Las dos medidas de Ruiz Miguel, torero de Madrid

A un torero le ponen el sello de "legionario" y le amargan para toda la vida. Este era el caso de Ruiz Miguel,que recorre el mapa taurino estoqueando los toros que nadie quiere. Y triunfa, ?vaya si triunfa!. Pero ¨²ltimamente tiene la fortuna de alternar los huesos duros de roer con carnecita tierna y jugosa, y esto le vale para dar las dos medidas que lleva dentro.As¨ª, ayer, en el Saltillo reserv¨®n, incierto y de sentido, dio la medida de su valor, de su dominio y de su torer¨ªa. Ruiz Miguel se jug¨® el f¨ªsico porfiando por un pit¨®n izquierdo dif¨ªcil, dominando la violencia del derecho, y cuando tuvo al animal sometido, le ret¨® de rodillas y lo tumb¨® de una estocada.

Por contraste, el quinto era noble, y aqu¨ª dio Ruiz Miguel su otra medida, pues no le sal¨ªa el toreo de temple y gusto que solicitaba la excelente embestida. Dominador estuvo, cierto que s¨ª, y fue un alarde de t¨¦cnica la facilidad con que se llev¨® ese toro a los medios. Siguieron luego naturales y redondos, m¨¢s esforzados que art¨ªsticios; sufri¨® un desarme y varios achuchones; volvi¨®, encorajinado, a la cara del animal, y lig¨® una serie de naturales hondos, que pusieron al p¨²blico en pie. Esta vez mat¨® mal, de bajonazo, y le fall¨® el descabello.

De cualquier forma, el p¨²blico le hizo dar dos vueltas al ruedo, le aclam¨® "?torero!"; en definitiva, le obsequi¨® un triunfo sonado. Y sin duda con todo merecimiento, pues Ruiz Miguel es para Madrid s¨ªmbolo del valor, la honradez y la torer¨ªa, obtenidas frente al toro limpio, de casta y trap¨ªo.

Ese toro estuvo ayer en Las Ventas y ofreci¨® espect¨¢culo. Los c¨¢rdenos Saltillo, armados y serios, requer¨ªan lidia inteligente y pocos pases. El error de Miguel M¨¢rquez fue prolongar la faena a su primero, pues cuando llevaba instrumentada una docena de muletazos decorosos, la res se avis¨®. De ah¨ª en adelante el trasteo se hizo desordenado y peligroso, y a la hora de matar el animal se defend¨ªa. Falt¨® muy poco para que se lo echaran al corral.

Jorge Guti¨¦rrez debi¨® de tomar buena nota de lo sucedido y a su Saltillo le hizo una faena en la que no hubo ni un pase de m¨¢s. Tore¨® al natural y en redondo cargando la suerte, se ech¨® todo el toro por delante en los de pecho, que marcaba al hombro contrario, y cuando le pid¨® la muerte, entr¨® a volapi¨¦ neto y dej¨® una estocada en lo alto que por s¨ª sola val¨ªa la oreja. Al mexicano se le saltaban las l¨¢grimas durante la vuelta al ruedo y bes¨® un pu?ado de albero, en gesto de agradecimiento al premio que le conced¨ªa la capitalidad del mundo taurino.

En efecto, tiene un gran valor pues sale de Las Ventas con su cartel en alza, y sin duda lo merece. El mexicano sabe torear bien con capote y muleta, aunque tambi¨¦n puede ser un pegapases insoportable, como vimos en el sexto, a cuya nobleza aplic¨® una faena reiterativa e interminable.

El cuarto, de Alonso Moreno, se quebrant¨® en una brava pelea con el caballo y Miguel M¨¢rquez apenas pudo sacarle pases. A ese toro, que se arrancaba de largo en el primer tercio, el picador Jos¨¦ C¨¢rdenas lo recibi¨® de frente, meti¨® la vara en lo alto y aguant¨® la codiciosa embestida. Fue un gran puyazo pero parte del p¨²blico, que debe entender al rev¨¦s la lidia, se lo agradeci¨® lanz¨¢ndole una lluvia de botes. "Si lo s¨¦, no lo hago" debi¨® pensar C¨¢rdenas. Mal precedente es que a un picador le traten a patadas por hacer bien la suerte. Pero ayer hab¨ªa en Las Ventas mucho p¨²blico dominguero e incivil y encima tuvo suerte, porque presenci¨® una de las corridas m¨¢s interesantes de cuantas llevamos en la feria. Los toros dieron emoci¨®n a la tarde y Ruiz Miguel la engran deci¨® con su valor y su honradez Madrid le proclama torero