Garc¨ªa D¨ªez, desasosiegos y lealtades

Al vicepresidente econ¨®mico, Juan Antonio Garc¨ªa Diez, no le han ido bien en su papel de mediador. Su idea de lo que deb¨ªa ser UCD, un conglomerado ideol¨®gico de amplio espectro, en el que convivieran en armon¨ªa liberales de Garrigues, democristianos alejados de Fraga, independientes, socialdem¨®cratas y suaristas, no ha sido posible. Y ahora, este abogado y economista de 42 a?os, que sobrevivi¨® a la crisis del equipo econ¨®mico del profesor Fuentes Quintana para dimitir poco despu¨¦s de la cartera de Comercio al discrepar con la pol¨ªtica econ¨®mica de Fernando Abril, mira con des¨¢nimo el futuro de su partido, porque ni le gusta una UCD derechizada, ni le entusiasma un centro con un ala liberal tremendamente debilitada, lo que le aboca, a ¨¦l y a sus compa?eros socialdem¨®cratas, a una alianza con los suaristas.Si en el terreno de las ideolog¨ªas, Garc¨ªa Diez se encontrar¨ªa c¨®modo tanto con estos ¨²ltimos como con los liberales, su lealtad a Leopoldo Calvo Sotelo -que fue, a fin de cuentas, quien le nombr¨® para el importante cargo que ocupa- condiciona su actuaci¨®n pol¨ªtica. Tampoco puede Garc¨ªa Diez erigirse como l¨ªder indiscutible de los socialdem¨®cratas centristas, porque reavivar¨ªa la amimadversi¨®n de la CEOE y su cargo de vicepresidente econ¨®mico del Gobierno no le permite tales lides. La estrepitosa derrota sufrida en C¨¢diz el pasado domingo y el debate parlamentario sobre el envenenamiento t¨®xico, previsto para el pr¨®ximo d¨ªa ocho, son la guinda de sus desaosiegos.