El desaf¨ªo asturiano
Despu¨¦s de ser ejemplo, en m¨¢s de un aspecto, de pol¨ªtica consensuada en el per¨ªodo preauton¨®mico y de madurez en el proceso de adopci¨®n de las nuevas normas constitucionales de administraci¨®n territorial, Asturias, con la formaci¨®n del primer Gobierno socialista auton¨®mico con participaci¨®n comunista (presidencia y siete consejeros socialistas, una cartera con titular comunista), se ha convertido en centro de atenci¨®n para las distintas formaciones pol¨ªticas y para los principales grupos de presi¨®n y de opini¨®n de la sociedad. espa?ola. Pero la muy aireada controversia sobre la composici¨®n" de ese Gobierno (que ha ignorado, en otros extremos, los precedentes espec¨ªficos regionales, el reconocido prestigio personal de su presidente y la incorporaci¨®n al frente de las consejer¨ªas de muy destacados profesionales y t¨¦cnicos) tiene el peligro de dejar en un segundo plano los graves problemas econ¨®micos que pondr¨¢n a prueba la gesti¨®n auton¨®mica.Las dificultades de la econom¨ªa asturiana
No es posible entender la cr¨ªtica situaci¨®n actual de la econom¨ªa asturiana sin una mirada retrospectiva. En efecto, Asturias ilustra bien la sistem¨¢tica p¨¦rdida de oportunidades para consolidar en el curso del proceso de industrializaci¨®n una estructura productiva m¨¢s eficiente que la actual. Hace ya un siglo vio arrebatada su preponderancia sider¨²rgica, cuando los centros productores vizca¨ªnos adquieren relevancia nacional con la simult¨¢nea sustituci¨®n del eje Gij¨®n-Bilbao (intercambios de materias primas minerales y productos intermedios sider¨²rgicos) por el eje Bilbao-Cardiff.
La extraordinaria acumulaci¨®n de capital a que dan lugar en la miner¨ªa del carb¨®n las excepcionales circunstancias que para Espa?a promueve la primera guerra mundial tambi¨¦n constituye, en gran medida, otra gran ocasi¨®n perdida por el capitalismo asturiano. Y m¨¢s cerca en el tiempo, las muy beneficiosas condiciones de explotaci¨®n de los productos mineros durante los dos primeros decenios del franquismo, si se juzgan los resultados finales, son igualmente desaprovechadas para sentar las bases de un proceso productivo articulado y competitivo. El ¨²ltimo episodio, por ahora, de esta historia, que hasta cierto punto es la de una frustraci¨®n colectiva, se produce en los ¨²ltimos veinte a?os, coincidiendo con la crisis del carb¨®n y la pol¨ªtica energ¨¦tica espa?ola de los decenios de 1960 y 1970. As¨ª se explica, por ejemplo, la muy deficiente situaci¨®n t¨¦cnica y financiera en que se hallaban las sociedades mineras integradas en Hunosa o la incorporaci¨®n de Uninsa al INI.
El resultado final, en todo caso -convertida Asturias en uno de los casos m¨¢s singulares en la Europa de la posguerra de declive agudo de una regi¨®n con importantes niveles previos de industrializaci¨®n-, es la cr¨ªtica situaci¨®n actual, que tiene como componentes m¨¢s destacados los siguientes:
1. Un sector agrario en donde no faltan, es cierto, empresas y actividades vinculadas a procesos modernos de producci¨®n y comercializaci¨®n (el ¨²ltimo dato a retener en este sentido es la muy reciente conversi¨®n de la Central Lechera Asturiana en una sociedad agraria de transformaci¨®n), pero que, mayoritariamente atrasado, se enfrenta hoy desde una posici¨®n poco ventajosa al aumento de los costes de producci¨®n que origina la crisis energ¨¦tica y al reto que supone el ingreso en la CEE.
2. Un sector industrial con graves problemas de articulaci¨®n interna y muy dependiente de la actividad de las grandes empresas p¨²blicas que act¨²an en la regi¨®n, con predominio adem¨¢s de actividades sectoriales fuertemente afectadas por la crisis econ¨®mica internacional (tanto por el lado de los cambios en la demanda como por la vertiente de las alteraciones en los precios relativos de la energ¨ªa y de las materias primas y la competencia de los nuevos pa¨ªses industriales).
3. Una insuficiente dotaci¨®n de infraestructura de transporte, que aleja a Asturias de los otros grandes centros de producci¨®n y consumo de Espa?a y de la frontera con la Europa comunitaria.
4. Una muy insatisfactoria explotaci¨®n de los abundantes recursos naturales disponibles, que conduce en ciertos casos a una verdadera acci¨®n destructiva y que genera graves problemas medioambientales y de desequilibrio ecol¨®gico.
5. Una escasa dotaci¨®n de equiparniento social, en particular en las zonas extremas de la regi¨®n, lo que contribuye a acentuar las fuertes diferencias de rentas de los municipios asturianos.
6. Una situaci¨®n, m¨¢s que de crisis, de aut¨¦ntica desindustrializaci¨®n de algunas comarcas minero-metal¨²rgicas bien caracterizadas de la regi¨®n: las que con cabecera en Langreo y Mieres extienden su influencia por los valles mineros.
Una gran oportunidad
Dada la situaci¨®n descrita, el nuevo equipo de Gobierno auton¨®mico de Asturias tiene ante s¨ª el reto no tanto de conseguir cambios notorios en ese panorama a lo largo de los pocos meses que previsiblemente tiene por delante hasta la pr¨®xima consulta electoral, cuanto de marcar un punto de inflexi¨®n en la pol¨ªtica econ¨®mica aplicada a los recursos econ¨®micos y actividades productivas de la regi¨®n; el reto de imponer un cambio de es tilo en el tratamiento de los problemas econ¨®micos presentes; el reto, en suma, de iniciar lo que puede ser una rectificaci¨®n de la declinante trayectoria hist¨®rica regional.
Una gran oportunidad, si se saben pulsar todos los resortes disponibles y seleccionar bien los objetivos, dado que, a pesar de las dificultades presentes, la econom¨ªa del Principado sigue presentando un potencial de desarrollo muy considerable: el que ofrece la amplitud -y quiz¨¢ tambi¨¦n la especializaci¨®n- de su sector industrial; las posibilidades, en gran parte desaprovechadas, de la ganader¨ªa y la riqueza forestal; la ya de hecho configurada ¨¢rea -metropolitana central, con n¨²cleos especializados dentro de ella; la cualificaci¨®n de la fuerza de trabajo, y tambi¨¦n, por qu¨¦ no, el espl¨¦ndido marco natural de la regi¨®n, tan propicio para el fomento de important¨ªsimas -aunque hoy casi totalmente olvidadas- actividades tur¨ªsticas y recreativas.
Un patrimonio muy apreciable, en definitiva, basado en peculiaridades socioecon¨®micas, que,si hoy, como consecuencia de diversos factores y, en general, de una inadecuada p¨®l¨ªtica econ¨®mica, son otras tantas fuentes de problemas, pueden constituir ma?ana, si se acierta a movilizar las energ¨ªas necesarias, un soporte firme de desarrollo econ¨®mico y una garant¨ªa de avances sociales.
Tres frentes pueden ser, en todo caso, claves para apreciar el acierto de la nueva gesti¨®n, con posible trascendencia a escala de toda Espa?a:
a) En primer lugar, la voluntad de hacer de la eficacia y la economicidad los criterios prioritarios de la Administraci¨®n auton¨®mica.
Un Gobierno progresista en Asturias tiene la obligaci¨®n de intentarlo (aprovechando adem¨¢s las ventajas derivadas de la uniprovincialidad), pues lo que se consiga en ese terreno no s¨®lo tendr¨¢ proyecci¨®n nacional en otras comunidades aut¨®nomas, sino que podr¨¢ combatir viejas pr¨¢cticas residuales de un intervencionismo estatal hoy ya sin sentido y combatir asimismo el t¨®pico que identifica Estado de las autonom¨ªas con costosas superposiciones burocr¨¢ticas y una innecesaria complejidad administrativa.
b) En segundo t¨¦rmino, la capacidad para iniciar un nuevo planteamiento en la colaboraci¨®n del Gobierno auton¨®mico y las empresas p¨²blicas. Este es un punto crucial por la fuerte y generosa participaci¨®n del sector p¨²blico industrial, ya se ha se?alado, en la econom¨ªa asturiana.
Nuevo planteamiento que habr¨¢ de comenzar por combatir las recrudecidas campa?as -tan ruidosas p¨²blicitariamente como endebles t¨¦cnica y doctrinalmente- de descr¨¦dito de la empresa p¨²blica en Espa?a, enfrent¨¢ndose a cualquier postura de oposici¨®n generalizada y sin matices hacia aqu¨¦lla. Pues la recuperaci¨®n del pulso de la econom¨ªa asturiana no puede hacerse sin aprovechar al m¨¢ximo las oportunidades que ofrece el extenso sector p¨²blico industrial de la regi¨®n, y la revitalizaci¨®n de las realizaciones empresariales privadas no se podr¨¢ conseguir al margen de la vigorizaci¨®n y remodelaci¨®n de las empresas p¨²blicas.
Pero no se trata s¨®lo de eso. Debe contribuir tambi¨¦n el Gobierno regional asturiano, con su pr¨¢ctica de gesti¨®n y con sus actuaciones de pol¨ªtica econ¨®mica, a definir lo que tiene que ser una estrategia de todo el sector p¨²blico espa?ol capaz de dar una respuesta adecuada a las renovadas necesidades de una sociedad que ha conocido en pocos lustros un profundo cambio y para satisfacer los requerimientos que le demanda una duradera y compleja crisis econ¨®mica. Una estrategia que se dirija no a costear pasivamente, sino a promover y concertar las reformas estructurales y los re¨¢justes sectoriales en la industria que requieren las alteraciones de precios y costes relativos a los cambios en la demanda en el escenario de la crisis econ¨®mica internacional.
Una estrategia que se dirija no a convertir a las empresas p¨²blicas en falsos y costosos instrumentos de lucha contra el paro, sino a conseguir en ellas altos niveles de eficiencia gerencial, un control estricto y avances en los campos de la prodiactividad, la investigaci¨®n y las condiciones de trabajo.
Una estrategia, en fin, que se proponga no tanto la ampliaci¨®n del sector p¨²blico de forma indiscriminada (o vergonzante, como hasta ahora se est¨¢ produciendo en muchos casos: ah¨ª est¨¢n esas veinte nacionalizaciones de empresas efectuadas en los ¨²ltimos cinco a?os, seg¨²n se reconoc¨ªa no hace muchas fechas en estas mismas p¨¢ginas), cuanto la mejor organizaci¨®n de sus servicios y la m¨¢s racional distribuci¨®n de sus competencias.
c) El tercer frente, finalmente, debe situarse en el terreno de la exploraci¨®n de nuevas posibilidades de desarrollo para la econom¨ªa de la regi¨®n.
Con todas las limitaciones que determina la escasa amplitud territorial y demogr¨¢fica de Asturias, el Gobierno del Principado puede alentar nuevas iniciativas, superando esa arcaica concepci¨®n unidimensional del crecimiento econ¨®mico que identifica progreso con industrializaci¨®n, y a ¨¦sta con el impulso de una indeterminada y diversificada indu stria transformadora, con desprecio de las ventajas derivadas de una especializaci¨®n bien consolidada ya.
Potenciar nuevos horizontes para la econom¨ªa regional, en suma, como medio para hacer realidad aquel deseo que en 1915 formulara Ortega y Gasset: convertir a "Asturias -sin ret¨®rica, sin t¨®picos sonoros, sin gesticulaciones, sin vanidades- en un pueblo apto para realizar con vigor y plenitud en el ambiente aldeano de Espa?a aquel minimum de modernidad que es imprescindible para flotar sobre la corriente de los tiempos".
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