Teor¨ªa del torero bajito
Existe una teor¨ªa, avalada por los enciclopedistas del toreo, seg¨²n la cual el arte, la gracia y el valor son inversamente proporcionales a la altura en cent¨ªmetros de los toreros. Hay que estar de acuerdo. Han pasado por la plaza de Las Ventas una larga suerte de espec¨ªmenes espigados, altotes y con cierto desgarbo general. Fu¨¦ronse y no hubo nada. Ayer llegaron tres bajitos y lograron mover las neuronas del personal. Un aficionado del diez (para la completa verdad de la historia rese?emos que era bajito), acert¨® en el resumen de la teor¨ªa antedicha, al comentar con ¨¦nfasis un buen momento de Miguel M¨¢rquez: "?Mirad!: Se crece como un atlante".Claro que luego estas cosas del valor y el arte se desnaturalizan por completo. cuando el entendido descubre p¨²blicamente un defectillo de M¨¢rquez que, como adem¨¢s de bajito es medio calvo, cosa poco ortodoxa para el oficio de matar toros, ha tratado de resolver el problema con un a modo de peluqu¨ªn o trasplante capilar, que le oculta aquel flequillo tan racial que exhib¨ªa anta?o.
Ante los toreros bajitos, los toros escarban m¨¢s y es m¨¢s f¨¢cil admitir como verdadera aquella an¨¦cdota seg¨²n la cual y a la pregunta de un biso?o sobre las razones que mueven a un morlaco para hincar sus manos en la arena, respondi¨®: "Est¨¢ cavando la tumba del torero".
H¨¢ganse cargo: el empresario de la plaza de Madrid admite que un d¨ªa normal de corrida en la Feria de San Isidro ingresan en taquilla alrededor de diecisiete millones de pesetas; los maledicentes dicen que hay que a?adir dos kilos al conjunto. Incluso creyendo al empresario, todos coinciden en que, previstos los riesgos, Las Ventas es negocio. Con tal antecedente, es de suponer lo mal que lo estar¨¢ pasando el se?or Chopera al saber que ma?ana, martes, en el pleno de la Diputaci¨®n provincial, va a ser examinada la llamada pol¨ªtica taurina, en la que se incluyen aspectos de su gesti¨®n como arrendatario. A ciertos aficionados no les satisface, por ejemplo,que haya incluido,de tapadillo toros de una ganader¨ªa expedientada por supuesto afeitado.
Juanito de espectador
Tambi¨¦n estaba en los toros casi de tapadillo Juanito, jugador del Real Madrid y la selecci¨®n nacional, que, descubierto por los rastreadores de tendidos, pregunt¨¢banse por qu¨¦ no estaba el futbolista en la correspondiente y obligada concentraci¨®n de Valencia. Uno de los que se lo preguntaban era Angel Luis Bienvenida, presente como siempre en una delantera baja del nueve y con toda seguridad alejado, mentalmente, de este empleo de alto ejecutivo en una cadena de gasolineras que no gusta de exhibir. Los taurinos desconoc¨ªamos que el futbolista gozaba de permiso.
Babelia
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