Los 'gurkas', el ¨²ltimo ej¨¦rcito mercenario del mundo
Nawal Ram se ha hecho un hombre, ha cumplido trece a?os. En la mayor parte de Asia la adolescencia no existe. Eres ni?o mientras puedes, mientras la vida no te exige que asumas una responsabilidad de adulto. Nawal Ram ha adquirido hoy una de esas responsabilidades, ha tomado una decisi¨®n que determinar¨¢ su futuro y el de su familia. Va a ser sepoy de la Padish¨¢ Elizabeth, o sea, soldado de la reina de Inglaterra.Teniendo en cuenta que Nawal Ram ha nacido en, y no ha salido nunca de un valle del Himalaya situado a 10.000 kil¨®metros a vuelo de p¨¢jaro del Reino Unido, su decisi¨®n puede parecer una fantas¨ªa infantil, pero no lo es. Centenares de miles de compatriotas suyos, hijos del Nepal, han hecho esa elecci¨®n desde los tiempos en que la Honorable Compa?¨ªa se estaba apoderando de la India, con tanta astucia como fuerza, hasta hoy, 1982, cuando un batall¨®n nepal¨ª lucha para que la bandera brit¨¢nica ondee en las Malvinas.
Pero, ?qu¨¦ otra cosa puede hacer Nawal Ram? Las tierras y el ganado de su padre, como las de casi todos los padres del pa¨ªs, no alcanzan a sostener a la numerosa familia de nueve hermanos. La densidad de poblaci¨®n en el valle de Tarai, donde vive, y en el que est¨¢n casi todas las tierras f¨¦rtiles de Nepal, es de 237 habitantes por kil¨®metro cuadrado y no hay tierras para mantenerlos a todos y la industria es casi inexistente.
Destino misericordioso
Aunque Nawal Ram pertenece a esa minor¨ªa (19% en 1975) que sabe leer y escribir, sus padres no son lo bastante ricos para enviarle a la Universidad Tribhuvan de Katmand¨², ni lo bastante influyentes para conseguirle un puesto en la Administraci¨®n.
Pero a pesar de ello el destino ha sido misericordioso con ¨¦l, pues ha nacido en el seno de una familia Rai; es, por tanto, descendiente de rajputas, la casta de guerreros arios que conquist¨® el Nepal hace ochocientos a?os y fund¨® la dinast¨ªa y la raza gurka. Por eso Nawal Ram Rai ser¨¢ soldado, ser¨¢ gurka.
Y gracias a Brahma y a su viejo t¨ªo, jemadar Jab Bahadur Rai OBI, hombre muy respetado por esos dos t¨ªtulos que pone delante y detr¨¢s de su nombre (jemadar significa teniente ind¨ªgena del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, OBI es la Orden de la India Brit¨¢nica) no ser¨¢ uno de los 50.000 gurkas que sirven en el Ej¨¦rcito indio, sino uno de los 10.000 que lo hacen en el brit¨¢nico, que tienen mejor paga, mejor armamento y m¨¢s prestigio.
Un soldado gurka reci¨¦n ingresado en las fuerzas armadas brit¨¢nicas gana diez libras esterlinas de sueldo base, m¨¢s otras 3,20 para manutenci¨®n. Para Nawal Ram, la proyecci¨®n de esas cifras es algo dificil de controlar, pues su educaci¨®n es muy somera, pero en un a?o ganar¨¢ 880.000 pesetas, sin contar primas por desplazamientos ni alza del coste de vida. Nawal Ram no sabe que la renta per c¨¢pita de su pa¨ªs es de 130 d¨®lares, o sea, 13.000 pesetas al a?o, pero s¨ª sabe que lo que va a ganar como soldado es una cantidad fabulosa, que le permitir¨¢ sostener a una familia de veinte personas.
Firmar¨¢ por quince a?os, y cada vez ganar¨¢ m¨¢s, sobre todo si logra ascender a naik (cabo) o havildar (sargento). Y sus sue?os infantiles le pueden llevar a ilusionarse con lo imposible, pues en el Ej¨¦rcito ingl¨¦s hay un gurka que ha llegado a teniente coronel, aunque eso quedar¨¢ totalmente fuera de sus posibilidades, pues la educaci¨®n que ha recibido le alcanza justo para cumplir las exigencias de ingreso como simple soldado (su t¨ªo dice que antes no era as¨ª, que antes no se exig¨ªa a los soldados que supieran leer y escribir, sino que bastaba con saber cumplir las voces de mando y manejar el kukri -el enorme cuchillo que emplean en el cuerpo a cuerpo, y con el que son capaces de decapitar a un hombre- con valor).
Aventuras y gloria
Le han dicho que cada tres a?os tendr¨¢ derecho a seis meses de vacaciones -?qu¨¦ curiosa palabra!- en Nepal, para compensar el hecho de que a los soldados gurkas no se les permite llevar a sus familias a vivir con ellos, al contrario de lo que sucede con los ingleses. De momento, como es adulto desde hace muy poco, s¨®lo piensa en que va a viajar, a correr aventuras, a vestir de forma admirable, a ganar gloria para su regimiento y quiz¨¢ alguna medalla para ¨¦l. No sabe ni te importa si el servicio en el Ej¨¦rcito brit¨¢nico le dar¨¢ luego derecho a conseguir un permiso de residencia en el Reino Unido, pues lo que piensa, como casi todos los que le han precedido, es pedir la baja cuando cumpla esos quince a?os que dan derecho a pensi¨®n, y volverse a Nepal, a disfrutar de una paga de jubilaci¨®n, en plena edad viril, equivalente al doble de los ingresos que podr¨ªa lograr con toda una vida de trabajo.
No vivir¨¢, por supuesto, en uno de los centros que la Padish¨¢ Elizabeth sostiene en Nepal para los viejos veteranos, pero s¨ª cerca, porque as¨ª pasar¨¢ su vejez entre antiguos compa?eros, como su t¨ªo, con los que recordar¨¢ las antiguas batallas.
Batallas que recordar
Porque un gurka siempre tiene batallas que recordar. Desde que en 1815 los generales ingleses de la Honorable Compa?¨ªa alistaron a los gurkas que hab¨ªan hecho prisioneros en la guerra del Nepal, admirados no s¨®lo por su valor sino por su disciplina -un rey gurka, Prithi Narayan Shah, hab¨ªa, introducido en el pa¨ªs la t¨¢ctica militar europea, aprendida de los ingleses, a mediados del siglo XVIII, lo que le permiti¨® formar un peque?o imperio-, los gurkas han participado en no menos de diez guerras e innumerables campa?as menores al servicio de la Union Jack.
Un servicio mercenario, por supuesto; los gurkas son mercenarios puros. No sienten hacia la causa inglesa fidelidad nacional, ni adhesi¨®n ideol¨®gica; sin embargo, jam¨¢s han faltado a su juramento de lealtad. Tienen una especie de esp¨ªritu de casta guerrera de otra ¨¦poca, un honor de condotieros, una afecci¨®n hacia un determinado regimiento en el que sus abuelos han servido con hero¨ªsmo.
En la segunda guerra mundial, los japoneses intentaban convencer a los prisioneros gurkas que se cambiaran de bando, y los decapitaban si no acced¨ªan, pero no tuvieron ¨¦xito. Los alemanes capturaron a un batall¨®n entero en Tobruk, y Adolfo Hitler hizo dise?ar uniformes especiales para lo que pensaba que ser¨ªa su "legi¨®n hind¨²", e incluso cre¨® una condecoraci¨®n especial para los "liberadores de la India", pero ni unos ni otra entraron pr¨¢cticamente en uso.
La Brigada Gurka
El t¨¦rmino "brigada" con que se designa al contingente gurka en el Ej¨¦rcito ingl¨¦s no tiene sentido t¨¢ctico, sino s¨®lo administrativo. T¨¢cticamente hablando, los gurkas, encuadrados en cinco batallones de infanter¨ªa, uno de ingenieros, otro de transmisiones y otro de intendencia, est¨¢n distribuidos de la siguiente forma: Hong Kong Force, la brigada reforzada de infanter¨ªa que guarnece Hong Kong, que cuenta con un batall¨®n de infanter¨ªa ingl¨¦s y tres gurkas. Hong Kong es el cuartel general de la Brigada Gurka, donde est¨¢n sus centros de entrenamiento y sus servicios; Reserva Estrat¨¦gica del Reino Unido, las tropas con que el Reino Unido cuenta para atender "emergencias" en cualquier parte del mundo, estructuradas en una divisi¨®n y unidades independientes, entre las que se halla un batall¨®n gurka, que es el enviado a las Malvinas, y Destacamento de Brunei, el quinto batall¨®n gurka, guarnecedor del Sultanato independiente de Brunei, miembro de la Commonwealth, que Indonesia ha intentado anexionarse por las armas.
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