Termina en EE UU una era del 'rock' en la radio
Una era bulliciosa y primaria de la historia de la radio y la m¨²sica popular se acab¨® la semana pasada en Estados Unidos, al convertirse la famosa emisora neoyorquina WABC a una programaci¨®n de charlas y noticias, despu¨¦s de un cuarto de siglo dedicado al rock y al pop
La ca¨ªda del ¨²ltimo basti¨®n, en la onda media norteamericana, de lo que en Espa?a se ha llamado -por ejemplo- Los cuarenta principales, viene a ratificar la obsolescencia de una f¨®rmula pensada para una audiencia juvenil, y su sustituci¨®n por la de las emisoras, m¨¢s sofisticadas y especializadas, que han surgido en frecuencia modulada durante la ¨²ltima docena de a?os.Ron Lundy, un pinchadiscos que llevaba veinte a?os en la emisora neoyorquina de la American Broadeasting Corporation, present¨® el 10 de mayo el ¨²ltimo programa rockero, dedicado sobre todo a viejos discos, en particular los primeros de los Beatles, con cuya llegada a Estados Unidos alcanz¨® su cenit este tipo de radio. Junto a Lundy estaba Dan Ingram, otro veteran¨ªsimo locutor dedicado, tras los micr¨®fonos, a una suerte de eterna adolescencia. Al finalizar la emisi¨®n se escuch¨® por ¨²ltima vez el m¨ªtico indicativo musical, Seventy-seven, W-A-B-C, y la m¨²sica se call¨® definitivamente.
Una serie de cambios sociales, entre ellos el envejecimiento paulatino de la poblaci¨®n interesada en el rock, han ido minando en Norteam¨¦rica las f¨®rmulas simplistas de radiodifusi¨®n musical, de las que fue pionera la WABC. En la ¨¦poca en la que los ¨¦xitos se lograban con discos sencillos, o sea, con una sola canci¨®n cada vez, estas emisoras establec¨ªan cada semana una clasificaci¨®n de los veinte, treinta o, a lo sumo, cuarenta primeras canciones, y las radiaban machaconamente, repiti¨¦ndolas sin cesar para unos fans que no ped¨ªan nada m¨¢s.
Un lugar privilegiado
Estas f¨®rmulas primarias lograron, sin duda, instalar definitivamente el rock en un lugar privilegiado y separado de la m¨²sica adulta, y contribuyeron poderosamente a derrotar los embates contra la indecente m¨²sica juvenil que, a finales de los a?os cincuenta, surg¨ªan de los sectores m¨¢s conservadores de la sociedad norteamericana. El primitivismo y la falta de variedad de los programas tipo top twenty, por otra parte, favorecieron tambi¨¦n la aparici¨®n de un amplio fen¨®meno de corrupci¨®n de los pinchadiscos por parte de las casas discogr¨¢ficas que pretend¨ªan colocar sus productos en las ondas. Esa corrupci¨®n ha de sempe?ado un papel no desde fiable en el paulatino descr¨¦dito de la f¨®rmula.
Adultos competidores
Hoy, los cantantes y conjuntos logran sus principales ¨¦xitos y la mayor parte de sus ingresos con la venta de ¨¢lbumes, y la creciente sofisticaci¨®n y diversificaci¨®n de la m¨²sicapop han ido seginentando la audiencia. De ah¨ª que proliferen, en FM, las emisoras mucho m¨¢s espcializadas y adultas que sus viejas competidoras de onda media. La audiencia y los ingresos publicitarios de ¨¦stas han ca¨ªdo en picado, y hac¨ªa ya a?os que WACB hab¨ªa perdido a sus dos competidoras locales, WMCA y, WINS, pasadas al formato del todo hablado que, en onda media, se ha impuesto en Norteam¨¦rica.El ocaso de las emisoras top twenty levanta interrogantes sobre el futuro del mercado de los discos sencillos. Por otra parte, ese ocaso es tambi¨¦n el de una raza de pinchadiscos estrepitosos y bullangueros, cuyo desparpajo y cuyas excentricidades maravillaban, ¨²ace veinte a?os, al oyente que llegaba a Estados Unidos de la recatada Europa.
Entre esos locutores, como Ingram y Lundy, estuvieron personajes verdaderarnente estramb¨®ticos, y en particular Murray the K y Wolfman Jarck. El primero, con su acento de Brooklyn y su voz desencajada, se autotitul¨® el quinto beatle y, efectivamente, desempe?¨® un papel activo en la difusi¨®n de la m¨²sica del grupo brit¨¢nico en Estados Unidos a partir de 1963. El segundo, famoso por su inimitable voz cascada, sus aullidos de lobo y su acongojante aspecto Esico de eremita hirsuto, ya era un personaje legendario hace diez a?os, cuando George Lukas le dio un papel estelar en American graffiti, una pel¨ªcula ambientada en 1962.
Hoy, Wolfman, Jack se dedica a presentar m¨²sica pop -fundamentalmente, viejos ¨¦xitos- en la cadena de emisoras de las ftierzas armadas, norteamericanas. Y Murray the K, el quinto beatle, ha muerto hace unas semanas de c¨¢ncer. Ten¨ªa 51 a?os.
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