Angel Arroyo
Angel Arroyo ha perdido la vuelta ciclista a Espa?a por tomar drogas. Me parece injusto, reaccionario e hip¨®crita. A ver si me explico: Desde la Biblia se toma alcohol, droga fuerte. Baudelaire fumaba opio. Jean Cocteau escribi¨® su mejor libro gracias al opio, explicando su desintoxicaci¨®n, y dice:-De lo que hay que curarse no es del opio, sino de la inteligencia.
La inteligencia, tengo escrito, trabaja siempre a favor de la muerte. Balzac hizo su gran Comedia Humana (y pudo sacar en ella a Adolfo Su¨¢rez, con distintos nombres) gracias a sus miles de tazas de caf¨¦. Schiller ol¨ªa manzanas y Stendhal le¨ªa el C¨®digo Civil. Artaud tomaba peyote y Van Gogh se cortaba una oreja, para exaltarse. Los brit¨¢nicos dicen que la diferencia entre un hombre brillante y uno mediocre es un par de whiskies. (Hay que tener en cuenta que los brit¨¢nicos no beben segoviano.) A los diferentes est¨ªmulos externos/internos debemos las tres cuartas partes de la cultura occidental (y toda la oriental, que de esto sabe Pitita, ahora en Madrid). ?Por qu¨¦ el ciclismo o las carreras de caballos han de mantenerse exentos, puros, naturistas y vegetarianos? Esto no es m¨¢s que una consecuencia -otra- de la moral hip¨®crita dominante. Lo que har¨ªa falta, en el deporte, es un doping homologado, o adaptado por m¨¦dicos y cuidadores a la sensibilidad de cada corredor, ciclista o caballo. Baudelaire, Garc¨ªa M¨¢rquez y yo sabemos que los gatos se engloban con valeriana.
El m¨ªo la busca, la huele y flipa con ella en el campo. Cuando estamos en la ciudad, se la compro yo mismo al Rojito, en la farmacia, y se la administra muy bien, porque los animales son bestias equilibradas, y el hombre es una bestia enferma.
El caf¨¦, los licores, el tabaco que vende el Estado mismo, mediante miles de expendedur¨ªas, son drogas duras. El tabaco, adem¨¢s de intoxicar, da c¨¢ncer. El whisky, adem¨¢s de intoxicar, da cirrosis. Pero esta sociedad dopada se pone muy tarasca si Aranguren sale por una radio diciendo que la marihuana es ingenua y que a ¨¦l no le parece mal que la juventud fume un porro. La moral no es sino una inercia. No defiendo la droga en absoluto, y me parecer¨ªa bien que se persiguiese/extinguiese su maffia, mejor que a los humildes camellos del, trapicheo cotidiano, que no son sino las lamentables terminales humanas de la "trama civil".
Pero ya Huxley vio que hay una droga -o una disposici¨®n hacia ella- que es creativa, fecunda, mientras que hay una droga pasivizante y letal. Esto es cosa de cient¨ªficos m¨¢s que de polic¨ªas. Porque, adem¨¢s, todo droga, nunca se sabe d¨®nde est¨¢ el est¨ªmulo. Se ha descubierto que el propio cuerpo, peri¨®dicamente, se intoxica a s¨ª mismo, para bien o para mal. Llevamos la sobredosis en nuestra bioqu¨ªmica. ?D¨®nde empieza y termina lo natural? Marx se equivoc¨®: el opio del pueblo era el opio, en la China imperial, donde se daba ,muy barato, en los fumaderos, para mantener al koolie excitado y prestando rendimiento las veinticuatro horas del d¨ªa. Hay que reconducir los excitantes -puesto que todo excita, incluso el olor de una manzana o una mujer- a su condici¨®n creativa, lejos de su condici¨®n destructiva. Y devolverle a Angel Arroyo su marca. ?Por qu¨¦ es l¨ªcito que Churchill se intoxicase de cigarros puros para ganar la guerra y es ?l¨ªcito que Angel Arroyo se dope lo justo para ganar la modesta vuelta a Espa?a en bicicleta?
No se le puede quitar el t¨ªtulo al campe¨®n por doparse en una Vuelta cuyo final -como cada final de etapa- se celebra con un vino espa?ol o unos whiskies. Es contradictorio y analfabeto. Y encima est¨¢ el beso de la madrina en la meta. Que eso s¨ª que flipa.
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