La ¨²nica salida

"El teatro como servicio p¨²blico es la ¨²nica salida". La frase la repitieron ayer, en distintos momentos, el director del Atelier de Lovainay el del Teatro Espa?ol, uno y otro desde experiencias distintas: el primero, triunfante y el segundo, sumido en la kafkiana realidad de un g¨¦nero que en Espa?a es definido, tantas veces con raz¨®n, como cenicienta de la cultura oficial.La gran compa?¨ªa belga tiene estatutos diferentes a los del Teatro Nacional espa?ol pero recibe, como ¨¦ste, subvenciones del Estado. Lo que les distingue son los resultados, producto de distintos planteamientos. El Atelier es, en primer lugar, una escuela de teatro. Por tanto, tiene estabilidad en actores y t¨¦cnicos, pero no en los directores, que marcan pautas nuevas y dan al grupo su universalidad. No obstante ser ¨¦l mismo un gran director, adem¨¢s de actor, Armand Delcampe ha tenido la habilidad de contratar por a?os a directores de otros pa¨ªses, algunos de los cuales han llevado al grupo a cotas de calidad y renombre excepcionales. As¨ª Benno Besson, el disc¨ªpulo predilecto de Bertolt Brecht, o el contrato vigente con el checo Otomar Krejca.

Por el contrario, el Teatro Espa?ol no tiene ni director estable (sino contratado por obras, sin posibilidad de planificaciones a largo alcance) ni, lo que es m¨¢s grave, actores o t¨¦cnicos fijos.

En todo caso, ambos m¨¦todos, el segundo con errores que pueden y deben ser corregidos, son los ¨²nicos que permiten hacer teatro de calidad, es decir espect¨¢culos ambiciosos en t¨¦cnica y tambi¨¦n en actores, sin la obsesi¨®n de la taquilla y el presupuesto.