Los minusv¨¢lidos y los partidos pol¨ªticos
No se trata, por supuesto, de fisgonear o inmiscuirnos en la manera de votar de una gente que tiene todo el derecho del mundo a mantener en secreto su elecci¨®n, sino de analizar un poco, a vuela pluma, las expectativas que cada partido nuestro pa¨ªs ofrece a un sector que, a lo largo de la historia, ha sido y sigue siendo marginado e ignorado. Est¨¢ en tramitaci¨®n y a punto de salir a la calle una ley de integraci¨®n del minusv¨¢lido, en la cual -y esto es lo preocupante- est¨¢n todos los partidos pol¨ªticos m¨¢s o menos de acuerdo.La izquierda, como siempre, ha preferido otorgar, diciendo que hay que evolucionar aceptando lo menos malo, aunque esta ley sea arcaica y marginante. Parece que la izquierda ha tenido que recurrir a ella como remedio para arreglar lo que deber¨ªa estar contemplado por las leyes seg¨²n las que nos regimos todos los espa?oles. Muchos partidos no se preocupan, en la realidad, m¨¢s que de sus intereses particulares, y s¨®lo algunos se acuerdan del minusv¨¢lido a la hora de hacer propaganda en sus campa?as electorales o para poner a su disposici¨®n, el d¨ªa de la votaci¨®n, veh¨ªculos y ambulancias para que puedan depositar su voto en las urnas, con la consiguiente mediatizaci¨®n impl¨ªcita que esto lleva consigo.
Pero lo interesante ser¨ªa saber c¨®mo se contempla o qu¨¦ se piensa del minusv¨¢lido desde los altos estamentos del Estado.
Haciendo un poco de historia -la experiencia lo demuestra-, el minusv¨¢lido siempre ha sido considerado, en el mejor de los casos, como un sujeto digno de compasi¨®n al que se ha intentado proteger -cuando no se le ignoraba-, dando a los padres la posibilidad de llevarlos a unos centros de recuperaci¨®n -casi siempre insuficientes, por lo cual han proliferado una serie de centros privados que se han aprovechado y medrado a costa de la gran escasez de centros estatales cobrando unas cantidades fuera del alcance de los bolsillos modestos, por lo que ha sido siempre la clase pudiente la m¨¢s beneficiada- donde s¨®lo se les trataba en el aspecto f¨ªsico, sin tener en cuenta el aspecto intelectual y cultural.
Por todo esto, el minusv¨¢lido siempre estaba en una actitud de sujeto paciente y de agradecimiento (idea inculcada por los propios padres), por la poca ayuda que en forma de migajas -hasta hace poco percib¨ªamos una ayuda de 1.500 pesetas que despu¨¦s subi¨® a 3.000- recib¨ªa del poder establecido, y era apartado de toda ideolog¨ªa o concienciaci¨®n pol¨ªtica, ya que eso ser¨ªa como el perro que muerde la mano del que le da de comer.
M¨¢s de un mill¨®n de minusv¨¢lidos
Al llegar la democracia y aumentar las libertades de la poblaci¨®n espa?ola, algunos minusv¨¢lidos hemos podido, por suerte, salir a la luz p¨²blica y hacernos o¨ªr en algunos medios de comunicaci¨®n, que, por suerte, nos han brindado su apoyo y comprensi¨®n, aunque, por desgracia, se nos sigue minusvalorando.
En definitiva, lo que yo pretendo reivindicar en este art¨ªculo es nuestra identidad ideol¨®gica y pol¨ªtica, y decir al Gobierno y los partidos pol¨ªticos que deben contar con nosotros y ofrecernos alternativas claras y que est¨¦n dispuestos a cumplir, porque ya estamos hartos de promesas y parches.
Para informaci¨®n de los lectores, entre los que espero se encuentre alguno de nuestros dirigentes, quiero decir aqu¨ª que, seg¨²n unos recientes datos del INSERSO, existen en Espa?a 1.200.000 minusv¨¢lidos, lo que equivale al 3% de la poblaci¨®n actual, de los cuales, el 72,3% son minusv¨¢lidos f¨ªsicos, y el resto ps¨ªquicos. Haciendo una abstracci¨®n imaginativa, me pregunto qu¨¦ pasar¨ªa si se contase con el suficiente potencial econ¨®mico para crear un partido pol¨ªtico que tuviera entre las metas principales de su programa una integraci¨®n real y eficaz de los minusv¨¢lidos dentro de nuestra sociedad, teniendo en cuenta que, adem¨¢s del voto de los minusv¨¢lidos, habr¨ªa que contar con el de los familiares m¨¢s cercanos -como m¨ªnimo-, con lo cual estar¨ªamos jugando con m¨¢s de dos millones de votos, tirando por lo bajo.
Por ¨²ltimo, me gustar¨ªa recordar una frase del gran Plat¨®n, que dijo: "El hombre es un animal pol¨ªtico" y el minusv¨¢lido es hombre antes que minusv¨¢lido -al decir hombre no me refiero al g¨¦nero masculino, sino al sentido de especie humana-, por lo cual los partidos pol¨ªticos y nuestra sociedad en general deben tener en cuenta que el minusv¨¢lido como persona puede tener, y de hecho tiene, una capacidad que le permite entrar en el juego pol¨ªtico del pa¨ªs, y dentro de su militancia en cualquier partido defender los derechos de todos sus compa?eros minusv¨¢lidos.
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