nivel de credibilidad le ofrecen los servicios de la Administraci¨®n que deben velar por la protecci¨®n a la salud y por la honradez de las transacciones comerciales, y a su vez el empresario quiere tener la certeza de que cuando desea instalar legalmente una industria bien concebida las gestiones previas no sean una carrera de obst¨¢culos, una inversi¨®n con filtraciones y un parto dist¨®cico y de larga duraci¨®n, porque a lo mejor llega a la conclusi¨®n de que es m¨¢s f¨¢cil instalarse ilegalmente. La Administraci¨®n debe recapacitar y normalizar sus procedimientos.
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